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Sobre este blog

Los seres humanos hacemos la historia en condiciones independientes de nuestra voluntad.

Con la Constitución en la mano, no hay otra alternativa

Javier Pérez Royo

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Los seres humanos hacemos la historia en condiciones independientes de nuestra voluntad.

La disolución del Parlamento es una institución que procede del sistema parlamentario predemocrático. Existe solamente en Europa como consecuencia de que la monarquía estuvo en el origen de dicho sistema. Sin la configuración dual del poder ejecutivo, con una jefatura del Estado hereditaria y una presidencia del Gobierno electiva, la institución no habría existido. 

La disolución es una excrecencia del principio monárquico al que no se puso fin con la imposición del principio de legitimidad democrática, como debería haberse producido, sin que se haya justificado dicha excrecencia en un debate constituyente genuinamente democrático. 

No se ha justificado porque no tiene fácil justificación. La fuente de legitimidad democrática está en el pueblo organizado como cuerpo electoral. En dicho cuerpo electoral y no en el Parlamento reside el poder constituyente, del que derivan todos los poderes constituidos. De ahí que la fórmula de la legitimación democrática sea “la soberanía nacional reside en el pueblo español del que emanan los poderes del Estado”.