Una decena de jefes médicos cesados o 'forzados' a dimitir: balance de los 700 días de Adasat Goya al frente del HUC

Los primeros tres meses de Adasat Goya como director del Servicio Canario de Salud (SCS) han estado marcados por la polémica. Se estrenó con una huelga médica por su decisión de convocar los exámenes del proceso de estabilización sin haber concluido el concurso de méritos. En medio de ese conflicto, presentó los últimos datos de las listas de espera y presumió de haber situado a las Islas por primera vez por debajo de la media nacional en demora quirúrgica. El PSOE, principal partido de la oposición, replicó de inmediato, acusando a la Consejería de Sanidad de “engañar y esconder” a más de 8.700 pacientes que esperan por una intervención en la denominada “lista no estructural”. Al calor de un bronco debate parlamentario sobre ese asunto, Goya protagonizó su episodio más criticado, al lanzar un ataque personal, con revelación de datos médicos privados incluida, contra el diputado de Nueva Canarias-Bloque Canarista (NC-Bc) Yoné Caraballo, enfermero de profesión.

El presidente Fernando Clavijo (Coalición Canaria) admitió que el comportamiento del director del SCS había sido “indigno y despreciable”, alejado del “estilo” que dice haber imprimido al Gobierno regional, pero no solo ignoró a quienes pidieron públicamente la destitución de Goya (desde la oposición y algún sindicato), sino que, además, equiparó su actuación a la del diputado canarista.

Dos años antes Clavijo había confiado a este economista de 44 años la gestión del Hospital Universitario de Canarias (HUC). Goya ejerció como gerente de este complejo, uno de los cuatro de referencia del Archipiélago, del 30 de agosto de 2023 al 30 de julio de 2025. En total, 700 días que tampoco fueron pacíficos.

Su nombramiento ya levantó ampollas en el seno del hospital. Goya carecía de experiencia en el ámbito sanitario. Su trayectoria laboral había estado ligada al sector portuario. Primero como estibador y, después, como coordinador de una terminal de contenedores en el Puerto de Santa Cruz de Tenerife. Además, tiene carné de partido. Fue concejal de Coalición Canaria (CC) en el Ayuntamiento de El Sauzal durante 16 años.

Apenas dos meses después de prometer en campaña electoral “profesionalizar la gestión sanitaria”, Clavijo encargaba la gestión de uno de los principales hospitales de las Islas, también de los más peculiares por su tardía integración en el Servicio Canario de Salud (en el año 2009), a una persona que carecía de formación en materia sanitaria. De hecho, Goya no se formó antes de acceder al puesto, como marcan los cánones, sino después. Entre septiembre de 2024 y marzo de 2025 cursó el programa de alta dirección en salud de la Fundación San Telmo, reconocido como título propio por la universidad privada de Villanueva y con un coste de 18.000 euros.

Por tanto, el actual director del SCS compaginó durante medio año ese curso (“300 horas de trabajo individual”, según el programa) con su labor de gestión al frente del HUC, un hospital con más de 6.000 trabajadores y más de 500 millones de euros de presupuesto.

Según datos recabados por este periódico, en esos 700 días de Goya como gerente se ejecutaron cambios en alrededor de una veintena de jefaturas de servicios médicos (de un total de 39, según la memoria que publica cada año el hospital). De ellos, seis fueron cesados y otros seis dimitieron, al menos cuatro de ellos de manera “forzada”, coinciden en señalar las fuentes sanitarias consultadas. Otros seis se jubilaron en este periodo y dos cambiaron de puesto a través de un proceso selectivo. También falleció una jefa médica.

En este periodo, a excepción de la especialidad de Medicina Intensiva, para la que sí se convocó un procedimiento abierto, todos los puestos se han asignado sin haberse convocado el concurso público que exige la orden que regula estos nombramientos, publicada en noviembre de 2012. Y, en algunos casos, los facultativos elegidos son interinos, pese a que esa orden establece que debe ser personal estatutario fijo.

No tardaron Goya y su equipo en comenzar a acometer esa reestructuración. Apenas unos meses después de acceder al cargo fueron cesados los primeros tres jefes de servicio, de las especialidades de Cirugía Maxilofacial, Endocrinología y Angiología y Cirugía Vascular. También una jefa de sección de Cirugía Cardiovascular. Luego fueron relegados el jefe de Medicina del Trabajo, que se quedó como médico adjunto, y los de Radiodiagnóstico y Urgencias.

CC y la estiba

Resultan llamativos estos dos últimos casos. Sergio Pitti era el jefe del servicio de Radiodiagnóstico. Había sido elegido para este cargo por su antecesora, Marisol Pastor, que fue gerente del HUC entre 2017 y 2019, durante la segunda mitad del primer mandato de Clavijo, y que se jubiló en agosto de 2023. Pastor siempre ha sido considerada una persona influyente en el hospital tinerfeño. Desde algunos sectores vinculan a esta influencia el nombramiento de Goya como gerente del HUC.

