Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Esperanza Aguirre, la ideóloga de un modelo sanitario que hace negocio
El PP usa el “sentido común” para disfrazar su renovado negacionismo climático
OPINIÓN | 'Privatizacionitis sanitaria: causas, síntomas, tratamiento', por Isaac Rosa

Canciones inusualmente largas

4 de mayo de 2025 15:09 h

0

La tiranía de los tres minutos de duración de las canciones

Durante los años 60 y 70, la mayor parte de las canciones que se difundían en la radio y que se podían reproducir, en las “máquinas tocadiscos o gramolas”, (denominadas jukebox y desconocidas para los lectores más jóvenes) duraban menos de tres minutos. Estas canciones solían presentarse en un formato de discos de vinilo, pequeños que se reproducían a 45 revoluciones por minuto (r.p.m.). Eran los sencillos, a los que también se llamaban singles.

No he podido confirmar el motivo real de la limitación a los tres minutos de duración. Si bien, la opinión más aceptada defiende la existencia de un impedimento tecnológico de los sencillos al no tener capacidad para almacenar canciones de más duración, existen otras posibles razones tales como que hasta los tres minutos, los músicos no cobraban derechos por la difusión de sus canciones, ya que se consideraba una publicidad beneficiosa para sus discos. Otra posible razón esgrimida es que canciones más largas restringirían el tiempo disponible para insertar publicidad entre ellas. Aquí tienes un debate muy interesante sobre el tema. 

Bien sea por una u otra razón, lo cierto es que durante muchísimos años la música escuchada en la radio era a base de sencillos. Incluso, semanalmente se publicaban en todos los periódicos, musicales y no musicales, una lista con la clasificación de las canciones y como iban subiendo o bajando en el hit parade. Puede que algún lector recuerde la página de música del desaparecido periódico local El Eco de Canarias, donde Jorge Alemán y Miguel Magrans publicaban semanalmente su página Disco-express, en la que entre otras noticias estaba la lista de los sencillos. Aquí puedes verlo.

Las canciones de más duración. Los LPs.

Te confieso que nunca compré un sencillo o un single, como quieras llamarlo. Siempre fui de LPs (elepés o long plays). Mi primer LP fue Abbey Road, de Los Beatles, que se publicó en 1969, tenía entonces 12 años. Por aquel entonces había dos tipos de LPs: los que recopilaban una serie de sencillos previamente publicados añadiendo algún que otro tema adicional, o los grupos que publicaban los LPs como tales, con canciones nuevas y en los que el fenómeno era a la inversa: después de publicado el LP, del mismo se extraía uno incluso varios sencillos. 

La Creedence Clearwater Revival era uno de estos últimos. Sin embargo, en los LPs existía una ventaja adicional y era que, además de poder escuchar los mismos sencillos que se oían en la radio, tenías a tu disposición temas más largos, más desarrollados que no sé por qué razón me gustaban más. Así, empecé a escuchar canciones que superaban los quince minutos y la verdad es que no se me hacían largos. Al contrario. Recuerdo que en el colegio, un compañero llevaba su tocadiscos y sus LPs que escuchábamos en la media hora de recreo que teníamos. De esta manera disfruté por primera vez In a Gada da Vida, Get Ready y muchas otras canciones que te comentaré a continuación.

Arbitrariamente he puesto el límite de quince minutos para considerar largas las canciones. Podía ser cualquier otro. Permíteme esta licencia. Al comienzo de cada apartado verás el título de la canción, el grupo, el álbum donde se publicó y su duración. Vamos a comentar algunas de ellas.

‘The Gates of Delirium’. Yes. 'Relayer'. 21:52 minutos.

Yes, uno de los grupos que mejor podrían representar el llamado “rock sinfónico”, tiene varios temas inusualmente largos. Recuerda el disco Tales from the Topograph Ocean, un doble LP publicado en el año 1973 que constaba solo de cuatro temas, cada uno ocupando una cara del vinilo. Podríamos haber incluido a cualquiera de ellos en esta lista u otros como The Solution, que dura 22 minutos, o Awaken. En otro momento hablaremos de Tales from the Topograph Ocean dentro de los que se podrían denominar “discos conceptuales”.

