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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Palabras clave: carreteras, adjudicar, candidato, gato encerrado

Carlos Alonso, presidente del Cabildo de Tenerife / Foto cedida

Carlos Sosa

Se cierra poco a poco el anillo. Y no precisamente el anillo viario insular de Tenerife que tanta polémica ha generado estas últimas semanas en Canarias. Se cierra el círculo que permite ir respondiendo a algunas de las incertidumbres generadas alrededor de las carreteras de Canarias, más concretamente las de Tenerife. La intervención del presidente de Nueva Canarias, Román Rodríguez, este martes 13 en el Parlamento de Canarias puso el dedo en la llaga, y las respuestas que en esa misma sede pronunció el presidente del Gobierno, Fernando Clavijo, y casi en el mismo instante Carlos Alonso en Twitter,  terminaron por aclararlo todo: se trata de quién va a gestionar, es decir, quién va a adjudicar, quién quiere adjudicar, las importantes obras de infraestructura que conciernen a la última fase del anillo insular de Tenerife, y más concretamente, el famoso túnel de Erjos. “¿Lo gestionará, lo peleará el Gobierno de Canarias o está en la tesis del señor Alonso?” “¿Va a conveniar el Gobierno de manera bilateral como pretende algún cabildo?”, preguntó con voz atronadora desde su escaño Román Rodríguez. Desde el suyo, el presidente del Gobierno contestó con una primera evasiva: el Gobierno de Canarias ejercerá sus competencias. Rodríguez insistió: “El túnel, ¿lo va a gestionar el Gobierno de Canarias o el Cabildo de Tenerife?” Clavijo estaba contra las cuerdas porque si contestaba que lo haría, en el ejercicio de sus competencias, el Gobierno de Canarias, metía en un atolladero a Carlos Alonso, al que negaba sus pretensiones. Así que empleó otra palabra mágica: “Cogestionaremos las carreteras en colaboración y fijando las prioridades con los cabildos insulares”. No hay más preguntas, señoría.

 

Alonso: Obviamente el Cabildo

En el mismo instante en que se producía ese debate en el Parlamento, eficazmente relatado en las redes sociales por periodistas como Salvador Lachica o Almudena Sánchez, entre otros, el presidente del Cabildo de Tenerife hacía su particular aportación para no dejar que ninguna pelota sobre esta cuestión picara en el suelo sin su merecido remate. Almudena Sánchez, de Canarias7, escribía un tuit puramente informativo: “Pregunta @RiomanRodWeb quién va a gestionar el túnel de la polémica, @EquipoClavijo o @carlosislatener?” Desde su cuenta en la misma red social, Alonso contestaba de inmediato: “Obviamente Cabildo. Hay una cosa que se llama transferencias. Financiado cada km en Can x GobCan”. Es romance: “obviamente” significa que no parece albergar duda alguna el presidente del Cabildo y, a mayor abundamiento, le extraña que alguien pueda albergarla. Se dice obviamente cuando se trata de remarcar ante el interlocutor que las cosas son como relata el que interviene. “Hay una cosa que se llama transferencia” viene a significar claramente que ya existe entre el Gobierno de Canarias y el Cabildo de Tenerife un acuerdo, al menos verbal, para transferir no se sabe muy bien qué tipo de competencia sobre esa obra concreta tan golosa, bien por la vía de la prefinanciación, que conllevaría un encaje de bolillos infumable por parte de Hacienda (que se lo denegó en la pasada legislatura a Gran Canaria para la carretera de La Aldea y la cuarta fase de la Circunvalación) y un endeudamiento prohibido para una Corporación que acumula tanto déficit como al suma del de los restantes cabildos canarios. Y dice una cosa más: “financiado cada km en Can x GobCan”, es decir, que las perras las acabaría poniendo, en directo o en diferido, el Gobierno de Canarias. Entonces, ¿por qué tendría que adjudicar la obra el Cabildo de Tenerife? ¿A qué tanto interés por algo que podría seguir su curso natural dentro del convenio de carreteras con el Estado, es decir, primero acabando las obras en curso y luego adjudicando nuevas fases? ¿Es realmente por la urgencia de la obra o las urgencias son otras?

