''Hipócritas'' por no recordar la bombona famosa

Desde este lunes los ciudadanos de Las Palmas de Gran Canaria pueden dormir más tranquilos porque al frente de la urbe tienen un alcalde con las ideas claras, con propuestas que, a pesar de no estar en su programa electoral, responden a una aplastante lógica y a una preocupación constante por el bienestar colectivo. De ahí que, además del gas, Cardona haya rescatado del baúl de los recuerdos la non nata Gran Marina, un proyecto de rascacielos en el istmo cuando aún no se han terminado de vender los pisos del Edificio Woermann, la primera masacre urbanística perpretada por Soria con nocturnidad y alevosía. O la depresión de la Avenida Marítima, que contará con una financiación igual a cero aunque hagan ministro de Fomento a José Manuel Soria. Por no hablar del Estadio Insular, con menos aparcamientos y más comerciales, que es exactamente lo contrario que reclaman los vecinos de Arenales. Y si osamos criticar o alegar, por ejemplo, que una regasificadora en La Luz es un disparate de seguridad seremos unos hipócritas. Ya saben -porque lo dijo este lunes el alcalde- que es lo mismo atravesar las entrañas de la ciudad de norte a sur con un gasoducto que permitir el libre tránsito de los famosos camiones de las bombonas del gas a domicilio por sus calles. Y todo para reabrir el debate y llevar a todo el mundo a la conclusión de que tiene que haber regasificadora y que tiene que instalarse en el muelle de Arinaga.