The Gates of Delirium, con una duración de 21:50 minutos, se publicó en el año 1974, curiosamente como la cara A de Relayer, su séptimo disco de estudio. En la grabación de este LP se produjo un cambio en la formación de la banda, pues su icónico teclista, Rick Wakeman, dejó el grupo, siendo sustituido por un hasta entonces desconocido (al menos en el mundillo del rock) Patrick Moraz. Este músico suizo, que curiosamente nació en un avión, tenía una formación musical muy sólida, de conservatorio, pues, de hecho, estudió en el de Laussane desde pequeño y recibió clases de profesores tan conocidos como Clara Haskil, Nadia Boulanger o de músicos como Stephan Grappelli. Antes de entrar en Yes, formó un conjunto llamado Mainhorse, que grabó en 1971 un único disco que pasó totalmente desapercibido. Moraz formó parte de Yes durante poco tiempo, grabando un único disco de estudio, Relayer, para después formar parte de los Moody Blues desde 1978 hasta 1991 y desde entonces continuó con sus proyectos en solitario y colaborando con muchos músicos como Steve Howe, Bill Bruford o Chris Squier entre otros.

La idea de The Gates of Delirium surgió de Jon Anderson basándose en el libro de León Tolstoy Guerra y Paz. La letra del tema es suya y los demás miembros del grupo participaron en la composición de la música. Es un tema poco habitual en el repertorio de Yes. Una versión en directo apareció en el disco Yesshows, publicado en 1980. Después ha aparecido poco en los repertorios en directo.

Aquí tienes la versión original de Relayer (solo audio)

Como curiosidad, Jon Anderson, que considera a esta canción como muy suya, publicó recientemente con un grupo llamado The Band Geek una versión que puedes escuchar aquí.

‘Echoes’. Pink Floyd. 'Meddle'. 23:30 minutos

Pink Floyd es otro de los grupos sinfónicos que ha publicado temas de larga duración. Tiene varios que superan los quince minutos, como por ejemplo Shine on your Crazy Diamond del disco Wish you Were Here en el que, uniendo sus nueve partes el tema, dura más de 26 minutos, o Atom Heart Mother, del disco con el mismo nombre, que dura 23:44 minutos.

He escogido comentarte el tema Echoes, de su disco Meddle, por varias razones. Una es que fue escrito fundamentalmente por Dave Gilmour y Richard Wright, con letra de Roger Waters. Otra es que apareció en el famoso concierto en directo Live in Pompeii (en directo en Pompeya), concierto que fue publicado no solo como disco, sino del que también se hizo una película y que ha sido recientemente remezclado y publicado en Spotify hace unos pocos días. Echoes era el tema con el que inauguraban los conciertos durante la gira de Pink Floyd A Momentary Lapse of Reason, ya después de la separación de Roger Waters. La última razón es que es un tema que, en mi opinión, simboliza la unión existente entre Dave Gilmour y Richard Wright, pues, además de haberlo compuesto, lo cantaban a dúo. En la gira que hizo Dave Gilmour en solitario en el año 2006, presentando su disco On a Island, Wright formó parte del grupo que le acompañó. Precisamente, aquí tienes una versión de Echoes de esa gira que recoge la última vez que la tocaron juntos. Cuando Wright falleció en 2008, Gilmour decidió no volver a tocarla.

La respuesta del público en todos los conciertos, al escuchar el ping inicial y reconocer la canción, es ya una referencia clásica en el mundo de Pink Floyd. El solo de guitarra que empieza a los 4:35 minutos es para mí de los más bonitos de Gilmour. A su lado está Phil Manzanera, quien produjo el álbum que dio lugar a la gira. El diálogo entre guitarra y teclado que empieza a los 6:34 minutos es también una preciosidad, aunque vale la pena que escuches el tema completo.

‘Whipping Post’. The Allman Brothers Band. 22:54 minutos.

Esta canción, escrita por Gregg Allman cuando tenía solo 21 años, fue  publicada en el primer LP del grupo y duraba 5:17 minutos. Sin embargo, en la versión en directo publicada en su clásico Live at Fillmore East se prolongó durante 22:54 minutos a base de largos solos de guitarra que iban alternando Duane Allman y Dicky Betts. El comienzo del ritmo marcado por el bajista Berry Oakley es inconfundible y curiosamente ha generado una cierta polémica entre los profesionales de la música sobre qué tipo de compás realmente es: 11/4, 12/8, 3/4 o incluso 11/8. Si estás interesado en este debate aquí tienes una discusión

La revista Rolling Stone incluyó a Whipping Post entre “las 500 mejores canciones de todos los tiempos», indicando que «la canción se aprecia mejor en la encarnación de veintitrés minutos del Live At Fillmore East”.

