No hay que negar que la destitución de Llanos está perfectamente fundada, que su comportamiento en el manejo electoralista de los parados de Santa Cruz no tiene ni medio pase político. Pero, con el corazón en la mano, ¿puede alguien decir que ese suceso es el más grave que se ha dado siquiera en el actual mandato municipal, incluidos todos y cada uno de los concejales del grupo de gobierno? ¿Y el del tenicazo? ¿Y el electricista González-Abad, que todo lo enchufa con sueldos astronómicos? ¿Y las amantísimas asesoras fantasmas? Pero bien destituido que está el señor Llanos, estaría bueno, y así lo venía reclamando la Junta de Personal del Ayuntamiento de Santa Cruz, que ha denunciado insistentemente las actuaciones ilegales e irregulares del concejal del ramo. Fue la Junta de Personal la que detectó las actividades del tal Carlos y la que consiguió que desde el lunes este hombre de confianza de Llanos desapareciera de los predios municipales. Previamente hizo caso omiso de la sugerencia de la directora de Recursos Humanos, que pidió a los representantes sindicales “apertura de miras”. El hueco para un elefante, para entendernos, por el que han pasado tantas indecencias y delitos en el Ayuntamiento de Santa Cruz.