Un barrio con más parados que trabajadores: “Esta zona está abandonada”

Todas las viviendas son iguales. Con fachadas de color amarillo o rojo y de dos plantas, discurren pegadas la una a la otra, formando hileras frente a frente que se prolongan a lo largo de una cuesta sobre un barranco. Son casas sociales, acotadas a un espacio rectangular circundando por asfalto y aisladas del resto del barrio. Entre los inmuebles del denominado pasaje Lorenzo Ramírez de Quintana, tres obreros municipales taladran la acera para intentar arreglar una tubería hidráulica averiada. Durante la mañana del 17 de enero, los vecinos del pasaje están sin agua. Mientras, sentados en las escaleras de entrada a las viviendas, algunos observan los trabajos mientras hablan entre ellos. La escena no pasa de ser una más en su día a día, pero cobra otro significado si se atienden a los datos del INE, que muestran que es un área donde hay más personas desempleadas que trabajadores. 

Así lo muestra el análisis de los datos preliminares del censo de población de 2021 del INE realizado por el eldiario.es, que desglosa cada vecindario o sección censal de España en función de los registros administrativos. En el caso de una parte de Lomo los Frailes (barrio de Tamaraceite, en la periferia de Las Palmas de Gran Canaria), de sus 1.599 habitantes, el 31% estaban en el paro, superando levemente al número de residentes que aparecían con trabajo (30%).

Preguntada por ello, Josefina, vecina del barrio, lo corrobora enseguida, señalando varias casas donde sabe que hay personas sin trabajo. “Mi nieta también, terminó sus estudios, se fue a la península a trabajar y ya volvió, ahora está pendiente de apuntarse al paro”, dice. Su rostro le cambia cuando habla de su hija, esbozando una sonrisa. “Gracias a San Antonio Abad, que hoy estamos en fiestas del pueblo, hoy mismo llamaron a mi hija para empezar un trabajo. Vendrá a comer algo rapidito y se marcha, que empieza a las tres”.

No es un error que Josefina llame pueblo a Tamaraceite. De raíces agrícolas, pasó, como toda la isla, al sector servicios tras la llegada del turismo. Debido a su ubicación se constituyó como un asentamiento, sin planificación, que conectaba las áreas rurales con la ciudad, con un núcleo central y vecindarios independientes. El aumento poblacional en la capital expandió la urbe hacia la periferia, pero en lugar de casas terreras, se ha hecho con edificios de pisos para aprovechar el suelo o casas sociales para facilitar los traslados a la zona, como Lomo los Frailes. Aunque el crecimiento no ha ido aparejado de infraestructuras equivalentes, como sanitarias, culturales o deportivas. En 2017 se inauguró el centro comercial Los Alisios en la zona sur de Tamaraceite (el noveno de la ciudad), de 160.000 metros cuadrados, que ha generado un aumento considerable del tráfico y ha resignificado al barrio.

El Ayuntamiento ha tenido que adaptar las conexiones viarias entre la mole comercial, el barrio y la circunvalación ante las demandas vecinales. De forma paralela, en los últimos años el Consistorio ha acometido actuaciones de reposición y de construcción de nuevas viviendas, sustituyendo a las viejas casas del Patronato Francisco Franco, tanto incentivando la promoción privada como llevando a cabo obra pública. Además de las viviendas, la administración ha anunciado y comenzado a licitar o ceder a otras administraciones (el Cabildo o el Gobierno regional) diversas actuaciones para responder a las necesidades del crecimiento poblacional: un centro de salud complementario al ambulatorio; centros sociosanitarios para dependientes y personas con discapacidad intelectual; un centro cultural con auditorio o biblioteca; áreas deportivas y zonas verdes que vertebren el barrio, incluyendo parques.

