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¿Libertades sin esperanzas?: Julian Assange y los periodistas amenazados, encarcelados y asesinados
Las autoridades políticas no son autoridades morales. Ni en Europa ni América ni en ningún sitio del mundo. Hasta el día de hoy la burocracia estatal y los gobiernos estadounidenses no han sido modelos de actuaciones políticas acordes con una ética con validez universal. Sus actuaciones han sido siempre en defensa de los intereses de sus oligarquías millonarias y no de los ciudadanos americanos.
Los burócratas del imperio norteamericano exigen la extradición para encerrar a Julian Assange en Estados Unidos, donde le esperan 175 años de cárcel. Sus abogados argumentan que se trata de un caso de grandes intereses políticos.
El renovado intento de la Administración Biden de lograr la extradición de Assange levanta protestas y temores a nivel internacional. Incluso los diputados del Bundestag alemán hablan del proceso político y ven peligrar la libertad de prensa a nivel mundial.
Libertad de prensa para adular no para criticar
Está más claro que el agua pura que el imperio americano y sus subditos europeos tienen absoluta libertad para halagar a sus gobiernos y criticar a rusos, chinos y no-occidentalistas. Cuando esa Prensa critica a sus gobiernos o señalan errores o imperfecciones en las llamadas democracias capitalistas se convierte en sospechosa de estar al servicio de fuerzas oscuras o rusas o chinofilas. Y entonces haciendo uso de la libertad comercial se compran esos poco dóciles periódicos o radios y se les reconduce a la senda del Bien. El perseguido, acosado y desde hace tiempo encarcelado Julian Assange demostró desde su juventud grandes habilidades en la programación, Julian Assange fundó Wikileaks el año 2006. Y su actividad investigadora se supone que ha revelado cerca de diez millones de documentos con informaciones sobre orígenes e intereses ocultos de las guerras, del espionaje y la corrupción. Su protagonismo en descubrir información clasificada de secreta le ha puesto en la picota y condenado, pues contenía toda una serie de informes reservados afectando tanto a Estados Unidos como a otros gobiernos incluido el mismísimo Vaticano.
¿Qué han hecho Julian Assange y Chelsea Manning?
Cuando Assange en el 2010 informó en Wikileaks con un vídeo que desde un helicóptero militar estadounidense mostraba a civiles asesinados en Bagdad, capital de Irak, firmó su propia condena. La moral del imperio se tambaleaba pues el descarado Assange además, mostró miles de documentos proporcionados por Chelsea Manning, una ex analista de inteligencia del ejército estadounidense. Los documentos informaban de que el ejército norteamericano habría estado manchado en la sangre e involucrado en la muerte de inocentes civiles en una serie de incidentes no denunciados durante la intervención americana en la guerra de Afganistán.
Manning fue detenida en 2010 y sentenciada a 35 años de prisión en 2013 por “una de las mayores filtraciones de información clasificada en la historia de EE.UU.” La Manning pasó 7 años en la carcel (uno de de ellos en aislamiento total) hasta que Barack Obama le concedió perdón presidencial, pero volvió a verse encarcelada por negarse a declarar ante un gran Jurado sobre WikiLeaks. De aquella época habla poco, pero intentó suicidarse por dos veces y Amnistía Internacional denunció que sufrió maltrato a manos de sus guardianes. “La cárcel cambió por completo mi percepción del mundo y mis valores”, ha dicho Manning. “Ahora aprecio mi tiempo y mi relación con los demás frente a una vida esencialmente materialista. En la cárcel también se generan entornos comunitarios sin tener acceso a una casa, a un coche ni a riquezas”, asegura, pero sin dejar de reivindicar que “la gente no quiere vivir en jaulas, desconectada”. La imposibilidad de asociarse con otros, expresarse libremente y luchar fue “un paso atrás para tomar perspectiva”.
“Como dijo una vez el ya fallecido Howard Zinn, no existe bandera lo bastante grande como para tapar el asesinato de gente inocente”, escribió en un comunicado antes de entrar en la cárcel. Pero no le gusta ahondar en la filtración ni en la figura de Julian Assange. En 2018, Chelsea Manning se presentó como candidata al Senado por Maryland. Su programa incluía cerrar cárceles, liberar reclusos, eliminar las fronteras nacionales y reestructurar el sistema judicial penal. Aquel intento politico no triunfó pero dice que sabe más y que no se arrepiente. Ahora bien, con perspectiva, sabe que “cambiar el sistema americano desde dentro es un tema mucho más profundo que conseguir representatividad”.
“La idea de que si hubiera más mujeres o personas trans en las instituciones mejorarían las cosas es una falacia. He visto a mujeres y minorías –trans o personas racializadas– llegar al poder dentro de este sistema y hacer lo mismo. El establishment les vuelve incapaces de parar el daño y la destrucción. EEUU no se va a convertir en una nación más pacífica por tener un piloto trans de drones o una mujer presidenta”, asegura. “Las normas siguen existiendo, lo que hay que hacer es plantearse reestructurarlas de forma distinta”.
Manning advierte que su enfoque es muy “americanocentrista”, pero que las estrategias que usa la extrema derecha en USA se reproducen en distintas culturas y diferentes idiomas. Y si vemos lo que ocurre en Europa y especialmente en España con el PP y VOX tiene razón.
