Las ayudas de la UE a la importación de paja amenazan la recogida de pinocha de las cunetas de Canarias

Pinocha en las cunetas de la cumbre de Gran Canaria el pasado viernes

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —

El último incendio que ha sufrido la cumbre de Gran Canaria y que ha arrasado casi 3.000 hectáreas de su Reserva de la Biosfera apunta a que fue provocado. Sin embargo, la principal incógnita que se plantea es cómo se pudo propagar tan rápido y qué se puede hacer para evitar otra situación como esta. Los técnicos lo llegaron a calificar como un “tsunami de fuego hambriento” que avanzó gracias a que había material para quemar: retamales, pinocha (hojas del pino), hierba seca… Aunque técnicos y ecologistas coinciden en que no se debe recoger toda la pinocha, sí que es necesario mantener las cunetas limpias. No obstante, esta actividad (regulada por los cabildos) ya no resulta rentable, puesto que a los ganaderos, que la han utilizado tradicionalmente para acolchar el suelo de los establos, les resulta más barato comprar paja importada. Esto se debe a que la Unión Europea otorga altas subvenciones para este fin.

Los importadores reciben de la UE por cada tonelada de paja una ayuda de 72 euros. En total, el sector ha recibido 2,4 millones en lo que va de año (por 33.222 toneladas que proceden sobre todo de Andalucía). Para el presidente de la Asociación de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Las Palmas (UPA), Antonio Suárez, en la pinocha hay un potencial económico muy importante y, a su juicio, no se está aprovechando. Su principal crítica es que se podrían crear puestos de trabajo limpiando las cunetas de pinocha y que se puedan utilizar en el sector primario.

A pesar de que no ha acabado el año, ya en pleno mes de julio, la cuota de paja importada ya había quedado agotada. Sin embargo, las cabezas de ganado no han aumentado con respecto al año anterior. La principal razón es que esta paja se emplea en explotaciones agrícolas para evitar la aparición de las malas hierbas, para la cama de los caballos e incluso en jardinería, debido a que sale muy barata su compra.

Una de las formas de recoger pinocha con autorización es a través de subastas públicas. En la isla de Tenerife, por ejemplo, a la última subasta no se presentó nadie porque no tenían a quién vender luego la pinocha. En Gran Canaria, el Cabildo insiste en que, previa autorización, es posible recogerla aunque hay técnicos que reconocen que es necesario agilizar los trámites para que con una llamada telefónica baste para obtener este permiso. “No podemos centrar el problema en la pinocha, no tiene sentido tener todos los árboles limpios porque actúa como nutrientes, pero es importante tener limpios los bordes de las carreteras, tener unas franjas de unos metros libres de pinocha”, señala un técnico forestal de la corporación insular. 

La asociación ecologista Ben Magec también coincide en que en las zonas donde hay poca concentración de pinocha (como en las cunetas) sí que supone un elemento inflamable. No obstante, su portavoz Eugenio Reyes aclara que cuando tiene espesor, la pinocha se empapa de la humedad y evita la evaporación. Esta es la causa de que el pino canario tenga una adaptación tan alta al fuego y que pueda regenerarse en muy poco tiempo. 

Apostar por el sector primario como cortafuegos

No sólo la pinocha actúa como combustible en un incendio. Igual de preocupantes son las zonas de cultivos abandonados, laderas llenas de matorrales e incluso las especies invasoras como el rabo de gato, muy difícil de erradicar ya que prende de forma muy rápida por su distribución en horizontal. Los ecologistas piden una estrategia clara con mirada científica y tradicional, es decir, preguntando a las personas del mundo rural. También abogan por construir más cortafuegos y limitar una franja para que cuando un incendio se genera en estas zonas no traspase a los pinares. 

El abandono del monte era patente en las imágenes de días anteriores al incendio. “Yo pasé por la zona dos horas antes con mis ovejas y había mucho peligro, pensé que alguien con una colilla o un cristal podía generar un incendio”, cuenta el maestro quesero Isidoro Jiménez, que lleva años defendiendo que hay que apostar por el sector primario para mantener limpio el monte.

“Un campo de papas es el mejor cortafuegos que puede haber”, explica un técnico del Cabildo de Gran Canaria, que asegura que el incendio del pasado miércoles realmente comenzó hace 50 años por el cambio del uso del territorio y el abandono de la actividad agrícola. 

Con la declaración de Reserva de la Biosfera, a los ganaderos se les dificultó la tarea de pastar por la zona por lo que quedan muy pocos pastores que practiquen la trashumancia. A ello se le une la falta de relevo generacional, pues además de ser un trabajo duro a veces no se ve recompensado económicamente. “Los animales comen los 365 días del año, por lo que hay que salir a pastar todos los días” explica Jiménez, quien añade que, aunque la tecnología facilita mucho los trabajos, hay ganaderos reticentes a aplicarlas. 

Desde la corporación insular no ven viable incrementar más los medios de extinción, sino potenciar los trabajos que pueda realizar la población rural como la agricultura de montaña, el pastoreo... “de tal forma que se consigan unos paisajes más seguros con zonas de biodiversidad, zonas con bosques, pero también con zonas de pastoreo”.

Con esta postura es muy crítico el presidente de la Asociación de Pequeños Agricultores y Ganaderos , quien reprocha que “la culpa del incendio no es de los ganaderos, es de las administraciones públicas” en respuesta a las declaraciones del presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, que subrayó que el “abandono de la agricultura y la ganadería” es “abono para incendios”. “No pueden culpar a los ganaderos de su falta de política ambiental”, insiste. 

“El ganadero puede elegir dónde pastar, si tanto apuestan por la trashumancia y quieren que retrocedamos 30 años atrás que se pongan los concejales a hacerlo”, critica. 

Suárez también denuncia que se insista en la importancia de contribuir al consumo de productos locales y que luego las administraciones públicas “sean las primeras que no lo hacen, sacando concursos en los comedores de colegios, hospitales... en los que ni añaden una cláusula que les insten a comprar productos locales”. 

Sobre medidas para prevenir incendios también se han pronunciado algunos partidos. El grupo parlamentario socialista ha registrado una proposición para que el ganado limpie los montes de Canarias. Equo, por su parte, ha defendido la necesidad de caminar hacia la soberanía alimentaria y aprovechar todos los recursos forestales. Además, consideran que los fondos de las administraciones públicas nunca son suficientes. 

La formación ecologista apuesta por realizar una mayor formación en el medio rural para que las personas que habitan allí no corran peligro. Sobre este asunto ya está trabajando el Cabildo de Gran Canaria y asociaciones como Ben Magec, que insisten en la importancia de mantener cuidada una zona de 15 metros alrededor de la vivienda. 

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