De un tiempo a esta parte en el PP canario repite como autómatas que el Gobierno de Canarias va a tener que acogerse al Fondo de Liquidez Autonómico dados sus problemas de liquidez y la ausencia de respaldo de los bancos. Y en ese yunque machacó Soria este domingo en su entrevista en La Provincia, seguramente salivando como un poseso. Da la impresión de que a los populares les vendría muy bien que se diera esa circunstancia porque permitiría pasar a la siguiente fase del mensaje: qué mal ha gestionado Paulino Rivero, mira tú qué cosas, que ha tenido que pedir ayuda al Gobierno de Mariano Rajoy. Pero hay datos que parecen incontestables: de un lado, que el fondo se creó para algo, y a él van a tener que agarrarse como puedan muchas autonomías, prácticamente todas, empezando por algunas de mucha raigambre en la historia del despilfarro, como Valencia o Murcia, feudos históricos e inamovibles del PP. Pero el peor dato para desmontar el discurso popular sobre las cuentas canarias son las mismas cuentas canarias, que se sitúan entre las tres mejor saneadas de todo el Estado. Y no precisamente gracias a Soria, por mucho que repitiera en su entrevista dominical una de sus mentiras favoritas: que él, aun en contra del resto del Gobierno (¡menudo Gobierno, José Manuel!) fue el que arregló las cuentas de Canarias. Dos cartas, dos, del Ministerio de Hacienda, que se conservan como reliquias en la Consejería de Economía del Gobierno de Canarias, acreditan lo contrario, que tuvieron que llamarle la atención porque se desviaba de los objetivos contables haciendo buena su trayectoria de pésimo gestor de lo público.