Si Julian Assange es terrorista, entonces Biden es un dictador
Este titular de la periodista Marta Peirano en El País del 12 diciembre del pasado 2021 sigue tristemente teniendo actualidad. La acusación de la Administración de EE UU contra el periodista Assange supone un grave precedente que podría recortar la libertad de prensa en todo el mundo.
Y Assange fue acusado por la burocracia imperial de conspirar para irrumpir en bases de datos militares. Desde entonces, se le acosó con una serie de problemas legales, incluyendo acusaciones no relacionadas con Wikileaks.
Una Democracia pluralista debe soportar críticas. Esa es la opinión de todas las organizaciones de Derechos Humanos, derechos civiles y periodismo serio internacional, desde Amnistía Internacional (AI) hasta el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) y Reportros sin Fronteras (RSF).
“La persecución en curso contra Julian Assange pone en peligro la libertad de los medios de comunicación en todo el mundo”, advirtieron la Federación Internacional de Periodistas (FIP) y la Federación Europea de Periodistas (FEP), en un comunicado conjunto, el miércoles 14 de febrero.
La presidenta de la FEP, Maja Sever, ha declarado también que “los periodistas y sus sindicatos han reconocido desde el principio que Julian Assange está en el punto de mira porque realiza tareas que forman parte del trabajo diario de muchos periodistas: encontrar a un informante y denunciar delitos”.
Sufrir y morir por nuestras libertades
Pero si el caso Assange cobra urgencia por su actualidad no se trata, desgraciadamente, del único caso en este mundo.
El balance anual elaborado por Reporteros Sin Fronteras (RSF) sitúa en 45 el número de periodistas asesinados en el ejercicio de su profesión, a 1 de diciembre de 2023, la cifra más baja desde 2002, a pesar de la situación en Oriente Próximo. En Gaza, desde el comienzo de la guerra entre Israel y Hamas, al menos 13 periodistas han sido asesinados en el ejercicio de su trabajo, y 56 en total, si se incluye a los periodistas muertos sin relación evidente con su labor. En todo el mundo, 521 periodistas están encarcelados por causas arbitrarias relacionadas con su profesión (-8,4%, respecto a 2022).
“En Gaza, los periodistas están pagando un alto coste entre la población civil. Constatamos que el número de periodistas asesinados en el ejercicio de su labor es muy elevado: al menos 13 en un territorio minúsculo. Hemos presentado una denuncia ante la Corte Penal Internacional (CPI) para establecer la realidad de los hechos y hasta qué punto los periodistas han sido objetivos deliberados. En el plano global, el número de periodistas asesinados en el ejercicio de su profesión o por causa de ella registra un fuerte descenso prolongado en el tiempo. ¿Los motivos? Las medidas de seguridad que adoptan los medios, las formaciones y la concesión de material de protección, la prudencia, los efectos de la lucha contra la impunidad de las organizaciones intergubernamentales, el trabajo de las ONG también surte efecto…
Además de los 56 reporteros fallecidos en Gaza, otros cuatro fueron asesinados en Israel y tres más en el sur del Líbano. Solo los profesionales víctimas de este conflicto superan a los que han sido asesinados en todo el mundo en lo que va de año.
En 2023 fueron asesinados 45 periodistas y otros 575 han sido encarcelados o secuestrados. Reporteros sin Fronteras (RSF) acaba de publicar
Después de dos años de movilización para lograr su liberación, Reporteros Sin Fronteras celebra la liberación del periodista francés Olivier Dubois, retenido 711 días por un grupo armado afiliado a Al Qaeda en el Sahel.
“Estamos felices y sentimos un inmenso alivio. Habíamos tenido noticias tranquilizadoras de nuestro compañero en varias ocasiones durante los últimos meses, e incluso muy recientemente: parecía estar en buen estado, pero nos preocupaba la duración de su cautiverio. Agradecemos a las autoridades francesas haber utilizado los medios necesarios para lograr su liberación. Honra a Francia no olvidar a sus rehenes y permitirles recuperar su libertad. Nuestros pensamientos están con su familia, especialmente con su pareja y con su hijo. Agradecemos la movilización de todos los que han participado en la campaña a favor de su liberación”
El periodista francés ha reaparecido libre y sonriente en Niamey (Níger), hoy lunes 20 de marzo. El país, movilizado desde hace varios meses, ha desempeñado un papel importante en la liberación del periodista.
Olivier Dubois, que colaboraba con los periódicos franceses Libération, Le Point y Jeune Afrique, fue secuestrado el 8 de abril de 2021 en Gao, en el noreste de Malí, donde se había desplazado para entrevistar a un dirigente de un grupo armado. Un mes después, el 5 de mayo de 2021, apareció en un vídeo para confirmar que había sido tomado como rehén por el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), afiliado a Al Qaeda.
Un periodista liberado y libre es un motivo de alegría.
Desde la sentencia de extradición británica dictada en 2021, la salud ha pasado a ser el argumento con más peso dentro del caso del australiano Julian Assange. Ese mismo año 2021, la jueza Vanessa Baraitser, por ejemplo, tomó la decisión de bloquear la extradición, argumentando el alto riesgo de suicidio de Assange si entraba en el sistema carcelario de Estados Unidos.
Periodistas y lectores:En general poco podemos hacer, pero en la medida de nuestras posibilidades debemos hacer públicas tales injusticias y barbaridades contra la Prensa que no miente ni tergiversa, sino que lucha por nuestras libertades. La Libertad de Prensa es nuestra propia libertad.
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