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Todos somos Rosa Dávila

Lidia Rodríguez

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La toma de posesión de Ángel Víctor Torres como nuevo presidente del Gobierno nos dejó una imagen para el recuerdo, la de dos expresidentes de Coalición Canaria dándose la espalda mutuamente. Después de la entrevista que Diario de Avisos le hizo a Paulino Rivero, donde el expresidente culpó de todos los males del partido a Fernando Clavijo y dio algún que otro titular salido de tono, ambos se tuvieron que sentar juntos en la toma de posesión de Ángel Víctor Torres.

La cara de incomodidad de Rosa Dávila, presente al fondo de la foto de Sergio Méndez, representa a la perfección el sentimiento de bochorno que más de un canario habrá sentido con esa imagen. Dávila expresa algo que hemos vivido todos en algún momento de nuestra vida, ese momento de incomodidad o malestar cuando dos personas a las que quieres se pelean en público. Y, para más inri, con sus contrincantes de celebración. Porque, como si con recochineo lo hiciera, Méndez captó la risa de Jerónimo Saavedra en el mismo instante.

El enfado de Clavijo fue por una entrevista en Diario de Avisos. Paulino Rivero no dudo en señalar a los culpables de las crisis de Coalición Canaria, culpables con nombres y apellido. Ana Oramas, Carlos Alonso y Fernando Clavijo son los culpables, según Rivero. Y es que, el expresidente no salió bien parado de la amistad que se forjó entre Oramas y Clavijo, y, claro, algo de resentimiento queda. Pero, la cosa no se quedó ahí, el expresidente de Canarias, también, señaló a “Ricardo Melchior y algunos empresarios”. “Algunos”, dijo, como si los empresarios fueran un ente abstracto a los que no se les puede nombrar. Son como Voldemort o los caminantes blancos de Juego de Tronos. Esos “algunos” empresarios“, que nos imaginamos, han tenido enfadado a Rivero, que ha permanecido en silencio hasta ahora, que ha aprovechado la crisis de Clavijo para soltarle un coscorrón en público.

En este punto, muchos dirán que Clavijo tiene mal perder o que fue poco elegante con Paulino Rivero. Pero no es la primera vez que Fernando Clavijo es poco elegante, recordemos al presidente capaz de ir a los juzgados horas antes de su declaración para evitar que los periodistas fuéramos capaces de captar su foto entrando a los juzgados. Es esquivo, y no se le puede pedir que actúe con deportividad y elegancia delante de su antecesor después del tirón de orejas de Rivero.

Por otro lado, resulta fácil empatizar con la reacción de Clavijo, si tenemos en cuenta el panorama político que se le presenta, investigado en un caso de corrupción y otro soplándole en el cuello, con un liderazgo difícil de gestionar y un partido al borde del abismo. Cada vez se hace más difícil que siga siendo capaz de liderar Coalición Canaria, y, ante eso solo cabe poner la cara de Rosa Dávila.

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