La frase no es nuestra, vaya por adelantado. Y ni siquiera nos atrevemos a juzgar desde aquí las cualidades físicas de la hija del presidente del Gobierno, Dios nos libre. La sentencia en cuestión, que está siendo estudiada en profundidad por psicoanalistas y estrategas de campaña, apareció en una de las miles de pancartas que se pudieron ver en la manifestación contra la guerra en Madrid. “Aznar: tu hija es fea”. El mensaje de tan celebrada pancarta es claro y ahora que lo han descifrado los asesores de campaña, les queda la tarea más dura, convencer al iluminado: “Presidente, rompa su espejo, salga de ese sueño en que entró un día en El Escorial; no tiene usted los hijos más guapos del mundo, ni es usted más que lo que era en el colegio, en la Universidad o levantando actas de inspección de Hacienda. Ser dirigente del mundo mundial requiere más cosas que capacidad de soñar”. Pues eso, que despierte y se deje de incordiar.