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El océano se está volviendo más azul (y eso no es una buena noticia)

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Cuando pensamos en el cambio climático, solemos imaginar glaciares derritiéndose, incendios forestales o sequías. Pero hay un cambio más sutil, casi invisible, que está ocurriendo en los océanos del planeta: el mar se está volviendo menos verde. Y aunque pueda parecer un detalle sin importancia, ese cambio de color podría alterar el equilibrio de la vida en la Tierra.

El color del océano no es solo una cuestión estética. Su tonalidad verdosa proviene de diminutos organismos llamados fitoplancton, unas microalgas que flotan cerca de la superficie y que, pese a su tamaño microscópico, son auténticos gigantes ecológicos. Son responsables de producir casi la mitad del oxígeno que respiramos y constituyen la base de toda la cadena alimentaria marina. Donde hay más fitoplancton, el agua se ve más verde; donde hay menos, el mar adquiere un tono más azul. Así, el color del océano es, en cierto modo, un termómetro de su salud.

Un estudio reciente ha revelado que el “verdor” del océano está desapareciendo. Analizando más de dos décadas de datos —desde 2001 hasta 2023—, los científicos detectaron una disminución constante en la cantidad de clorofila, el pigmento que permite a las microalgas hacer fotosíntesis y que también les da su color verde. En promedio, las concentraciones globales de clorofila están bajando a un ritmo de unas milésimas de miligramo por metro cúbico cada año, y en las zonas costeras el declive es el doble de rápido. Además, las llamadas “floraciones” de fitoplancton, esos brotes intensos que tiñen el mar de verde, están ocurriendo con un 1,8% menos de frecuencia cada año.

Para llegar a estas conclusiones, el equipo combinó observaciones de satélites, mediciones de boyas oceánicas y un modelo de inteligencia artificial llamado OCNET, diseñado para reconstruir datos en las zonas donde las imágenes por satélite fallan, ya sea por nubes o por aguas turbias. El resultado fue un retrato detallado y continuo de la productividad marina durante más de veinte años. Y la imagen no es alentadora: en gran parte de los océanos tropicales y templados, el color verde se desvanece.

El principal responsable de este cambio parece ser el calentamiento global. A medida que la superficie del mar se calienta, se forma una especie de barrera invisible que impide que las aguas frías y ricas en nutrientes suban desde las profundidades. Es como si se agitara menos la “sopa” oceánica, dejando los ingredientes esenciales atrapados en el fondo. Con menos nutrientes disponibles, el fitoplancton crece menos, y al haber menos fitoplancton, toda la cadena alimentaria se resiente. Los investigadores encontraron una correlación muy fuerte entre el aumento de la temperatura del agua y la disminución de la clorofila: cuanto más caliente está el océano, más azul se vuelve.

Esta pérdida de verdor tiene implicaciones mucho más amplias de lo que parece. El fitoplancton son el primer eslabón de la vida marina, pero también un pilar del clima global. Al realizar la fotosíntesis, capturan dióxido de carbono, uno de los principales gases de efecto invernadero, y lo incorporan a la cadena alimentaria o lo hunden lentamente hacia el fondo del mar. Si su número disminuye, los océanos pierden parte de su capacidad para absorber COâ‚‚, lo que a su vez acelera el calentamiento del planeta. Según el estudio, la productividad biológica marina ha caído alrededor de un 0,09% por año desde 2001, una reducción pequeña pero constante, que podría tener efectos acumulativos enormes.

No todo, sin embargo, sigue la misma tendencia. Algunas regiones, como la costa de Brasil o el noreste de Australia, muestran aumentos locales en la cantidad de clorofila. Pero esos repuntes no son una buena noticia: en la mayoría de los casos se deben a la contaminación y al exceso de nutrientes que llegan al mar por el desmonte, los incendios o la agricultura intensiva. En esas zonas, el fitoplancton prolifera de manera descontrolada, generando a veces mareas rojas o zonas muertas donde el oxígeno se agota y la vida desaparece.

El estudio sugiere que, en conjunto, el océano se está volviendo más azul y menos productivo. Es un cambio silencioso, difícil de percibir desde la costa, pero con consecuencias profundas. Menos fitoplancton significa menos alimento para los peces, menos oxígeno para la atmósfera y un mar menos capaz de amortiguar el cambio climático. La superficie puede parecer igual, pero bajo ella el ritmo de la vida está desacelerando.

Un océano más azul puede sonar poético, pero en realidad es una advertencia. Es el reflejo de un planeta que se calienta y de un equilibrio que se rompe lentamente. Los autores del estudio lo resumen de forma sencilla: un océano más cálido es también un océano más azul, más silencioso y, si no actuamos a tiempo, también uno con menos vida.