Telefónica, el paradigma

Con Telefónica esto del sistema ya rebasa todos los límites de la desesperación. Con esa compañía le puede ocurrir de todo a cualquier cliente por culpa del dichoso sistema. Por ejemplo, si llama para pedir un alta, y pulsa 1 a requerimiento de la telefonista cibernética, le dirán que allí el sistema no se lo admite a la operadora, que vuelva usted a marcar y pulse el 2. El 2 no aparece nunca y, en un tercer intento, una nueva operadora le dice que no puede hacerse de ninguna de las dos maneras, ni como le dijeron en el 1 ni como le dejaron de decir en el 2. Y rece para no tener un problema con un recibo si usted lo paga por ventanilla. A un cliente que le cobraron de más por poco le da un infarto de las vueltas que le hicieron dar en una sucursal del BBVA cuando fue a aplicar un procedimiento de devolución que le habían indicado en Telefónica. El cajero de la entidad no supo aplicar la devolución porque el sistema no se lo permitía. Al final hubo que aperturar (bonito palabro) otra cuenta corriente, hacer el ingreso reducido, traspasarlo a Telefónica y otra vez aguantarse, porque la compañía cortó el servicio, dado que el sistema no admitía el truco. Con lo bonito que eran el lápiz y los puñetes.