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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Otro mal día para Repsol y su accionista Disa

Antonio Brufau y José Manuel Soria. (EFE)

Se alinearon los planetas y el mismo día que la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia decidía empurar (pero empurar a lo grande) a la petrolera Repsol, el Parlamento de Canarias reclamaba al Gobierno de España que revoque de aquí a la eternidad los permisos a su favor para las prospecciones petrolíferas -de chirimoya a sandía; de plátano a zanahoria- en las aguas de Canarias. Lo de la sanción tiene mucha miga porque además de los 20 millones que habrá de aflojar Brufau si adquiere firmeza, evidencia las malas artes de esta petrolera nada menos que en el amaño de precios en las gasolineras, es decir, en el precio que los sufridos usuarios debemos pagar cuando repostamos. Pero no fue solo Repsol la que tuvo un día aciago. En la misma resolución de Competencia se nombra, así, como de pasada, a la canaria Disa, que aparece multada también –en su caso con 1,3 millones de euros- por amañar precios en comandita con Cepsa. La compañía de los Carceller se lleva dos collejas en estos dos actos que relatamos porque también le afectará –de prosperar- la revocación de los permisos petroleros a Repsol al ser, a través de Sacyr, la principal accionista española de la compañía del compadre Brufau. Es conmovedor contemplar cómo Disa, que se deshace en soflamas de canariedad, que financia a instituciones públicas para que los políticos organicen acontecimientos deportivos muy populares, infiere golpetazos a este Archipiélago apoyando las prospecciones y maquinando para que paguemos más en las gasolineras. Muy bonito. Es, junto a Repsol, petrolera de cabecera de Soria, que le concedió en diciembre pasado un préstamo de Industria muy sandunguero para que pudiera cubrir, con tres años de carencia, más del 90% de la inversión necesaria para la instalación de una central de biocombustible en Granadilla. Todo ello bajo los auspicios de una familia, los Carceller, la que controla la compañía, cuyos cabezas visibles se enfrentan a duras peticiones de prisión por parte del Ministerio Público por supuestos delitos de fraude fiscal. Acuérdense de ellos cuando se calcen las zapatillas y vayan a ir a correr a una maratón financiada por Disa para lavar su imagen.

El PP canario no se entera

La decisión del Parlamento de Canarias de instar la revocación de los permisos que aún tiene vigentes Repsol para prospectar en aguas del Archipiélago no es solamente una actitud política de los grupos proponentes, CC y PSOE. Es también una exigencia administrativa. Es actitud política porque todavía hay quien sospecha que la atribulada marcha de los barcos de Repsol de las aguas cercanas a Lanzarote y Fuerteventura encerraba la decisión secreta de regresar una vez pasen las elecciones regionales y no sean tan corrosivos como es de prever los efectos sobre el electorado conservador de las perretas sorianas. Repsol sostuvo siempre que no había encontrado hidrocarburos de calidad, lo que reforzaba la tesis de que había venido a Canarias a hacer el canelo por presiones del regulador, es decir, el señor ministro. Coalición y el PSOE, a quienes se unió el Grupo Mixto, ha hecho muy bien en resucitar este asunto, primero porque les conviene a todos políticamente recordar al público municipal y espeso que la amenaza sigue latente y que Soria no puede irse de rositas tras las gestas de conquistador que lució estos últimos años. Pero la actitud política tiene mucho que ver también con una tramitación administrativa que ha de cumplimentar el Gobierno de España: si la autorización –como ha dicho Soria- obligaba a hacer dos perforaciones y Repsol sólo hizo una, ha perdido todos los derechos, es decir, sus permisos han perdido vigencia. No tienen ni pajolera idea los diputados del PP, con el conejero Fernando Figuereo al frente, al decir que esa revocación de las autorizaciones podría devengar indemnizaciones. Que llame a Industria para que vea lo que le dicen. Pero la próxima vez, que llame primero antes de hacer el meleguino.

Larga vida a Cicerón

Vayamos con la segunda metedura de pata de nivel 3 proferida por un cargo público del PP de Canarias. En este caso la burrada hay que atribuírsela al concejal en Las Palmas de Gran Canaria Jaime Romero, que escribió en su muro de Facebook una sentencia supuestamente atribuida a Cicerón y que agitan desde 2009 (en pleno gobierno de Zapatero) pensadores de derecha y ultraderecha y liberalotes del mundo para avalar sus doctrinas. La frase ha caído muy simpática entre los funcionarios del Ayuntamiento del que cobra el señor Romero porque, evidentemente, tiene su retranca lo que se dice de ese gremio. La sentencia que tanto gustó al concejal es esta: “El presupuesto debe equilibrarse, el Tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, y la ayuda a otros países debe eliminarse para que Roma no vaya a la bancarrota. La gente debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado” Cicerón 55 a.C.“ Si el concejal Romero se hubiera tomado la molestia de comprobar la veracidad de esa cita, quizás no hubiera hecho lo que hizo, y no tendría de uñas a los funcionarios municipales, que se rebaten entre llamarlo facha o llamarlo ignorante. Básicamente porque esa sentencia no es de Cicerón ni de ningún pensador conocido de la Antigüedad, sino más bien de un agitador de FAES o alrededores que no ha terminado de escribir su primer ensayo. Si la derecha bebiera de Cicerón aprendería lo que detestaba la corrupción, el incremento de los impuestos o la tiranía (a la que debía combatirse con el tiranicidio, dicho sea de paso), y no menearía por lo tanto su pensamiento para no abochornarse. Lo mismo ocurre con Churchill, al que la misma derechona atribuye un pronunciamiento sobre los antifascistas que jamás pronunció aquel primer ministro inglés (”Los fascistas del futuro se llamarán a sí mismos antifascistas“). Lo que advertimos para que los que tenían la frase en el disparadero la guarden para algún cumpleaños en familia. De nada.

