Los Catavenenos como el firmante, para mejor advertir a sus señores, se inmunizaban ante cualquier ponzoña a base de trincarse preventivamente cantidades ínfimas de dichos tóxicos, así fuera la cicuta de Sócrates, el arsénico de Agripina o la cantarella de los Borgia.
Ese será nuestro cometido. Nos enfrentaremos con bravura a la multitudinaria tropa de la prensa de la caverna, cada vez más feroz, les sustraeremos un pellizco de sus productos y una vez demostrado que lo que no mata engorda, se lo ofreceremos a los lectores con todo nuestro cariño para que ustedes mismos juzguen sus cualidades.
Este déspota es, además, un gánster sanguinario. ¿Vampiro? Puede
Cada domingo, hasta donde el cuerpo aguante, el Catavenenos, que ejerció su oficio en el País entre 2010 y 2013, se enfrenta a la lectura de la alegre muchachada
Los Catavenenos como el firmante, para mejor advertir a sus señores, se inmunizaban ante cualquier ponzoña a base de trincarse preventivamente cantidades ínfimas de dichos tóxicos, así fuera la cicuta de Sócrates, el arsénico de Agripina o la cantarella de los Borgia.
Ese será nuestro cometido. Nos enfrentaremos con bravura a la multitudinaria tropa de la prensa de la caverna, cada vez más feroz, les sustraeremos un pellizco de sus productos y una vez demostrado que lo que no mata engorda, se lo ofreceremos a los lectores con todo nuestro cariño para que ustedes mismos juzguen sus cualidades.
Degusten los ricos platillos.
Inútil reproducir los titulares de nuestros entrañables amigos sobre el escrito de Aldama. Íñigo Sáinz de Ugarte ya les ha ofrecido aquí mismo varias muestras, y resultaría repetitivo en exceso. Las acusaciones del comisionista, ley esculpida en piedra. Quizás les baste con la gran “exclusiva” de El Confidencial: “Aldama carga contra Pedro Sánchez e insiste en que contaba con su visto bueno”. Así. A pelo.
Vamos a los opinadores, que es la misión apostólica del Catavenenos.
Abc, competición para ver quién lanza el venablo más lejos, cuanto más grueso, mejor. Juan Manuel de Prada: “Los partidos políticos, como las sectas, generan una sumisión completa a sus líderes, por lo general psicópatas sin escrúpulos que no admiten discrepancia alguna e imponen sobre sus subordinados prestaciones de la más variada índole (a veces sexuales, a veces económicas, siempre delictivas) que pueden llegar al sacrificio o la inmolación personal. Y, por supuesto, los partidos políticos, como las sectas, son organizaciones guiadas por un ávido ánimo de lucro, que disimulan con farfollas religiosas o ideológicas para alimento de los incautos que caen en sus redes”; José F. Peláez: “El sanchismo está cada vez más cerca de convertirse en una organización de gánsteres y ya saben cómo termina 'Scarface'. Tras la muerte de Manny –Ábalos– Tony Montana enloquece y al verse acorralado comienza a disparar a los sicarios que venían a por él. Finalmente 'El Cráneo' le dispara por la espalda y su cuerpo queda tendido en una fuente de agua”; otro del mismo autor: “No sé si verlos con el puño en alto cantando la Internacional causa más vergüenza ajena o más perplejidad. A mí, desde luego, vergüenza. Aunque entendería que a algunas de las víctimas del bando rojo en la Guerra Civil les pueda causar miedo ver a esta gente haciendo el cafre en 'prime time', con esa excitación psicopática y enfermiza. No entiendo cómo puede haber en pleno siglo XXI gente aparentemente normal haciendo apología de la barbarie”; Jon Juaristi: “Pero qué esperabas, Lobato, alma cándida. Para qué creías que te habían puesto ahí (…) Anda que no es tonto el Saunas, como para darte órdenes directas, qué te has pensado. Todos sois Putos Fistros suyos, mandados, pelanas, desde el Alvarone hasta el último mico, y como Putos Fistros vuestra obligación es filtrar lo que se os mande (…) Pero no hagas más el ridículo. No digas que te vas porque no quieres montar una guerra civil en tu partido. ¿Quién crees que te iba a seguir? (…) García-Page, solo el bufón del Puto Amo, al que le divierte, como a todo déspota que se precie, un puto esclavo que refunfuñe a todas horas (…) Pues eso, HDP, o sea, ‘descanse en paz’ en idioma sanchista”; Chapu Apaolaza: “Esos que te aplauden, Pedro, te apuñalarán (…) Fíjate Pedro: están aterrados, vacíos. Les arrancaste el corazón y las convicciones, y todo los sustituiste por el miedo a tu arbitrio (…) Tú les enseñaste a matar; prepárate a morir en sus manos”; Isabel San Sebastián: “¡Ave Pedro! ¡Heil Sánchez! En Sevilla, una concentración agropecuaria con efectos especiales dignos del mejor rock, el presidente ha llevado su egolatría al paroxismo”.
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