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Sobre este blog

El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.

Ahora se instala con comodidad en elDiario.es, donde es de esperar que se mantenga incólume la aviesa mirada de su autor, José María Izquierdo.

Todo patas arriba

José María Izquierdo

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Sobre este blog

El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.

Ahora se instala con comodidad en elDiario.es, donde es de esperar que se mantenga incólume la aviesa mirada de su autor, José María Izquierdo.

Dudo, si es que se atreven a leer íntegramente este Ojo, de que sean capaces de dormir esta noche. Problemas los hay, claro que los hay y lo sabemos todos. A espuertas. Ahora los veremos. Pero quizá sea aún peor esta sensación tan inquietante que nos causa la incertidumbre que se abre ante un futuro, el próximo, olvidémonos del lejano, que llega con un saco de indefiniciones. Nada está escrito, ya se sabe, pero en otras ocasiones nos han servido de guía la experiencia en unos casos, los conocimientos de politología, en otros, o incluso esa esquiva intuición que tantas veces nos ha llevado a equivocarnos, pero qué carajo, también a acertar en algunas ocasiones. Este 19 de marzo de 2024, nos puede la inseguridad en nuestros propios juicios; dudamos, vacilamos, titubeamos, y si por la mañana es rosa, por la tarde es negro. O viceversa. Todos Hamlet, ¿echamos las cartas del tarot o leemos los posos del café?  

Tres elecciones, tres. El 21 de abril, apenas dentro de un mes, las vascas; con el bacalao al pilpil en la boca, a por las catalanas, el 12 de mayo, esas que han roto el tablero y han mandado alfiles, torres y peones allá, lejos, a hacer puñetas. Te recuperas del pantumaca, y el 9 de junio, las europeas, con todos los arúspices del reino anunciando gran giro a la derecha y fuerte crecimiento para la extrema derecha xenófoba y retrógrada. Da miedo. Y allá en lontananza, tsunami tóxico que nos aterra cual Jack Nicholson en El resplandor, la espeluznante amenaza de Donald Trump, elecciones en Estados Unidos el 5 de noviembre. Y cuando el candidato republicano, esa fiera prehistórica, estornuda, ustedes, como medio mundo, se constipan. Ya en el exterior, recordemos cómo nos afectan, y nos ahogan, las guerras de Gaza y Ucrania. Qué hacer para acabar con ellas, cuánto dinero vamos a tener que invertir para salvar vidas y haciendas, que la industria armamentística ya está, de nuevo, sacándonos hasta los higadillos con el pretexto de esa guerra que nos destruiría. Venga cañones, venga submarinos, venga drones. 

Todo este juego de urnas ha causado, como ustedes saben, que hayan saltado por los aires las previsiones para aprobar los Presupuestos. ¿Quién iba a negociar con todos los socios de Gobierno, incluidos Sumar y Podemos, en mitad de una guerra a muerte entre ellos, caso de PNV y Bildu y, sobre todo, de ERC y Junts, ambos dispuestos a demostrar que son más exigentes con Madrid que su pretendido rival? Pero esta lógica política trae consigo una alteración no pequeña de la economía y de sus efectos en la gobernabilidad, aplazados sine die proyectos sociales que exigían urgencia. Un roto importante, que en Cataluña se duplica, agobiados como están, por ejemplo, con temas de imperiosa resolución como las medidas contra la sequía. Se puede gobernar, claro, pero mal. Rajoy lo hizo durante tres años y así nos fue: la paralización de una administración en estado lamentable.