Espacio de opinión de Canarias Ahora
Encuentro con el otro
Cuenta Kapuscinski que el otro puede ser visto como enemigo o como cliente. En la época de los imperios europeos se produjo la esclavización del otro, la ocupación de sus tierras. El hombre blanco llegó a África y a América para conquistar “al salvaje, caníbal y pagano cuya humillación se consideraba un derecho”. Gracias a los libros de historia sabemos que en esa conquista iba como avanzadilla de Europa lo peor de cada casa, en los barcos de los colegas de Cristóbal Colón se montaban los criminales, malhechores, delincuentes y vagabundos, que acudían a la aventura incierta de un viaje que podía acabar en muerte, no se apuntaban gente que tenía la vida resuelta. Los que no respetaban la ley en sus tierras europeas imponían sus leyes a los aborígenes en África y Ámerica durante la conquista, fue un encuentro violento con el otro.
Kapuscinski recurre al filósofo Lévinas, que escribió que debemos colocarnos en pie de igualdad y mantener un diálogo con el otro, según Lévinas ese encuentro con el otro nos lleva a sentir incluso: “ debo sentirme responsable de él”. Lévinas era un “dialoguista”, defendía en encuentro y el diálogo con el otro, los dialoguistas rechazaban la guerra porque supone un aniquilamiento.
También reflexiona Kapuscinski sobre el otro a partir del nacionalismo, de la clasificación del otro por su adscripción a la nación, no importa si el otro es sabio o tonto, joven o viejo, bueno o malo, lo que lo define es que sea inglés, turco o armenio. Dice Kapuscinski que “el rasgo más peligroso del nacionalismo es que a él va indisolublemente unido el odio hacia el otro. La dosis de ese odio puede variar, pero su concurrencia es segura”. Mi concepto de nacionalismo político es más positivo que el de Kapuscinski. No aprendí el nacionalismo en las prácticas oportunistas de Coalición Canaria, ni en el discurso demagogo de muchos de sus dirigentes, me acerqué al nacionalismo a través de la lectura de libros, revistas y artículos de personas comprometidas con sus pueblos, conocí a nacionalistas y al nacionalismo antes del parto de Coalición Canaria. Por eso no coincido con la generalización que hace Kapuscinski del nacionalismo, aunque entiendo al periodista polaco porque él fue testigo directo de algunas guerras que nacieron del odio al otro promovido por ideologías ultranacionalistas.
Este esfuerzo que hago por entender al otro, al diferente a partir de las reflexiones de Kapuscinski. no pretende ser un homenaje a uno de los mejores reporteros del siglo XX. El periodista polaco ya tuvo en vida importantes reconocimientos públicos y no necesita el aplauso apalabrado de un cronista ultraperiférico. A quien quiero reconocer hoy aquí es a Moszy, ese joven africano que llegó a Tenerife el pasado 29 de marzo. Moszy tiene 18 años y es albino, Moszy está ingresado en el Centro de Retención de Hoya Fría, junto a sus 60 compañeros de viaje. Las autoridades tramitan su expulsión. Pero Moszy pidió asilo político. Moszy es un hombre blanco, de pelos blancos que viene de un país de hombres negros. El sol bajo el que viven y mueren los africanos daña la piel de Moszy, que necesita crema solar para protegerse. La crema solar es un lujo en su país. Moszy quiere quedarse a vivir entre nosotros porque dice que en su pueblo el cuerpo de los albinos es codiciado por la brujería. Moszy contó a los abogados que si lo devuelven a su país podría ser víctima de los brujos, su cuerpo podría ser descuartizado, sus dedos utilizados como amuletos y su sangre sería recolectada por los brujos para fabricar “muti”, una bebida que trae la fortuna. Moszy es el otro en África y el otro aquí. Moszy es el otro entre los otros. El maestro Kapuscinski hubiera encontrado en la foto de Moszy el retrato perfecto para ilustrar la portada de su libro “Encuentro con el otro”, espero que el gobierno del Estado que reconoció a Kapuscinski con el Premio Príncipe de Asturias no escupa sobre sus libros decretando la expulsión de Moszy.
Juan GarcÃa Luján
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