Los episodios de corrupción ponen en alerta al sector empresarial canario

Antes era la burocracia, la falta de diversificación o la condición ultraperiférica las razones que ahuyentaban las inversiones en Canarias y alimentaban los miedos de los empresarios para instalar sus negocios en las Islas. Ahora parece que ese miedo, según las últimas declaraciones de las asociaciones que agrupan a los empresarios, tiene que ver más con la corrupción.

Y no es para menos, los episodios de detenciones se han sucedido en el panorama canario dejando tras de sí una estela de alarma entre varios sectores, sobre todo el político, aunque también el empresarial. La detención del importante promotor Santiago Santana Cazorla, en el marco de la Operación Góndola, ha sido el detonante de las reacciones del sector.

Sin embargo, ya el presidente de la Confederación Canaria de Empresarios (CCE), Mario Rodríguez, había dejado caer, durante la cena que ofrece su asociación con los medios en Navidad, un cierto temor y pánico a hablar por teléfono después de las noticias de los múltiples pinchazos policiales para investigar casos de presunta corrupción.

Fue el propio Rodríguez quien consideró “lógica” la reacción de la patronal de la construcción (AECP) ante la detención de Santana Cazorla, argumentando que “ha habido exceso de propaganda y una situación mediática excesiva que provoca que seamos todos presuntos”. En un comunicado, la AECP pidió “rigor en las actuaciones y respeto a la presunción de inocencia”, manifestando su “más enérgica protesta” por el hecho de que, junto a “actuaciones desproporcionadas”, se realizan “juicios paralelos sin respetar la presunción de inocencia”.

En un principio, tras conocerse la detención, la reacción imperante fue la del mutismo, aunque, como se ha visto, no tardaron en sucederse las denuncias por lo que consideran “un espectáculo mediático”.

Miedo en la clase empresarial

Si bien la detención de Santana Cazorla ha funcionado como detonante de las reacciones de los empresarios, cabe recordar que fue el caso Eólico el que empezó a meter el miedo en el cuerpo. Nadie de las personas consultadas ha querido que sus declaraciones se relacionen con algún nombre concreto, y la frase más recurrente ante la petición de valoraciones sobre lo que ha supuesto para la economía canaria toda la investigación sobre el caso ha sido: “sobre eso no opinamos”.

Hay pues, un miedo latente en la clase empresarial ante cualquier cosa que pueda suponer corrupción. Algo de lo que dan cuenta los políticos. Tanto Roberto Moreno, por el Partido Socialista Canario (PSC) como Manuel Fernández, por el Partido Popular (PP), han coincidido en la “oportunidad perdida” para la profusión de energías renovables en el Archipiélago y los lógicos temores del sector empresarial.

Manuel Fernández lo definía de modo gráfico: “Todo este problema ha supuesto para Canarias un atraso considerable y también está produciendo una desmotivación en el sector empresarial, no sé si habrá alguien que quiera presentarse porque todo lo que suena a eólico suena ahora a corrupción”.

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