Aunque los personajes relacionados con esas supuestas conversaciones telefónicas lo niegan (y lo negarán siempre), cualquiera que conozca al empresario Santiago Santana Cazorla sabe de sobra que su manera de actuar es expeditiva, a veces demasiado. Por lo tanto, y con las debidas precauciones, casi estamos por asegurarles que el empresario presionó (apretó, achuchó...) a miembros del Gobierno para que su expediente saliera adelante. Y su expediente no es otro que declarar de interés general la urbanización Anfi Tauro para que le sean autorizadas 3.600 camas hoteleras de modo excepcional, como permite la moratoria. Pero, ¿era intención del empresario ejecutar esas camas o era la declaración de interés general por ese montante (120 millones de euros a precio de mercado) lo que verdaderamente le preocupaba?