La pareja de Pastor es Víctor Díaz, hermano del exalcalde de La Laguna José Alberto Díaz (CC), abogado de Clavijo en algunas causas penales y asesor jurídico de la Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar, que representa al colectivo de estibadores. El líder de esta coordinadora es desde hace años Antolín Goya, hermano de Adasat y amigo de Airam Díaz Pastor, hijo de Víctor Díaz y Marisol Pastor, también vinculado al sector portuario, habiendo sido vocal de las autoridades portuarias de Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife.

Fuentes conocedoras de los entresijos del HUC (y que prefieren mantenerse en el anonimato) sostienen que la relación entre Pitti y Pastor, de máxima confianza hace unos años, se había enfriado en los últimos tiempos por algunos conflictos vinculados con el servicio. Lo cierto es que, tras la llegada de Adasat Goya a la gerencia del HUC, el hasta entonces jefe del servicio de Radiodiagnóstico no solo fue cesado, sino que, además, dejó el hospital y se marchó a la sanidad privada.

Urgencias

Goya y su equipo también destituyeron a Guillermo Burillo como jefe de Urgencias en noviembre de 2024, apenas un año después de haberlo nombrado para el puesto.

Su caso es aún más sorprendente. Burillo ya había sido cesado en dos ocasiones (la primera fue anulada por falta de motivación) durante la legislatura 2019-2023, con el PSOE liderando el gobierno junto a Nueva Canarias (NC), Sí Podemos y la Agrupación Socialista Gomera (ASG). El de Burillo fue de hecho, el único cese de jefe de servicio durante esos cuatro años y generó un considerable revuelo en el centro. Dimitieron un jefe de seción y varios jefes de turno y decenas de compañeros se concentraron a las puertas del centro para protestar contra la decisión adoptada por Mercedes Cueto, entonces gerente del HUC.

Después de que el segundo cese de Burillo fuera ratificado en los tribunales, la dirección del hospital convocó un concurso público para proveer ese puesto. Solo hubo un candidato, el propio Burillo. Sin embargo, el tribunal dejó desierto el proceso selectivo al entender que su proyecto era “insuficiente” para la gestión del futuro del servicio.

A su llegada a la gerencia, Goya rescató a Burillo y lo volvió a nombrar coordinador del servicio de urgencias. Sin embargo, apenas duró unos meses. En noviembre de 2024 era cesado por tercera vez en cuatro años. Aunque la dirección del complejo nunca dio explicaciones públicas de los motivos de esa decisión, fuentes sindicales la atribuyeron a una auditoría externa que había concluido que no se estaban cumpliendo los objetivos para reducir el tiempo de espera de los pacientes en urgencias. Burillo ha obtenido recientemente plaza de profesor titular en el Departamento de Farmacología de la Universidad de La Laguna (ULL).

Las urgencias fueron el principal foco de conflicto durante la etapa de Goya como gerente del HUC. El pasado mes de abril, la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes) emitió un comunicado que alertaba de que en medio año habían renunciado trece médicos en este servicio, la mayoría “con más de cinco o diez años de antigüedad”. La sociedad científica subrayaba que el número de adjuntos se había reducido de 35 a 8 en apenas doce meses. El colapso se había cronificado, con esperas de hasta treinta horas, pacientes hacinados en camillas en los pasillos y ambulancias atascadas a las puertas del servicio.

La decisión de la gerencia fue entonces pedir “la colaboración” de 18 servicios médicos del hospital para que sus especialistas hicieran guardias en las urgencias, lo que también provocó un hondo malestar. En torno a 120 facultativos de 14 servicios firmaron un escrito de rechazo a una medida que, según decían, era consecuencia de la “falta de planificación” en las urgencias. Además, advertían de que esa medida afectaba “gravemente la calidad asistencial, la seguridad de los pacientes y las condiciones laborales de los profesionales”.

“Los jefes de servicio se quejaban, tenían adjuntos suyos haciendo guardia en urgencias, atendiendo las menos graves. Tenían que librar al día siguiente y los servicios se quedaban sin médicos. Hubo quien se plantó”, señala una médica. Luego la dirección comenzó a contratar profesionales, algunos de ellos en el extranjero, y los adjuntos de otros servicios dejaron de hacer guardias en las urgencias.

“Caza de brujas”

Además de los ceses, durante los 700 días de Goya al frente del HUC dimitieron seis jefes de servicio, en las especialidades de Aparato Digestivo, Cirugía General y Digestiva, Farmacología Clínica, Admisión, Cardiología y Oncología Radioterápica. En algunos casos, dejaron el puesto y se quedaron como médicos adjuntos, incluso con reducción de jornada.

