“Dediqué mi vida al baloncesto palmero sin ningún interés económico”
“Cuando íbamos de viaje a jugar algún partido, mi mujer, Fina, siempre me acompañaba porque era la tesorera y si se acababa el dinero ella tenía que ponerlo de su bolsillo”, recuerda con humor Francisco Martín Hernández, conocido por Pancho, la figura más destacada del básquet insular durante casi tres décadas, a quien la Sociedad La Investigadora de Santa Cruz de La Palma ha distinguido por su “dedicación a nuestra ciudad y sobre todo al baloncesto palmero”.
La Palma Ahora ha mantenido una entrevista con Pancho en la que se reflejan algunos aspectos personales y anecdóticos de su vida. Su perfil técnico y trayectoria deportiva han sido ampliamente recogidos por Juan José Rodríguez en su blog El Bisturí.
“He dedicado mi vida al deporte, ha sido todo para mí, y lo he hecho sin ningún interés económico”, asegura Pancho, que con 1,85 metros de estatura fue jugador de baloncesto y de fútbol, entrenador y directivo. “He puesto mucho dinero de mi bolsillo, pero lo he hecho con gusto, no me arrepiento”, afirma, y trae a la memoria momentos entrañables: “Hicimos montones de viajes y cuando suspendían los vuelos teníamos que dar de comer a los chicos con nuestro dinero, y se peleaban porque unos querían una cosa y otros otra, pero lo hacían de broma, para fastidiarme; tengo muy buenos recuerdos de todos ellos”.
Pancho Martín, nacido en 1933 en Santa Cruz de La Palma, ha sido “la figura más destacada del baloncesto palmero durante casi tres décadas, primero como jugador y luego como entrenador y directivo”, en palabras del abogado y periodista Juan José Rodríguez, quien destaca que “su principal contribución al baloncesto palmero es, sin duda, el Club Baloncesto La Palma, creado en 1967 por él y varios de sus amigos, que inauguró, con su participación en la Tercera División Nacional en la temporada 1967-68, una nueva etapa en la historia del baloncesto insular (el primer club de la Isla en participar en las ligas provinciales y regionales”.
“Para ser un buen jugador te tiene que gustar, cada uno aprende su técnica; la mía era la entrada a tablero, una entrada con mucha velocidad, tanto tiraba por un lado como por el otro”, explica Pancho, que empezó a jugar al baloncesto en el instituto con unos diez años. “Un amigo, Félix Poggio, siempre me dice que si yo hubiera ido a jugar a la Península hubiese sido mejor que el internacional Emiliano Rodríguez”. Como referente en el básquet palmero señala a Elirerto Galván y a nivel internacional, tras el boom del baloncesto en el año 85, a “los Magic Jhonson”. “A los jóvenes les recomiendo que hagan deporte, pero siempre como complemento al estudio, primero el estudio y después el deporte”, subraya.
Pero en la trayectoria deportiva de Pancho también ha habido momentos tristes, y no los oculta. “Lo peor que recuerdo fue cuando la creación de la Asociación de Amigos del Baloncesto implicó nuestra desaparición; nosotros nunca recibimos subvención y ellos desde el primer momento tuvieron ayuda del Cabildo”, manifiesta. En la actualidad, a sus 84 años, ve los partidos por televisión y en casa. “Visto cómo fue nuestro final en el baloncesto palmero después de tantos años de esfuerzo, en su momento decidí no asistir más por respeto a los compañeros que trabajaron conmigo”, reconoce.
Cuando se le pregunta cómo ve el baloncesto en La Palma, responde: “Es una pena porque el Cabildo empezó a ayudar mucho e hicieron escuelas para formar jugadores; yo no tenía escuela, pero a los que formé gratis se los llevaron para Tenerife y Las Palmas”. “De lo poco que sigo del baloncesto insular puedo decir que de todos los años que estuvieron jugando, hasta donde yo conozco, creo que solo han sacado a Sebas Arrocha, pero desconozco los motivos por lo que esto ha sido así”.
“Fueron cerca de treinta años de dedicación y entrega al baloncesto insular, en primera línea de fuego, sin que pueda entenderse el básquet palmero de la época sin su contribución. Por eso, Pancho Martín ocupa un lugar preeminente en la historia de este deporte en La Palma, con méritos más que suficientes para que reciba no solo el homenaje de la Sociedad La Investigadora, que sin duda merece, sino también el reconocimiento institucional que aún se le debe”, remarca Juan José Rodríguez, y propone que “el Anexo al Pabellón Roberto Rodríguez Estrello lleve el nombre de Pancho Martín”.
Pancho agradece a la Sociedad La Investigadora la distinción que le ha otorgado. “Supone una alegría que se hayan acordado de mí después de tantos años, ya que nadie había reconocido mi labor públicamente”.