No están ni la Liga ni el momento para florituras, así que el Tenerife tiró de oficio y pegada para evitarse un susto en el estreno del curso. Ganó al Guadalajara con dos zarpazos puntualísimos: el primero de este Dani Fernández que con un verano por delante para hacerse adulto antes de tiempo dará más que algún fichaje y será carne de traspaso. El otro de aquel Nacho Gil cuestionado por insípido aún sin debutar, gentes de poca fe.
Esta suerte de penitencia que será la temporada 25-26 —tras su quinto descenso a los infiernos del tercer peldaño del fútbol español— obliga a los blanquiazules a sumar de tres en tres las más de las veces, so pena de que le pierdan el respeto por un camino que solo debe llevarle al ascenso, se mire como se mire. Así que ganar a la primera sin mayores sofocos quita un fisco de presión y mantiene a los blanquiazules incuestionados.
Consignada la celebración, mejor hablar de lo que le falta al grupo de Cervera a sabiendas de que algunas prestaciones de alto nivel fueron las esperadas. Así, la fiabilidad eterna de Aitor Sanz —jugará mientras no pida el cambio, camino de los cuatrocientos partidos, como los mejores birrias—, el despliegue enorme de Juanjo, la seguridad del portero, la personalidad creciente de David o la capacidad para asociarse del inesperado dúo De Miguel-Gallego por el que apostó el técnico, decisivo para el 0-2 que obró Nacho Gil.
Y entre las dudas, algunas circunstanciales —el escaso tino de Marc Mateu en los balones al área y la adaptación por descubrir de Landázuri como central izquierdo— y otras que necesitan más tiempo para descubrir si solo son producto de una mala forma física o de roles que quedan anchos para ciertos patrones.
Porque puede que entre las carencias con nombre propio que adivine Cervera se incluyan las de algunos de los relevos de este debut en Guadalajara. Cinco cambios hizo en su nombre Roberto Perera —con el entrenador en la grada cumpliendo su último partido de sanción— y solo dos respondieron con un notable. Antes, un León activado para la anticipación emparejado con Landázuri, ya con el ecuatoriano en su sito natural, y luego este Fabricio que solo sorprende a quienes no le siguieron en el Tenerife B en su ascenso a Segunda Federación.
Cuando Cervera dijo que Fabricio es muy bueno no le regaló los oídos. Es muy bueno para este fútbol mal llamado semiprofesional, se ha quitado los kilos y la presión y acabará el curso revalorizado. Hoy lo arrumbó al sitio de Nacho Gil como un improvisado volante izquierdo y se apañó con decoro. Y cuando pudo meter el pie para que le naciera al Tenerife alguna contra con promesa de gol dejó su sello más característico.
En los debes individuales, los otros suplentes que pisaron el césped infame del Pedro Escartín. Calavera sigue jugando entre asustado y desnortado —lejos del mejor nivel que exhibió en Castellón—, y Cris Montes y Noel López provocaron o la indiferencia o la decepción, cabe pensar que una mezcla de falta de forma e ignorancia de lo que esperaba Cervera con el resultado casi resuelto y el Guada desagallado, de aquella manera, a la caza de un gol que le diera algo da vida.
Con el 0-2 en el bolsillo y los cambios, el encuentro empezó a caminar sobre un alambre sobre el que el Tenerife perdió el equilibrio —sin sangre, es verdad—, perdido el medio juego cuando permitió que su rival armara los ataques más cerca de Dani que de Zarco y empeñado en desaprovechar las vueltas a campo abierto cuando agarró a su rival con los extremos desplegados y en superioridad.
En lo uno pudo Borja Díaz abrir una vía con un remate limpio ante Dani (min. 86) que el meta abortó con una buena mano de reflejos. En lo otro, le faltó verticalidad a Cris Montes y le sobró personalismo a Noel López, incapaz de asociarse cayendo por dentro para encontrar el remate de De Miguel o Fabricio.
Esta de los cambios para peor, entre un cansancio general que acabó con los titulares fundidos, puede que sea la primera conclusión para que el Tenerife aprenda de los errores y no se duerma —Sic transit gloria mundi— en una satisfacción mal entendida. La penitencia recién comenzada le llevará o no de vuelta a la Segunda División, pero mejor le valdrá agrandar cuanto antes la nómina de futbolistas fiables, sea para una titularidad o para media hora. Ni hay muchos más Guadalajaras, ni el pedigrí será suficiente cuando vengan las curvas. Que vendrán.
CD Guadalajara: Zarco; Cera, Víctor (Gallardo, min. 84), Jorge Casado, Julio Martínez; Alberto Gil, Raúl Tavares, Pablo Rojo (Neskes, min. 68), Pablo Muñoz (Borja Díaz, min. 56); Cañizo y Amigo (Álvarez, min. 56).
CD Tenerife: Dani; David, Álvaro González (José León, min. 63), Landázuri, Marc Mateu; Dani Fernández (Cris Montes, min. 63), Aitor Sanz, Juanjo (Calavera, min. 77), Nacho Gil (Fabricio, min. 71); De Miguel y Enric Gallego (Noel López, min. 71).
Goles: 0-1, min. 22: Dani Fernández. 0-2, min. 49: Nacho Gil.
Árbitro: José David Martínez Montalbán (Comité Murciano). Amonestó a Víctor (min, 52) y Raúl Tavares (min. 73) y a los visitantes Nacho Gil (min. 50), Álvaro González (min. 53) y Noel López (min. 75).
Incidencias: Partido de la primera jornada del Grupo I de la Primera Federación 25-26. Estadio Pedro Escartín (Guadalajara), ante unos 3.917 espectadores, de ellos un centenar seguidores del Tenerife.