Michavila, con abducida corresponsal

Tenemos que felicitar al departamento de agitación y propaganda del PP, porque lo sigue haciendo de maravilla. Lo acaban de demostar con José María Michavila, ministro de Justicia, a su paso por los territorios de ultramar, donde lanzó unas duras acusaciones contra los socialistas por el ingreso en prisión de su militante Dimas Martín. Meeeeec, meeec. Error fatal. ¿Dimas Martín militante del PSOE? Pues no lo es, por mucho que las declaraciones del ministro y la manera de jalearlas de la prensa del régimen así lo hayan podido insinuar. Dimas es del PIL, compró a un concejal del PP y mantiene un pacto con CC, luego, ¿por dónde enganchamos con el PSOE? Tiene el PP mucha habilidad, además de impagables corresponsales como la de El Mundo en Las Palmas, la inigualable Teresa Cruz. Jefa de prensa (y otras materias) en la Autoridad Portuaria de Las Palmas, la doña se deja fotografiar junto a su señor esposo de ella, Larry Álvarez, aplaudiendo a rabiar a Michavila y a Soria en el auditorio, para a continuación partir rauda y veloz al ordenador a escribir una sentida y apasionada crónica sobre la visita del ministro que es para enmarcar. Por lo menos mientras dure el régimen.

Tenemos que felicitar al departamento de agitación y propaganda del PP, porque lo sigue haciendo de maravilla. Lo acaban de demostar con José María Michavila, ministro de Justicia, a su paso por los territorios de ultramar, donde lanzó unas duras acusaciones contra los socialistas por el ingreso en prisión de su militante Dimas Martín. Meeeeec, meeec. Error fatal. ¿Dimas Martín militante del PSOE? Pues no lo es, por mucho que las declaraciones del ministro y la manera de jalearlas de la prensa del régimen así lo hayan podido insinuar. Dimas es del PIL, compró a un concejal del PP y mantiene un pacto con CC, luego, ¿por dónde enganchamos con el PSOE? Tiene el PP mucha habilidad, además de impagables corresponsales como la de El Mundo en Las Palmas, la inigualable Teresa Cruz. Jefa de prensa (y otras materias) en la Autoridad Portuaria de Las Palmas, la doña se deja fotografiar junto a su señor esposo de ella, Larry Álvarez, aplaudiendo a rabiar a Michavila y a Soria en el auditorio, para a continuación partir rauda y veloz al ordenador a escribir una sentida y apasionada crónica sobre la visita del ministro que es para enmarcar. Por lo menos mientras dure el régimen.