Anatomía de una sentencia

Lo decíamos hace unos días en este periódico y lo ratificaba este miércoles el periódico La Provincia: la última sentencia sobre el caso Emalsa firmada por el magistrado Francisco José Gómez Cáceres, presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, ha puesto a prueba su credibilidad y su coherencia. Y hasta su continuidad al frente de la presidencia esa jurisdicción, añadía nuestro colega Pedro Guerra. Así es. Los curiosos del Derecho que han accedido a las dos últimas sentencias sobre la privatización parcial de la empresa de aguas de Las Palmas de Gran Canaria, de las que ha sido ponente Gómez Cáceres, han podido conocer una faceta del Derecho que, aún empezando a no ser extraña por estos lares, particularmente en la jurisdicción contencioso-administrativa, puede constituir ejemplo para las aulas de práctica jurídica de todo el territorio patrio. Porque después de argumentar lo argumentado en 2008 en un sentido, parecía imposible hacer exactamente lo contrario dos años después con el mismo material sobre la mesa. Aunque con un magistrado menos, que en eso podría estar una parte de la explicación.