Los que conocen a Ana Zurita comprenden estos problemas de competencia, que no son solamente lingüísticos, como corresponde a una correligionaria de Cristina Tavío, sino también políticos. Pero esos conocedores del currículum de esta concejala popular añaden también sus carencias profesionales como arquitecta presuntamente experta en urbanismo. Y recuerdan en tal sentido cómo entró como concejala independiente dentro de las listas del PP en tiempos del glorioso Miguel Zerolo, al que debió caerle muy bien. Tanto que recibió del alcalde un encargo justo al día siguiente de su toma de posesión, la redacción del plan especial del barrio de El Toscal, por el que cobró la módica cantidad de 120.000 euros. Para ejecutar tal encomienda, la señora Zurita pidió una excedencia en su puesto de jefa de servicio de la Gerencia de Urbanismo, a la que regresó de inmediato tras el trabajo. Por cierto, un trabajo de tan mala calidad que habrá de ser enmendado por otro equipo de profesionales que sepan sintonizar mejor con la idiosincrasia del barrio y con lo que debe ser un documento urbanístico. No consta en ningún expediente que Ana Zurita haya devuelto los 120.000 euros del encargo, y sí que se incorporara tras aquel pinchazo a la nómina de la Gerencia de Urbanismo, de la que cobra su salario sin ir a trabajar porque dedica su tiempo a la intensa vida política que desarrolla. Entre otras actividades, acudiendo al Cabildo de Las Palmas a reunirse con su colega arquitecta y consejera del PP Ana Kurson, sancionada por una falta grave por infracción a las leyes de seguridad en el trabajo.