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Cuando la necesidad se presenta asociada a la posibilidad

Joaquín Sagaseta de Ilurdoz Paradas / Joaquín Sagaseta de Ilurdoz-Paradas

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De suyo que si no se aprecian las cosas en su movimiento se pierde la aptitud para la previsión política y se actúa a remolque de los hechos. El practicismo y la frase relevan al análisis y a la intervención consciente.

Si alguien hubiera permanecido en estado cataléptico los últimos cinco años y recupera el sentido en nuestros días, podría pensar que su ausencia ha durado décadas. Los “valores” del capitalismo, las hazañas milagreras del “mercado”, el fin de la historia y de las ideologías?por entonces, hace no mas de cinco años, se diría que la idea absoluta de Hegel ?que solo tenía de absoluta que no se sabia absolutamente nada de ella (Engels)- por fin, en su devenir, había cristalizado, con retraso, no lo hizo en el estado prusiano, venía a cuajar en el neoliberalismo capitalista.

Toda esa munición del pensamiento burgués ha quedado pulverizada.

De un lado a otro la tendencia cambia ha favor de la izquierda anticapitalista. Ni que decir tiene que esto no basta para que el viraje se concrete en transformaciones sociales.

Las sociedades y los sistemas pueden deslizarse hacia la putrefacción y estancarse en ella indefinidamente. Si a la hegemonía pérdida del sistema capitalista no se le opone un programa de transición en el que se reconozca tanto la fuerza social principal -el trabajo asalariado- como el conjunto de las fuerzas motrices del cambio social, habrá rebeldía, pero no habrá cambio.

El punto de encuentro que unifica las contradicciones y a las fuerzas que las protagonizan, en el momento histórico concreto que vivimos se encuentra en el asedio al estado social y de derecho.

La crisis del capitalismo al que le sigue el agotamiento de sus recursos para alcanzar consenso social, ha modificado el carácter del estado social de derecho, su lugar y su significación ideológica, política y social en la confrontación de clases. De conquista histórica del movimiento obrero y democrático con la que ? pese a ser extraña a la lógica interna del capitalismo- el sistema ha podido convivir durante décadas, a constituirse en inasumible para un capitalismo exhausto; de ser opción anómala pero integrable, a ser alternativa de transición para las transformaciones socialistas; de ser un momento de unidad conflictiva de contrarios, a ser el punto de ruptura.

Como cambian de contenido las libertades democráticas formales cuando colisionan con el fascismo, como mutaron las alas de la liberte, egalite, fraternite cuando la burguesía dejó de ser clase revolucionaria? así mismo se modifican los contenidos y los procesos que desata el estado social y de derecho cuando de injerto extraño se transforma en logro antagónico al sistema.

La pérdida de hegemonía del democratismo burgués al tiempo que hace avanzar a la izquierda, polariza a la fuerzas del capital en torno a posiciones de ultraderecha o abiertamente fascistas. De esto último se reproducen las fuerzas que no solo cuestionan las dimensiones del estado social, sino que se orientan también contra las libertades democráticas formales y los derechos civiles conquistados. Libertades democráticas y m derechos civiles, unas y otros, lejos de representar instrumentos para la hegemonía y ascendiente social de la oligarquía y la plutocracia capitalista se trastocan en armas contra su sistema: “después de los emigrantes, le toca el turno a los homosexuales” proclaman abiertamente los reactivados fascistas griegos.

El gran movimiento social y político de impugnación del capitalismo, de defensa y profundización del estado social y de derecho le está poniendo el signo a nuestros días, pero no está solo en el escenario.

Se necesita, con la urgencia que la situación demanda si se quiere evitar el estancamiento o la involución mas reaccionaria, ascender desde el campo del rechazo y la rebeldía al nivel de alternativa de poder y eso exige iniciativa, resolución, altura de miras y audacia política. No son tiempos para diletantes.

En Canarias la conciencia social y las dramáticas contradicciones en que se asienta han madurado para que ello sea posible. El colapso del régimen de dominación social y política en el Archipiélago y de las fuerzas que lo han configurado y sostienen, es extremo: “los de arriba ya no pueden seguir como hasta ahora y los de abajo ya no quieren”.

La salida por la izquierda dejará de ser un pronunciamiento vacío de realidades si se actualizan dos condiciones: un frente amplio de la izquierda y un programa mínimo común de defensa y desarrollo del estado social y democrático de derecho.

La opción de la izquierda anticapitalista se percibirá real entonces porque ahí se verán representadas todas las fuerzas motrices del cambio, ahí se verán reconocidas las aspiraciones que en este momento histórico concreto han pasado a primer plano y ahí es donde advertirá fuerza y posibilidad real para abrir avenidas a políticas de transición, de progreso y solidaridad.

La combinación de aquellos tres factores, en las actuales circunstancias, tendrá un formidable efecto movilizador. Ocurre siempre así cuando en la conciencia social se refleja asociada la necesidad con la posibilidad.

Joaquín Sagaseta de Ilurdoz-Paradas

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