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La llamada de las urnas

Julio M. Marante

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Cuando ‘Ciudadanos’ anunció su intención de concurrir a las próximas elecciones municipales y autonómicas, su objetivo quedó claro desde el principio: “Pescar en río revuelto”. Su propósito no es otro que convencer a los votantes de centro-derecha, una estrategia ofensiva que, desde luego, no favorece al Partido Popular al tentar a aquellos que hace cuatro años fueron sus votantes más moderados ideológicamente. Las encuestas apuntan a la reiterada y terca realidad de que en el año 2015, otra vez será en el centro donde se juegue el futuro de nuestro sistema de partidos (un 40% de españoles que ha sido clave, incluso desde la abstención, en todas las contiendas electorales). Claro que con la aparición de Podemos y el desembarco a nivel nacional de Ciudadanos, el llamado ‘Centro Político’ ha comenzado a estar muy concurrido. No debemos olvidar que hasta el Partido Socialista tiene una parte importante de ese espacio.

¿Qué ha pasado para que el centro muestre ahora este cuadro? Conforme ha ido avanzando la legislatura, el porcentaje de huérfanos políticos se ha incrementado de forma tremenda con el hundimiento de UPyD, después de las elecciones andaluzas. En cuanto a Podemos, su principal objetivo está en las Elecciones Generales. Hace unas semanas, leía unas declaraciones de Pablo Simón, miembro del colectivo ‘Politikon’, referidas a Pablo Iglesias y a la estrategia de Podemos de no concurrir con sus siglas a los comicios municipales. Se trata –dijo – de “una jugada inteligente, una decisión ganadora ocurra lo que ocurra: si sale bien, pueden decir que estaban allí; y si sale mal, que no eran ellos”. Habrá que espera y, guste o no guste, como aseguraba Chaplin: “El tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto”.

El PSOE, que viene de las catástrofes electorales de 2011, ha hecho con muchos recelos una renovación interna que, sin convencer del todo, podría convertir al partido en un valor de refugio para los que no quieran votar al Partido Popular, y también para aquellos que no comparten las ideas de Ciudadanos. La opción de Podemos les lleva a un estado de incertidumbre, aún a sabiendas de que el horizonte que se dibuja de cara a las generales es poco claro y marca un rumbo directo hacia los pactos como salida política. No debemos olvidar que como decía Oscar Wilde: “El descontento es el primer paso en el progreso de un hombre o de una nación”. Pero ese descontento nos coloca ante un panorama de mayorías débiles que invitan a pensar que los futuros gobiernos municipales, autonómicos e, incluso del Estado podrían necesitar de apoyos y coaliciones.

En Canarias, los resultados de las últimas encuestas para las elecciones locales y autonómicas no dejan en buen lugar al Partido Popular. El desánimo y la pesadumbre, se ha apoderado del sector político conservador de nuestro archipiélago, aunque sus dirigentes quieran entusiasmar a sus fieles electores con la intención de mejorar sus expectativas. Coalición Canaria compara números. Se sabe seriamente ‘tocada’ con respecto a los anteriores comicios. El cambio de candidato (los líderes no se hacen de la noche a la mañana) no mejora la situación y las trifulcas internas le han mermado potencial. De todas formas los sondeos la sitúan en cabeza con un mayor número de diputados. Le queda, por tanto, la esperanza de alcanzar poder mediante acuerdos de programas con otros partidos o lo que es lo mismo ofertas ‘fundamentadas’ de gobierno, con el apoyo institucional de al menos treinta y un parlamentarios. Los datos obtenidos de las últimas encuestas también le auguran buenos resultados a Podemos que sí se presenta con sus siglas a las autonómicas y a algunos cabildos. Otro tanto sucede con Ciudadanos, una fuerza que traslada su compromiso catalán al resto del estado y Nueva Canarias que podría aumentar sus representantes en la sede de Teobaldo Power.

En una isla como la nuestra, llena de envidias y resquemores, no es fácil para los políticos aportar ideas redentoras o aspirar a satisfacer anhelos colectivos. Sin embargo, la jornada del 24 de mayo de 2015 servirá, una vez más, para demostrar que los canarios y sobre todo los palmeros apreciamos la grandeza de la democracia y su verdad coherente y profunda. Esa que nos permite ser tolerantes desde hace siglos, orgullosos de una historia con la que nos sentimos completamente identificados, desde que Pérez de Brito, O'Daly y algunos otros, inducidos por la conciencia colectiva de nuestro pueblo, jugaron la baza de un envite político sin precedentes al acusar a los Regidores Perpetuos de malversación de caudales públicos y otros desmanes. De ahí, que la del 3 de diciembre 1771 sea una fecha guardada en la alacena de nuestra historia. Una letra que hemos aprendido desde pequeños sobre una vivencia única: el Real Consejo acordó que se aboliera el gobierno de los Regidores, estableciendo que en lo sucesivo fueran elegidos por sufragio. Por eso, la llamada a las urnas ha de ser para los palmeros un acontecimiento pacífico, cordial, solidario, serio y festivo. Un compromiso y un pacto por la libertad.

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