Whipping Post fue un clásico de la banda con la que solían acabar los conciertos y existen varias versiones dependiendo de la formación del momento de los Allman Brothers. Aquí tienes la versión original del Fillmore East y otra de solo audio con otra formación completamente distinta, del año 2009, con Warren Haynes y Derek Trucks en las guitarras y con una duración de 20:06 minutos. Ambas valen la pena.

'Thick as a Brick'. Jethro Tull. 'Thick a Brick'. 43:50 minutos

Ian Anderson es Jethro Tull y viceversa. Este controvertido músico comenzó tocando la guitarra, pero según el mismo dijo, se pasó a la flauta después de escuchar a otros grandes guitarristas británicos como Eric Clapton, Jimmy Page o Ritchie Blackmore y darse cuenta de que no podría estar a su altura. Puedes escucharlo en sus propias palabras en esta entrevista:

Compositor de todos los temas de Jethro Tull, cantante, flautista, guitarrista (acústico), Anderson es una persona muy peculiar, con un sentido del humor muy suyo. Así, en el año 1972, compuso Thick as a Brick, una canción que duraba casi 44 minutos en total y que se publicó en un álbum con el mismo nombre dividido en dos partes, obviamente I y II, división forzada por la limitación tecnológica de los discos de vinilo de entonces, como comentábamos al principio. De haberse publicado hoy, habría sido como una sola canción con toda seguridad.

Anderson quiso hacer una parodia de los llamados “álbumes conceptuales” que por aquel entonces estaban apareciendo. Tomó como modelo a “Tommy” de los Who, la denominada primera “ópera rock” de la música. A Anderson le pareció que aquello era una cosa muy pesada, “muy plasta”, y para parodiarla escribió una sola canción llamada así: Thick as a Brick, literalmente “grueso como un ladrillo”, pero coloquialmente “más pesado que un plomo” que diríamos por aquí“. Para continuar con la broma, en los créditos del disco Anderson indicaba que el álbum era una adaptación musical de un poema épico de un genio de ocho años llamado Gerald Bostock, quien, como habrás imaginado, es un personaje ficticio. 

En definitiva, lo que quería ser una burla o una parodia se convirtió en una canción maravillosa, que pese a su duración no resulta en absoluto pesada y que a mí, particularmente, me parece la mejor obra de Jethro Tull. El álbum tuvo una acogida muy buena que se ha ido acrecentando con el paso del tiempo. Ha tenido varias reediciones y mezclas, siendo la última la realizada por el genio Steven Wilson, que me parece espléndida. 

En 2014, la revista Prog incluyó Thick as a Brick en el número 5 de la lista The 100 Greatest Prog Albums of All Time, por votación realizada por sus lectores y la revista Rolling Stone incluyó el álbum en el número 7 de su Top 50 Prog Albums of All Time. No está nada mal, para lo que se concibió como una parodia.

En 2012, Anderson publicó una segunda parte, llamada Thick as a Brick 2 para la que creó el acrónimo TAAB 2. En esta secuela, comentaba lo que Gerald Bostock estaría haciendo 40 años después… En mi opinión, con la que quizá no estés de acuerdo, este disco confirmó el dicho: “Segundas partes nunca fueron buenas”, pero si te apetece escucharlo entero, aquí tienes el enlace:

Hay muchos otros temas largos. Para no extenderme demasiado y no cansarte, déjame incluirte un par de enlaces con una muy breve referencia

'In a Gadda da Vida'. Iron Butterfly. 'In a Gadda da Vida'. 17:02 minutos

Publicado en el año 1968 fue uno de los primeros temas “largos” que ocupaba la cara B del LP de Iron Butterfly con el mismo nombre que la canción. Con un “riff” que se repite a lo largo de toda la canción, se alternan la parte cantada, con solos de guitarra, teclado y batería. Este último constituye uno de los primeros grabados en la historia del rock, por Ron Bushy.

Como anécdota te comentaré que tuve la ocasión de verles tocar en nuestra ciudad en el año 2012 en el Teatro Felo Monzón en Tafira Baja. De la formación original solo quedaba la base rítmica, batería: Ron Bushy y el bajista Lee Dorman, que era invidente en ese momento lo que me impresionó. Fue un concierto memorable. Unos meses después, fallecía Dorman. 

Aquí tienes el tema original (solo audio):