Mismo apellido, distinto proceder

Santiago y Jacinto se apellidan igual, pero ni son parientes ni se conducen del mismo modo. El primero, Santiago, trató de echarse fuera del potingue en el que de buenas a primeras se vio metido cuando alcanzó a ver el tamaño de las cochinadas. El segundo, Jacinto, siempre ha ido de sobrado, lo que quizás le confiere ese olfato fino que le permitía quitarse de enmedio en cuanto había un problema. Santiago ha hablado en el juzgado este miércoles de la existencia de una trama, y dicen quienes le conocen que tiene buenos sentimientos, que procura huir del lado oscuro de la fuerza. De Jacinto cabe esperar cualquier cosa, incluso que destape el tarro de las esencias y reparta ventilador a diestro y siniestro, siempre con la máxima de “yo no fui, que conste”.

Santiago y Jacinto se apellidan igual, pero ni son parientes ni se conducen del mismo modo. El primero, Santiago, trató de echarse fuera del potingue en el que de buenas a primeras se vio metido cuando alcanzó a ver el tamaño de las cochinadas. El segundo, Jacinto, siempre ha ido de sobrado, lo que quizás le confiere ese olfato fino que le permitía quitarse de enmedio en cuanto había un problema. Santiago ha hablado en el juzgado este miércoles de la existencia de una trama, y dicen quienes le conocen que tiene buenos sentimientos, que procura huir del lado oscuro de la fuerza. De Jacinto cabe esperar cualquier cosa, incluso que destape el tarro de las esencias y reparta ventilador a diestro y siniestro, siempre con la máxima de “yo no fui, que conste”.