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OPINIÓN | 'Una juventud frustrada', por Enric González

Siempre nos quedará Palma

Los Estados Unidos estuvieron rebosantes de atractivo para el politiqueo y el famoseo español, con especial incidencia en los canarios, como ha quedado dicho. Para Nueva York, como les contamos, fue una tropa, algunos incluso pagándose el viaje de su bolsillo. Llamó la atención la repentina presencia de Soria, no comunicada con antelación, pero para allá se fue él también, no sabemos si tras enterarse de que acudiría Adán Martín a la exposición de tres artistas canarios en la ciudad. Pero antes, el presidente del Gobierno estuvo deambulando por Washington, la capital federal. Y lo de deambulando, créannos, no es una hipérbole, y mucho menos una falta de respeto. Sencillamente nuestro presidente se plantificó en la asamblea que la OEA celebraba en esa ciudad, pero no sabemos exactamente para qué. Sí sabemos por testigos de primera línea que parecía un alma en pena, solo como la una, sin una puñetera tarjeta de visita de alguien gordo que echarse al coleto. Menos mal que pasa desapercibido, porque si no, ¡qué nivel de representación! Y menos mal también, que de EE UU saltó a Palma de Mallorca, donde ya se resarció el hombre de tanta falta de cariño USA. En Palma, rodeado de los suyos, estaba en su salsa, hablando de la felicidad, de las sinergias y de las alianzas estratégicas.

Los Estados Unidos estuvieron rebosantes de atractivo para el politiqueo y el famoseo español, con especial incidencia en los canarios, como ha quedado dicho. Para Nueva York, como les contamos, fue una tropa, algunos incluso pagándose el viaje de su bolsillo. Llamó la atención la repentina presencia de Soria, no comunicada con antelación, pero para allá se fue él también, no sabemos si tras enterarse de que acudiría Adán Martín a la exposición de tres artistas canarios en la ciudad. Pero antes, el presidente del Gobierno estuvo deambulando por Washington, la capital federal. Y lo de deambulando, créannos, no es una hipérbole, y mucho menos una falta de respeto. Sencillamente nuestro presidente se plantificó en la asamblea que la OEA celebraba en esa ciudad, pero no sabemos exactamente para qué. Sí sabemos por testigos de primera línea que parecía un alma en pena, solo como la una, sin una puñetera tarjeta de visita de alguien gordo que echarse al coleto. Menos mal que pasa desapercibido, porque si no, ¡qué nivel de representación! Y menos mal también, que de EE UU saltó a Palma de Mallorca, donde ya se resarció el hombre de tanta falta de cariño USA. En Palma, rodeado de los suyos, estaba en su salsa, hablando de la felicidad, de las sinergias y de las alianzas estratégicas.