Lo mejor de este partido infame sobre un campo infame es que el Tenerife al menos se trae un punto. Lo peor es que la evolución de los blanquiazules —correctos en una primera parte con gol anulado a Gallego en el minuto 7 y un solo tiro entre palos de Nacho Gil— fue decreciente tras el entreacto, cuando el Cacereño metió en su campo al grupo de Cervera, se empachó de duelos ganados y pudo adelantarse con un remate de Sanvi que salvó Juanjo bajo el larguero.
El estado del césped que estrenaba el Príncipe Felipe reveló que no mudar el partido de sitio, o hasta aplazarlo, tiene que ver con el capricho consentido al club extremeño para hacer caja. En el calentamiento previo ya fueron saltando pedazos de hierba, según rodó el balón empezó a ser maltratado por una superficie ya sin lisura y andando el minuto 20 el recinto de juego asemejaba tomado por una legión de topos.
Y así, jugar al fútbol en cualquier versión táctica y fuera el reparto que fuera tuvo más que ver con la precaución de evitarse una lesión y con el nivel de empuje que pusiera cada equipo. En lo uno salieron todos indemnes y en lo segundo ganó un tiempo cada equipo, aprovechándose los de Cervera de un rival que se juntó en cuarenta metros para cuidarse del líder, y pura voluntad luego el Cacereño, cuando adivinó una cierta cachaza del Tenerife para atender el segundo acto, perdido el balón y con ello la posibilidad de hacer al área desde el manejo de las bandas.
Intuyendo lo que le esperaba o buscando la profundidad que le dio una semana antes el exmarinista, Cervera dejó en casa a Alassan y le dio la titularidad a Cris Montes, como todo el once de más a menos. El talento se le cae casi con cualquier gesto que hace con balón o sin él, pero hoy se fue desarmando al mismo ritmo del grupo. El regreso tras lesión de Aitor Sanz no despertó a nadie del tedio. Sin mayores exigencias hasta la pausa, luego desapareció, como Juanjo, perdidos el medio juego y la iniciativa que permitieron tres cuartos de hora de arrebatos del Cacereño, media docena de saques de esquina como expresión de la fe que pusieron los locales buscando un milagro desde el balón parado.
Que pudo llegar con una pelota desde la esquina que cazó Sanvi con un cabezazo envenenado al palo largo de Dani pasado un tercio de la continuación que atinó a despejar Juanjo, bajo palos, en su único gesto brillante de la noche. En otras condiciones podría parecer poco, pero en este remedo de partido de fútbol puede decirse que decidió con lo suyos estas tablas que mantienen al Tenerife a cuatro puntos del segundo, casi con un quinto del curso ya consumido.
Cervera gastó los cinco cambios para variar el control del Cacereño prescindiendo en la primera ventana de un delantero y variando de protagonista lo que quiso y no pudo con Montes. Noel López se apareció en sur peor versión —como el resto— hasta ahora, un par de pases inocentes al área y un mucho de impericia para sacar algo de los duelos con Joserra. Por Gallego se plantó, en el rol en el que el técnico lo ve más dotado, este Fabricio. Cerca del área pasó desapercibido el brasileño, solo más potable cuando acabó de pivote y le nació la querencia colgando las pelotas directas en el breve lapso —en el último sexto— en el que los ingresos de un precipitado Javi Pérez y los debutantes Jeremy y Fran Sabina subieron una marcha al Tenerife.
Con todo, el protagonismo blanquiazul tras del descanso fue espasmódico. El Cacereño sometió a un suplicio de duelos a David y Zoilo de lo que sacó justo lo que pretendía: una sucesión de córners —cuando no las dichosas falta laterales de los atacantes que se mal manejan en la suerte de defender una pugna— que le dio una última oportunidad al borde de consumirse los seis minutos de prolongación, para entonces incluso en inferioridad por la expulsión de Iván Martínez.
Al cabo, el líder se evitó una tragedia en su peor partido de la temporada, explicado objetivamente por el impropio escenario al que le empujó la imprudencia consentida al Cacereño y —a los ojos del cronista— por carecer de un puntito de ambición para sobreponerse a los elementos, hoy un césped nonato y puede que en adelante, el barro en una tarde de invierno o las dimensiones achicadas de esos campos minados que aún le quedan por pisar.
CP Cacereño: Nieves; Emi Hernández, Sanvi, Crespo, Iván Martínez, Joserra; Raul Sanchís (Sanchidrián, min. 73), Guti, Deco (Rementería, min. 77); Berlanga (Javi Barrio, min. 90+2) y Diego Gómez (César Gómez, min. 77).
CD Tenerife: Dani; David, Álvaro González, León, Zoilo; Cris Montes (Noel López, min. 64), Aitor Sanz (Javi Pérez, min. 84), Juanjo, Nacho Gil (Jeremy Jorge, min. 74); De Miguel (Fran Sabina, min. 84) y Enric Gallego (Fabricio, min. 64).
Árbitro: Abraham Domínguez (Comité Andaluz). Expulsó a Iván Martínez (min. 90+2). Amonestó a Deco (49) y a Raúl Sanchís (50) y a los visitantes Lanzázuri (41) y Zoilo (45).
Incidencias: Partido de la séptima jornada del Grupo I de la Primera Federación 25-26. Estadio Príncipe Felipe, ante unos 6.900 espectadores, de los que cerca de unos doscientos eran del CD Tenerife.