¡Estaban repartiendo los cargos!

El día siguiente a la implosión de la nueva Radiotelevisión Canaria, provocada por la mala cabeza del Parlamento de Canarias y por uno de los más firmes aspirantes a presidir el que iba a convertirse en primer consejo rector del ente, ha sido más tranquilo de lo que se esperaba. La conmoción por la renuncia de Francisco Moreno no fue tan grave como se esperaba en los cuarteles donde creían tener controlada la situación. Fernando Clavijo, al que se le notaba molesto, llamó a los suyos y les pidió un poquito de por favor para la próxima vez. La aceptación del jefe de prensa de Soria como vocal por parte de las huestes nacionalistas debió haberse acompañado de un poco más de disimulo para que no se notara tanto el contubernio y para que no fuera el socio de CC, el PSOE, el que finalmente pulsara el detonador. Clavijo siempre quiso que el proceso lo liderara la directora regional de la Cadena Ser, Lourdes Santana, que declinó regresar a RTVC desde el primer día sin renunciar a dejar dentro a su jefe de Informativos en Radio Club, Santi Negrín, y sin alejarse mucho de los alrededores. El PSOE se apuntó a caballo ganador, casilla en la que hasta ese preciso instante sólo habíamos encontrado a Román Rodríguez (Nueva Canarias), el único que abiertamente había dicho no al comisario político que quiso imponer Soria, Juan Santana, por su manifiesta falta de idoneidad. Vamos, por ser completamente impresentable. Sí hemos sabido, sin embargo, que el equipo médico habitual a cuyo frente Fernando Clavijo había puesto a José Miguel Ruano, ya preparaba todos los relevos en la radio y la tele públicas, relevos que alcanzaban incluso al director de Informativos, Miguel Ángel Daswani, y a la directora financiera y de recursos humanos, Lourdes Reyes. Y si bien no tenemos confirmada la identidad de ninguno de los beneficiaros de la purga, sí sabemos que para el puesto de esa última se barajaba un profesor de la Universidad de La Laguna que ya había pedido un informe de compatibilidad a la institución de la que cobra. Cuando los afectados por el desembarco de Juan Santana y los suyos ya recogían sus bártulos y el cactus de sobremesa, llegó la contraorden, lo que al menos les permite llegar hasta el otoño a la sombra de Willy García, director general. Todo puede cambiar después de mayo: que el PP tenga un representante menos (ahora tiene dos); que Coalición Canaria no sume con el PP para este y otros menesteres; que los resultados en determinadas islas –como Gran Canaria- no permitan la presencia de determinada candidata, e incluso que entre Podemos, el PSOE y Nueva Canarias consigan imponer el espíritu y la letra de la ley y la nueva era no salga tan gafada como a punto estuvieron de conseguir. Todo es posible en la tele desde esta semana tan agitada.

La vocación de Rudy Núñez

Para que vean ustedes lo bueno que es tener y alimentar las vocaciones desde jovencitos, les acercamos un texto genial fechado en 1997. Forma parte de un librito que editó el desaparecido periódico La Gaceta de Canarias con el muy encomiable propósito de acercar a la ignorante ciudadanía la vida y milagros de los hombres (pocas mujeres había entonces) que nos llevaban a todos hacia el camino de la abundancia y la prosperidad, y de paso, recaudar unas perrillas para la supervivencia del medio. Lo segundo, desgraciadamente, no se consiguió, pero lo primero sí. La publicación se bautizó con el título de Gente de Hoy, y pretendía ser “historia viva de los personajes más populares de la sociedad canaria actual”. ¿Y a quién nos encontramos en medio de aquel reparto a mansalva de ditirambos? Pues nada menos que al que por entonces ocupaba la presidencia de la Caja General de Ahorros de Canarias, Rodolfo Núñez. Ahí lo tienen, encantado de dirigir la señera entidad (luego disuelta en el maremágnum de las fusiones), sentado en la sala de cajas de seguridad de la entidad. Confiesa en la entrevista lo que debimos haber presentido, que desde entonces soñaba con ser el dueño de un banco en Suiza o en algún otro paraíso fiscal, ajeno entonces a cualquier posibilidad remota de que un día de 2015 alguien pudiera enterarse de que llegó a abrir una cuenta en el HSBC, a lo mejor como paso previo a entrevistarse con su director y levantarle el cargo por la remanguillé. Más postiza le quedó su respuesta a la pregunta de si concedería un crédito a un pintor que le apareciera por su despacho con un cuadro cojonudo. “Se lo compraría con mi dinero”, dijo, pero no le prestaría la pasta por cuya integridad tenía el encargo de velar. Un año después de esta entrevista, el mismo Núñez se ocupó personalmente de que un empleado del todopoderoso empresario Ignacio González, un operario que apenas ganaba 100.000 pesetas al mes, se llevara un préstamo de 5.500 millones de la misma moneda de curso legal para el pelotazo de Las Teresitas. Los pintores lo tendrían difícil, los salteadores de caminos, mucho mejor.

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