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Un parrandero con dos botellas

Dicen los expertos en alcoholes que los licores de yerbas son fantásticos para la digestión, especialmente cuando la digestión es dura como la madre que la parió y el uso de los licores es moderado. Pero a un conocido parrandero/cebollero se le ocurrió el otro día, en plena cabalgata de carrozas galdenses, cuando el alcalde, Manuel Godoy, se encontraba ya encaramado a las ventanas del viejo ayuntamiento, poner en circulación dos botellas de licor de yerbas, y se armó. El alcalde, que debe tener digestión pesada, asió para sí una de las botellas y libó casi sin tino, lo que se tenía que unir necesariamente a lo ingerido durante su estancia en el casino, en compañía de la agradecida concejala socialista, que le animaba a subirse a las mesas a bailar. Total, que el alcalde se la cogió bien cogida, pero con una reacción gástrica indescriptible. Pero se la vamos a describir, porque somos así de escatológicos.

Dicen los expertos en alcoholes que los licores de yerbas son fantásticos para la digestión, especialmente cuando la digestión es dura como la madre que la parió y el uso de los licores es moderado. Pero a un conocido parrandero/cebollero se le ocurrió el otro día, en plena cabalgata de carrozas galdenses, cuando el alcalde, Manuel Godoy, se encontraba ya encaramado a las ventanas del viejo ayuntamiento, poner en circulación dos botellas de licor de yerbas, y se armó. El alcalde, que debe tener digestión pesada, asió para sí una de las botellas y libó casi sin tino, lo que se tenía que unir necesariamente a lo ingerido durante su estancia en el casino, en compañía de la agradecida concejala socialista, que le animaba a subirse a las mesas a bailar. Total, que el alcalde se la cogió bien cogida, pero con una reacción gástrica indescriptible. Pero se la vamos a describir, porque somos así de escatológicos.