 

Candidato al Senado

El misterio lo despejó en gran medida el propio interesado a lo largo de la entrevista que este mismo martes le hizo en la radio autonómica su director, Miguel Guedes. “No digo que no a un puesto al Senado o al Congreso por Tenerife, pero lo tiene que decidir el partido”, pregonó Carlos Alonso a los cuatro vientos. Hemos evacuado las correspondientes consultas y no es que el presidente del Cabildo esté pendiente de que le hagan un ofrecimiento en alguno de los dos sentidos que expuso como para despistar al radioyente. La realidad es que la decisión de su partido, Coalición Canaria, que él ya ha aceptado, es que vaya de candidato al Senado por la isla de Tenerife, continuando con las más arraigadas costumbres de su formación política, personificadas más recientemente en Ricardo Melchior, aunque con resultados muy desiguales. No colaba de ninguna manera eso de una candidatura al Congreso de los Diputados teniendo en cuenta que a) el primer puesto ya está ocupado oficialmente por Ana Oramas, y b) el segundo puesto no sale ni de coña. Así que, Carlos Alonso será candidato de CC al Senado. Y ¿qué requisitos ha de reunir un candidato a la Cámara Alta española por ATI y “obviamente” por la isla de Tenerife? De entrada, la popularidad. Debe ser un candidato muy conocido en las ciudades y en los pueblos, lo que se consigue con facilidad desde el puesto de presidente del Cabildo. Debe haberse significado por la defensa a ultranza de la isla por encima incluso de los intereses de su partido y de los pactos políticos que su partido haya podido firmar, como ha hecho con el inclemente puteo al PSOE. Debe encabezar alguna iniciativa con la que pueda enganchar con los sentimientos de la población, por ejemplo, hospitales para el norte y para el sur, y cómo no, unas carreteras dignas que compensen a Tenerife que estos últimos años se hayan empichado más en Gran Canaria. Y debe, ineludiblemente, contar para esa y otras banderas con el respaldo de la mayoría de los medios de comunicación convencionales y no convencionales. Alonso reúne todas esas condiciones. Ahora solo falta que su partido lo presente públicamente y que los ciudadanos lo respalden el 20 de diciembre. Sería una suerte para Tenerife tener al presidente de su Cabildo “gestionando” carreteras directamente en Madrid.

 

Se declara abierta la campaña

Por lo demás, el pleno del Parlamento de Canarias ofreció una muestra más que palpable de que ya ha dado comienzo de manera oficiosa la campaña electoral del 20-D. Todos los grupos parlamentarios se declararon abiertamente sus hostilidades, unas más hostiles que otras, todo hay que decirlo. Por ejemplo, que tres grupos parlamentarios (CC, PSOE y Nueva Canarias) obsequiaran con una cerrada ovación a la consejera de Obras Públicas, Ornella Chacón (PSOE) y que sólo Podemos y el PP se mantuvieran impávidos, muestra el desmarque que cada cual a su manera ha querido empezar a escenificar. Que el presidente Clavijo haya coincidido diáfanamente con Román Rodríguez y con Iñaki Álvaro Lavandera (PSOE) en la necesidad de reclamar al Gobierno del Estado (PP) los 755 millones de eros de deuda en el convenio de carreteras y en criticar el modelo de financiación y los límites de gasto, supone un giro interesante en el buen rollito mostrado por Coalición Canaria hasta el momento. Y que el PP, por boca de sus dos principales portavoces, Asier Antona y Australia Navarro, se hayan lanzado a degüello contra la política impositiva del Gobierno también es demostrativo de que ya está desenterrada el hacha de guerra. Dejamos aparte la florida intervención de Jorge Rodríguez, portavoz económico del PP, que puso en duda la eficacia de las políticas presupuestarias y fiscales aplicadas históricamente en Canarias, en un imperdonable olvido de la intervención decisiva que en ellas ha tenido su propio partido. Y más concretamente quien fuera consejero de Hacienda entre los años 2007-2011, un tal José Manuel Soria.

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