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Sobre este blog

Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

Autores:

Aina Gallego - @ainagallego

Alberto Penadés - @AlbertoPenades

Ferran Martínez i Coma - @fmartinezicoma

Ignacio Jurado - @ignaciojurado

José Fernández-Albertos - @jfalbertos

Leire Salazar - @leire_salazar

Lluís Orriols - @lluisorriols

Marta Romero - @romercruzm

Pablo Fernández-Vázquez - @pfernandezvz

Sebastián Lavezzolo - @SB_Lavezzolo

Víctor Lapuente Giné - @VictorLapuente

Luis Miller - @luismmiller

Lídia Brun - @Lilypurple311

Sandra León Alfonso - @sandraleon_

Héctor Cebolla - @hcebolla

Manifiesto para la izquierda de 2024: viva el IVA o cómo ser de izquierdas hoy

Víctor Lapuente Giné

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Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

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Sandra León Alfonso - @sandraleon_

Héctor Cebolla - @hcebolla

Me disculparán los lectores que, desde hace una semana, pagan 25 céntimos más por el litro de aceite de oliva virgen extra y 12 por el pan de masa madre, pero soy un gran partidario del IVA. Es un impuesto cristalino. No te requiere leer mil papeles para conocer las exenciones y deducciones. Es fácil de recolectar. No te exige rellenar mil formularios para pagarlo. Y es relativamente indoloro. Lo pagas en pequeñas dosis, permitiéndote ajustar su pago, y tu patrón de consumo, a tus circunstancias temporales. De los impuestos a disposición de un Estado democrático moderno –es decir, descartados diezmos, tallajes, y trabajos forzados– el IVA es el que más se acerca al arte de recaudar impuestos que, según Colbert (ministro de Luis XVI), consiste en desplumar al ganso obteniendo la mayor cantidad de plumas con el mínimo de graznidos.

Las arcas públicas necesitan más dinero. Porque, como bien dice la izquierda, hay que luchar contra las formas más obvias de injusticia social y eso implica aumentar la cuantía de las prestaciones para las personas vulnerables y ayudar a los jóvenes a emanciparse, facilitando su acceso a la vivienda. Y, por otro lado, por lo que sugiere la derecha: hay que aumentar la efectividad de nuestras administraciones, lentas y anquilosadas, y eso significa invertir en tecnología y en atraer talento al sector pública. Se requiere money, money.

Dado que, con una deuda pública por encima del 100% del PIB, no podemos tirar mucho más de prestado, toca rascar el bolsillo de los contribuyentes. La retórica dominante es que hay que subir los impuestos “a los ricos”, pero parece un callejón sin salida: los ingresos por los impuestos a grandes fortunas son o muy pequeños, como el impuesto al patrimonio (tan discutido en España), o poco afortunados, porque desincentivan la actividad económica, como los impuestos a ahorros o inversiones (tan debatidos en el Reino Unido).