En toda esta revoltura, La Caja se prepara para celebrar elecciones que renueven su Asamblea General, que a su vez ha de renovar parte del consejo de administración, donde se producen algunas relevantes caducidades. Por ejemplo, la del amadísimo y nunca bien ponderado representante de los trabajadores, el señor Poveda, para el cual los altos designios de Pitufolandia tienen reservado un premio muy especial como pago a los generosos servicios prestados, no sólo a la entidad, sino a la dirección misma. No compartirán la generosidad del premio los trabajadores, que llevan años tratando de sacudirse de encima al tal Poveda sin éxito alguno. Les damos alguna pista sobre el premio para que vayan flipando un poco en este largo puente de la nacionalidad: no será un crucero de La Caja Tours, pero se dará un homenaje.