Blas Acosta había admitido previamente que, en otros pasajes de la grabación, sí era él quien hablaba, “sólo un minuto”, nos dijo, “y para explicarle a Charli cómo debe hacer la declaración de bienes y para tomar posesión como concejal, y nada más”. Es su versión y la respetamos escrupulosamente. Blas Acosta se sabe investigado y cuando empezaron a aparecer los primeros comentarios sobre su actividad pública en este periódico, se plantó en el despacho en Tenerife del vicesecretario general, Francisco Hernández Spínola, y puso a su disposición su acta de concejal y su candidatura al Cabildo. “Porque, Paco, el partido debe tener información de que soy un candidato investigado”, según relata Acosta. Spínola rió; Blas rió, se despidieron y el majorero salió bendecido por el aparato.