Las fuentes consultadas señalan que varios de esos jefes de servicio fueron “forzados a dimitir”, con la advertencia de que serían cesados si no seguían las nuevas directrices marcadas. “Fue poco después de las primeras destituciones. Estaba todo el mundo asustado para ver quién sería el siguiente”, explica una facultativa que califica ese periodo como “caza de brujas”.

Este periódico ha preguntado a fuentes oficiales del HUC por las razones de esos cambios en la jefatura de servicio y por la asignación de los puestos sin el pertinente concurso público, pero hasta la fecha no ha obtenido respuesta.

Algunas voces en el seno del hospital defienden la reestructuración acometida por Goya y su equipo durante esos 700 días para romper algunas dinámicas que se habían perpetuado en el complejo, pero otras hablan de “ceses arbitrarios”, de falta de motivación y también de tacto con determinados facultativos con amplia experiencia. Todos coinciden, en cualquier caso, en que no se está cumpliendo la orden que determina que los jefes de servicios médicos asistenciales de los hospitales de Canarias deben ser personal estatutario fijo y elegidos mediante un concurso público.

Levy Cabrera, portavoz del Sindicato Médico, atribuye esos cambios durante la etapa de Goya a “diversas circunstancias”. Por un lado, a que determinados jefes de servicio estaban “en régimen laboral, no estatutario” desde la integración del HUC en el SCS en 2009. La norma que regula estos puestos establece que debe ser personal estatutario fijo. “De los cuatro grandes, el HUC es el único que se rige por su propio convenio colectivo. No obligaba a estatutarizarse”, señala. Además, sostiene que en algunos servicios “había conflictos internos enquistados” y “compromisos de cambio” desde anteriores gerencias.

Caty Darias, coordinadora de la Federación de Salud de Intersindical Canaria, habla de “ceses arbitrarios”. “Muchos de ellos están judicializados porque, al más puro estilo de Coalición Canaria, no dejó títere con cabeza. Fue sangrante la destitución de personas que estaban al frente de servicios que no presentaban listas de espera, que tenían un funcionamiento correcto y que, a día de hoy, con los nuevos nombramientos, no se puede decir lo mismo porque los números han empeorado”, cuenta. Y alude, a modo de ejemplo, al servicio de Endocrinología. En junio de 2023, antes de la llegada de Goya, había 270 pacientes en lista de espera. Según los últimos datos, de junio de 2025, esa cifra se ha incrementado hasta los 371.

Intersindical Canaria ha denunciado, además, que a los datos oficiales de listas de espera, a los publicados cada semestre, hay que sumarles “miles de pacientes más” pendientes de incluir. “Son pacientes a quienes se les ha asignado una consulta pero que, antes de que se celebre, les llaman y les dicen que la consulta ha quedado suspendida y que se volverá a programar. A la espera de la nueva cita pueden estar más de un año. Eso es lo que ellos llaman la nube, son personas que no están contabilizadas en la lista de espera oficial”, explica Darias.

El PSOE ha venido denunciando de manera reiterada durante esta legislatura la “manipulación” de las listas de espera sanitarias. Los socialistas sostienen que la Consejería de Sanidad “oculta” en la lista de espera no estructural al 27% de los pacientes que esperan por una operación o por consulta con el especialista. Eso significa que no están computadas 8.776 personas en la oficial. El hospital que acumula un mayor número de casos, según los datos oficiales recabados por el PSOE, es precisamente el HUC, con 3.724.

IC ha llevado los ceses en el HUC a los tribunales. No solo por la “arbitrariedad” de las destituciones, sino también por los “nombramientos irregulares” de los nuevos jefes, “sin el preceptivo concurso público” y “sin ni siquiera ostentar la titularidad de la plaza”. “Bajo nuestro punto de vista, obedecieron más a afinidades de carné de partido”, dice Darias. En una de esas jefaturas, la de Hematología y Hemoterapia (vacante por jubilación), la persona elegida fue Taida Martín, una facultativa que había comenzado este mandato como concejala de CC en el Ayuntamiento de El Sauzal, el mismo en el que había estado durante 16 años el propio Adasat Goya.

A juicio de esta organización sindical, “se ha vulnerado la legalidad vigente” con las nuevas designaciones a dedo. Darias recuerda que hay precedentes en los juzgados de anulación de nombramientos de jefes de servicio a raíz de un caso en el Hospital Insular Materno Infantil de Gran Canaria.

Al margen de la acción judicial presentada por IC, varios exjefes de servicio han recurrido en los tribunales sus ceses por falta de motivación. Según ha podido saber este periódico, en un caso la dirección atribuyó la destitución a un conflicto de intereses de la persona al frente del servicio con una empresa suministradora de material médico. En otro, a discrepancias en la manera de contabilizar a pacientes en lista de espera. “A la mayoría de ellos los cesaron sin muchas explicaciones. Entre ellos hay personas que llevaban trabajando treinta años en el HUC. Y creo que merecían por lo menos una explicación”, concluye una fuente sanitaria.