El Colegio de Ingenieros Agrónomos de Centro y Canarias ha afirmado que el material vegetal afectado por filoxera en Tenerife fue introducido ilegalmente en la isla, lo que evidencia fallos graves en los controles fitosanitarios en frontera.
En un comunicado remitido este martes la entidad colegial que agrupa a los ingenieros agrónomos ha expresado su preocupación ante la detección de varios focos de filoxera (Daktulosphaira vitifoliae) en la isla de Tenerife, localizados hasta ahora en Valle de Guerra, La Laguna y La Matanza.
“Canarias tiene una barrera fitosanitaria propia para proteger su patrimonio agrario y sus variedades autóctonas, pero si la primera línea de defensa, que es competencia del Gobierno, no funciona, la puerta queda abierta a la entrada de plagas con consecuencias económicas y ambientales muy graves”, afirma Elías Marrero, delegado del Colegio en Tenerife.
Las investigaciones han confirmado que el material vegetal afectado fue introducido ilegalmente en la isla, incumpliendo la normativa que prohíbe expresamente la entrada de vid en Canarias, procedente de cualquier territorio, incluida la Península, añade Marrero.
El Colegio considera este hecho “un ataque directo” a la seguridad fitosanitaria del Archipiélago, que se suma a otros episodios de entrada de plagas como la polilla de la papa (Tecia solanivora) o la cochinilla mexicana (Dactylopius opuntaie) que ha arrasado con las pencas en el archipiélago canario.
El Colegio recalca que esta plaga no afecta a la salud de las personas ni a la calidad de los vinos canarios, pero su presencia sí podría implicar la reconversión forzada de parte del viñedo, especialmente en el caso de no lograr su erradicación completa.
En tal escenario, la viticultura tradicional a pie franco tendría que convivir con sistemas basados en portainjertos americanos resistentes, lo que plantea un reto para la preservación de técnicas históricas y paisajes vitícolas únicos como el cordón trenzado de La Orotava o los singulares viñedos en embudos volcánicos de Lanzarote.
“El problema no es solo fitosanitario, es también económico y cultural y quien paga el precio son los agricultores, que tendrían que afrontar los costes de prevención, tratamientos o incluso la reconversión de sus cultivos”, subraya el delegado.
La organización insiste en que la concienciación ciudadana es clave, y subraya que está prohibido introducir material vegetal en Canarias.
El desconocimiento o incumplimiento de esta normativa puede poner en riesgo la rica biodiversidad vitícola del Archipiélago, que se ha mantenido libre de filoxera hasta la fecha gracias a una Orden de 1987 que establece normas específicas para Canarias por su condición insular.
La superficie total cultivada de viña en Canarias supera las 8.100 hectáreas, lo que representa aproximadamente un 16 % del terreno agrícola del archipiélago y este cultivo, añaden, se sitúa como el segundo en importancia tras el plátano, y constituye un pilar económico, cultural y paisajístico para las islas.
El colectivo de ingenieros agrónomos de Canarias, competentes en materia de sanidad vegetal, se pone a disposición de los viticultores afectados y de la administración autonómica para colaborar en el establecimiento y elaboración de protocolos, resolver dudas técnicas y contribuir a la erradicación de la plaga o a la mitigación de sus efectos, ofreciendo su experiencia y apoyo en cualquier actuación que sea necesaria.