Sí… ¡Vuelven las amapolas a La Palma! Y... ¡La Palma está más bonita que nunca!
A los pocos días de la erupción del volcán quise plasmar por escrito una pequeña reflexión:
Hoy alzo la vista para apreciar la Cumbre Vieja y me entristece porque veo destrucción, donde antes había belleza.
Es terrible lo que está pasando y lo que nos queda...
Pero a pesar de la destrucción, hay otra belleza en el volcán de La Palma. Sí, la belleza de la solidaridad y la de la esperanza.
Esa misma que ya vivieron nuestros abuelos y que les ayudó a salir adelante, a pesar de las penurias. Y salieron adelante,
vaya que sí, con la fuerza y sensibilidad que siempre ha caracterizado a los palmeros.
Por eso, cuando alzo la vista a Cumbre Vieja también me alegro, porque recuerdo a mis abuelos más que nunca. Y
como mis abuelos, pienso en la cara y cruz de la moneda, en la cara y cruz del volcán. Y me quedo con la cara. Apuesto y
escojo la cara. Porque vamos a salir adelante. Nuestros abuelos lo consiguieron.
Todos deseamos que el volcán apague su furia, pero no podemos permitir que La Palma se apague. Apostemos
por la reconstrucción de la isla de La Palma para que vuelva a tener su luz y su color de siempre. Apostemos por la
recuperación de los palmeros para que vuelvan a retomar sus vidas con la alegría que los caracteriza.
Le agradecería que considere la posibilidad de lucir esta camiseta o este pin que le envío con las amapolas que
siempre han embellecido los senderos, laderas, pinares y hasta el malpaís de los volcanes que dibujan nuestro paisaje.
Su aportación es muy valiosa para la recuperación de la isla de La Palma porque escucha el clamor de todos los
palmeros: “No nos dejen en el olvido”, porque dará visibilidad y, sobre todo, porque nos ayudará a mantener viva la
solidaridad y la esperanza.
Mañana, cuando usted regrese a la isla de La Palma y vuelva a alzar la vista a Cumbre Vieja podrá apreciar de
nuevo la belleza porque...volverán las amapolas a La Palma.
Ahora que el volcán se ha apagado y que ya hemos dejado de ser noticia nacional, ahora, más que nunca,
debemos mirar al horizonte sin perder de vista el ayer y el pasado, para repensar el futuro. Por esta razón, ahora
más que nunca debemos mantener viva la solidaridad y la esperanza para no perder el rumbo, ni el futuro.
Hoy, con la fortaleza y entusiasmo que les caracteriza, los palmeros ya están volviendo a sus casas y ya están
intentando recuperar sus vidas, porque todos los palmeros apostamos por la cara y no por la cruz del volcán,
apostamos por el futuro, ...aunque queda mucho por hacer y por esperar. Han sido innumerables las ocasiones
que he volado a la isla bonita de La Palma y en todas esas ocasiones que he regresado a la isla que me vio nacer,
siempre descubro la belleza de La Palma y la de todos los palmeros que, como las amapolas en primavera, están
ahí, con un tallo verde muy fino, pero fuertes y sin romperse, como nuestros abuelos.
Sí, son las amapolas y ya están aquí: las presentes, las futuras y las pasadas.
Sí, ¡Vuelven las amapolas a La Palma!
Sí, ¡La palma está más bonita que nunca!
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