Sin embargo, durante un paseo en el que señala y muestra las carencias de la localidad, Rosa, la presidenta de la asociación de vecinos Rayco, dice que Lomo los Frailes, sobre todo la zona baja, “está abandonado”. Y critica que las actuaciones se centren únicamente en la zona sur del barrio de Tamaraceite. Al norte de las viviendas sociales, señala un amplio terreno verde del barranco de Jacomar, lamentando que pese a sus posibilidades para hacer un parque o construir locales culturales, no se haya hecho nada. Cerca, junto a Josefina, también señala un pequeño espacio con bancos bordeado por un muro y las aceras, donde dice que se alzaba el antiguo local de otra asociación del barrio. “El Ayuntamiento tenía un local y lo tiraron hace años y han abandonado esto”, dice Josefina. Aún están las marcas en el suelo. Rosa defiende que solo queda la asociación Rayco para dinamizar el área, “que no vive de subvenciones”, sino de celebraciones como cumpleaños en un amplio local, en la esquina entre la calle Betania y Cafamaún, y de otras propiedades que tiene, como unas canchas de pádel. 

Una de las principales labores de la asociación es encargarse de la organización de las fiestas del barrio, aunque matiza que no solo se dedica a actos lúdicos y festivos, “también le trasladamos al Ayuntamiento las quejas de vecinos”, como el asunto de la antena. Se divisan carteles entre algunas ventanas que la rechazan. “Hay una antena que los vecinos quieren quitar. La puso un vecino en su edificio. Lleva allí seis u ocho años, en la misma esquina. Está escondida y hay mucha gente con cáncer y piensan que les puede perjudicar. Eso está ahí en el aire”, explica Rosa. “Aquí hay un montón de problemas”, añade. 

Fran, también vecino del pasaje, se une a la conversión. De 33 años, cuenta que trabaja desde hace siete meses en una peluquería fuera del barrio. Ha vuelto a estar dado de alta en la seguridad social después de “años sin trabajar”. Vive con su madre y “para poder mantenerme he atendido clientes sin estar dado de alta”. Cuando se le pregunta por el desempleo en la zona, Fran indica que hay mucha economía sumergida, pero lo considera “normal” y que “se les empuja a eso” porque “no se está haciendo nada, no nos ayudan”, achacando al Ayuntamiento las carencias del área.

“Hace años que vinieron del Ayuntamiento a grabar con cámaras al barranco para hacer un parque, a la entrada de Lomo los Frailes”, recuerda Fran. También reivindica la necesidad de un centro de salud, para el que el Consistorio ya ha cedido una parcela en el barrio a la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias. “Actualmente solo hay uno para todo el distrito, para la gente de Hoya Andrea, de Piletas, Almatriche, Ladera Alta, Tenoya… toda esa gente en el mismo centro de salud. Y hay que verlo”, critica.

De cara a las elecciones del 28 de mayo, ni Rosa, ni Josefina ni Fran esperan gran cosa de los partidos políticos. Desde hace 8 años, el gobierno del Ayuntamiento está formado por un tripartito entre el PSOE, Nueva Canarias y Podemos, pero tampoco creen que los partidos de la oposición vayan a solucionar los problemas del barrio. “Son el mismo perro, diferente collar”, añade Fran. Sin embargo, los tres aseguran que irán a votar, porque “es necesario”, dice Josefina. Por el local de Rayco, como en años anteriores, desfilarán los partidos políticos para dar sus mítines porque “cuando llegan las elecciones, la asociación está abierta para todos los partidos”, dice Rosa.

Para los próximos comicios, Rosa opina que “las votaciones van a estar muy repartidas”. A su juicio, los partidos deberían estar más cerca de los barrios. “Hace poco estuve con la concejala Inmaculada Medina (de Servicios Públicos, perteneciente al PSOE) en las fiestas del barrio. Me comentó que estaba preocupada por el carnaval, porque hay vecinos que se quejan del ruido. Y yo le dije que si quería salir otra vez, se preocupara más por los barrios. Yo sé que el carnaval es importante y es bonito, pero que se preocupe más por los barrios que por el carnaval, que es donde están los votos”.