Uno de los municipios más vinícolas de Canarias, con denominación de origen propia, riega su 70 aniversario con un Ribera del Duero

Román Delgado

Santa Cruz de Tenerife —
18 de octubre de 2025 19:47 h

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Se puede hacer mal, regular o bien. Todo es posible. A veces, hasta muy bien, pero en esta ocasión no hay duda de que determinados políticos de un gobierno local de Tenerife, por omisión o dejación, han obrado mal, rematadamente mal.

El Ayuntamiento de Los Realejos, donde gobierna con mayoría absoluta el PP y es alcalde Adolfo González Siverio (feudo electoral de Manuel Domínguez), tuvo este viernes, como poco, un gran despiste que cualquiera al que se le pregunte por lo ocurrido no logra entender. Todos se echan las manos a la cabeza. “¿Cómo pueden darse estas situaciones?”, algunos aún se cuestionan.

Este viernes, 17 de octubre de 2025, el Gobierno de esa Corporación local del norte de Tenerife, situada en el Valle de La Orotava y que tanto defiende en notas y declaraciones oficiales el producto local (sus vinos, sus papas de color y otros artículos frescos del campo…), eligió como vino principal para el convite vinculado a la celebración magna de los 70 años de la fusión de los dos Realejos, el Alto y Bajo, en un único municipio, el actual Los Realejos, un tinto de la denominación de origen (DOP) Ribera del Duero, el de la marca Canta Mañanas (Bodegas Pago del Rey). No es broma.

Resulta que al Ayuntamiento de la citada localidad, una de las más vinícolas de Tenerife y de Canarias, especializada en blancos, con denominación de origen protegida Valle de La Orotava y 17 bodegas en su seno, no se le ocurrió otra cosa mejor que regar el tentempié de ese acto institucional, con presencia del presidente de Canarias, Fernando Clavijo, y del vicepresidente del Ejecutivo autonómico y exalcalde de Los Realejos, Manuel Domínguez, entre otras autoridades y asistentes, con un vino también de calidad y DOP, pero no del Valle de La Orotava ni de otras de las 10 DOP existentes en las islas.

Nada de eso: el Ayuntamiento de Los Realejos optó o no se fijó, no estuvo atento a los componentes del catering, y de ahí que se subiera a las mesas de la celebración, en las mismas casas consistoriales sitas en la avenida de Canarias, un tinto de la DOP Ribera del Duero traído desde un lugar a más de 2.500 kilómetros de Canarias.

El listán blanco de las bodegas realejeras, por ejemplo, vino enseña de la localidad y dentro de la DOP Valle de La Orotava, solo estaba en un radio máximo de cinco kilómetros de distancia, un producto de máxima cercanía y del país, pero se eligió el de más lejos.

Es probable que ese vino ribera tinto estuviera bueno, pero la metedura de pata, mucho más en la coyuntura actual que vive el sector vinícola de calidad en Tenerife por la entrada de la filoxera, no se olvidará en mucho tiempo. 

Tras esa incomprendida decisión, invitados y comensales, entre ellos algunos bodegueros del municipio realejero que se esfuerzan cada día por elaborar sus mejores vinos bajo la enseña de calidad de la DOP Valle de La Orotava, no sabían dónde meterse o sencillamente cómo poder interpretar lo que había ocurrido.

En Los Realejos, tierra de vinos blancos, de paisajes singulares con viñedos, como el cordón trenzado, y de bodegas premiadas y distinguidas en ámbitos regionales, nacionales e internacionales, estas fueron claramente olvidadas.

Sin duda, faltó tacto o control al Gobierno realejero, del PP, que continuamente se empeña en dejar claro que apuesta por lo local y por el producto mal llamado de kilómetro cero. En cambio, esta vez se permitieron el lujo de que el vino de los 70 años de la fusión de los dos Realejos en Los Realejos fuera de muy lejos.

Así se escribe la historia, así será parte de la crónica de esta celebración institucional, la de los 70 años de la fusión de los dos municipios realejeros convertidos en uno, el actual. Y todo en el acto que se decidió regar con el tinto de una bodega de muy arriba, y eso pese a tener al lado de casa los mejores blancos de las islas. Lo que hay que ver y sufrir.