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OPINIÓN | 'Una juventud frustrada', por Enric González

Pepa y la guerra

Tenía que llegar y llegó al Ayuntamiento de Soria (provincia de Las Palmas) el asunto de la muy preventiva y petrolera guerra de Irak, “ándele, ándele”, en versión tejana de Aznar. Y lo hizo de la mano de una moción muy elaborada y minuciosa del grupo de Coalición Canaria, defendida por Arcadio Domínguez. Como era de esperar, el PP se sumó de manera decidida a defender la paz, una vez ha descubierto que en realidad es el PSOE y la oposición en su conjunto la que quiere la guerra. Y los ciudadanos, engañados, claro, de lo bien que lo disimulan los malditos. La noticia no fue la moción, de la que no cabía esperar mucho. La noticia estuvo después, en la confirmación del estado anímico que invade al alcalde Soria de un par de días a esta parte. A preguntas de un periodista sobre la ausencia de la candidata Josefa Luzardo durante la discusión de esa moción, Soria no respondió. Ante la insistencia, se despachó con cajas destempladas, diciendo algo así como que daba igual su contestación porque el periodista iba a escribir lo que le diera la gana, al periodista, que no a Soria, lo que chincha y rabía cantidad.

Tenía que llegar y llegó al Ayuntamiento de Soria (provincia de Las Palmas) el asunto de la muy preventiva y petrolera guerra de Irak, “ándele, ándele”, en versión tejana de Aznar. Y lo hizo de la mano de una moción muy elaborada y minuciosa del grupo de Coalición Canaria, defendida por Arcadio Domínguez. Como era de esperar, el PP se sumó de manera decidida a defender la paz, una vez ha descubierto que en realidad es el PSOE y la oposición en su conjunto la que quiere la guerra. Y los ciudadanos, engañados, claro, de lo bien que lo disimulan los malditos. La noticia no fue la moción, de la que no cabía esperar mucho. La noticia estuvo después, en la confirmación del estado anímico que invade al alcalde Soria de un par de días a esta parte. A preguntas de un periodista sobre la ausencia de la candidata Josefa Luzardo durante la discusión de esa moción, Soria no respondió. Ante la insistencia, se despachó con cajas destempladas, diciendo algo así como que daba igual su contestación porque el periodista iba a escribir lo que le diera la gana, al periodista, que no a Soria, lo que chincha y rabía cantidad.