Mucha variante, mucha circunvalación y los problemas no se resuelven. Andan calientes como antaño los vecinos de Tafira Alta, y más concretamente los del sector situado en torno al estrechamiento de la vieja carretera del centro de Gran Canaria, en el kilómetro ocho. Ven cómo el Ayuntamiento de la capital se gasta dinerales en bellísimos encartes sobre lo bien que anda su distrito y se acuerdan de la concejal del mismo, que no les escucha. A lo largo de dos kilómetros, ni bolardos ni aceras. Los coches pasan como bólidos y nadie aplica medidas. Y la única obra de interés, la rehabilitación del viejo molino de Las Magonolias, va camino de tardar como la Gran Pirámide. El Cabildo rehabilita fachadas de casas que la gente he optado por abandonar ante la baja calidad de vida en la zona. Alguien debe estarse preparando para una interesante operación especulativa.