La otra bomba, la del Icfem, también tiene a Adán Martín y a sus más directos colaboradores masticando en seco. Saben que en aplicación de la teoría de la regeneración política, cualquier alto cargo sometido a un proceso penal ha de ser apartado inmediatamente. Pero, por otro lado, nadie en el entorno del presidente duda de la inocencia de Diego León y de Aurelio Ayala, por citar sólo a los actuales cargos públicos. Así que si los destituyen sería tanto como dejarlos a la intemperie y dudar de su inocencia, pero mantenerlos es sentar un precedente de difícil explicación. Por otro lado está la tentación de debilitar a Mauricio, que tiene en Ayala y León a dos de sus más fieles colaboradores. Y no parece que nadie quiera sentenciar todavía al consejero de Economía y Hacienda.