Si el presidente de un Gobierno, sea cual fuere, reconoce a uno de los líderes de la Oposición que “nunca podré cogerlo” porque “he llegado bastante más tarde a la política” y usted “tiene una dilatada experiencia”; y uno, aunque todavía no disponga de un reloj/computadora de última generación, consulta el calendario y ve que estamos a 29 de Marzo; a uno, digo, no le queda otro remedio que inferir, siendo suave, que ese presidente ha hecho el primavera, convirtiéndose, no sólo en un esperpéntico paradigma del buen rollito, sino en un deplorable estratega. Para echarse a llorar hasta el día del Juicio Final por la tarde. Y eso fue lo que hizo el señor Fernando Clavijo ante Román Rodríguez (NC) quien, echándole glamour al verbo con cierto sabor mexicano, fue el orador más destacado de los tres que intervinieron ayer tarde para contestar el insulso discurso del presidente canario por la mañana. Convendrán conmigo, a poco que analicen el asunto, que lo que hizo el presidente autonómico, aunque en elípsis, fue decirles a los nacionalistas que mejor tiren el carné de CC y se registren en Nueva Canarias.
No encontrarán ustedes un escrito mío en el que halague la figura de un político en ejercicio más allá de algún reconocimiento aséptico en poquísimos casos, si la ocasión lo demandara. Pero es preciso reconocer que la única persona que subió a la tribuna con un cierto aire de estadista, aunque el debate era de la nacionalidad, fue Román Rodríguez. Y tal fue su peso sobre Clavijo que logró que éste dijera por la tarde que la crisis no está acabada ni mucho menos cuando por la mañana mantuvo todo lo contrario, tal vez para contentar al PP - aunque gobierne con el PSOE - tal vez porque no tiene la formación y la información económica y política necesaria para contemplar y analizar un escenario global mundializado. Román, mucho más cercano a los ciudadanos en su proceder, construyó un discurso inteligente con humor y sin violencia verbal. Con algunos errores pero consciente de lo que Moliére señaló un día: “El público soporta el error pero jamás el sopor”. O tienes el 'swing' o no lo tienes. Así de claro. Queda mucha legislatura pero, si ya CC ha experimentado una caída importante, es de prever que siga bajando con la ayuda desinteresada de Fernando Clavijo. No me extrañaría nada que, si en Madrid no logran formar Gobierno y vamos a nuevas Elecciones Generales en junio, Ana Oramas tenga que quedarse en Tenerife a hacer punto, punto y coma o puntos suspensivos.
También, como no podía ser de otra manera, la tarde cogió color con la intervención de Noemí Santana (Podemos), que le cantó las cuarenta a Clavijo y al que, en resumidas cuentas colocó, junto al PP y PSOE (ya saben que a CC le va la alternancia), como representante de la oligarquía, del statu quo y de esa teoría basada en el no meneallo o meneallo solamente lo necesario para que nada cambie. Vamos al tajo, ya que el Guiniguada está cubierto por una autovía:
Metralleta Asier: “Sr. Rivero … ¡Ay, perdón!”
Asier Antona Gómez (PP) comenzó su intervención a la velocidad de disparo del AK-47, artefacto de moda por desgracia – y así siguió hasta acabar extenuado y secándose rostro y cuello con su pañuelo, que desconozco si era de Batista. Mío, no. Comenzó con una serie de disparates de tal nivel – estampados en una ristra de folios elaborados por un equipo liderado por Australia Navarro – que era más que evidente que ni él se creía lo que estaba diciendo. Un canto a Rajoy hey, pleno de compases demenciados: “España está mejor que nunca”, “Se está creando empleo”, “La economía crece”, “El déficit público está bajando” y, para colmo, remató la faena con un “En España se respira confianza”. Realmente acojonante. Si no lo oigo, no me lo creo. Esa manera de actuar tiene un nombre en periodismo, pero no voy a usar el vocablo ya que, por sus connotaciones sexuales, podría herir la sensibilidad del lector.
Con respecto a Canarias, Asier dijo lo que tenía que decir y que, por otra parte, no tiene nada de mentira, aunque confundió en un determinado momento a Clavijo con Rivero, dado el ritmo que llevaba y las horas de estudio que había dedicado a que Soria se quedara contento. Siempre hemos estado entre las autonomías con los peores indicadores en lo más peor de lo peor. Lo sabemos todos, cosa que me ahorra bastante texto. Comentó que Clavijo era como el perro del hortelano, que no come ni deja comer, y yo, por mi cuenta y riesgo, sospeché que, siendo el presidente nacionalista, el perro debía ser bardino o presa canario. Dijo el popular que don Fernando “está avivando los enfrentamientos de los canarios y disfrutando con ello”, lo que es una rotunda acusación de sadismo, e invitó al presidente, excepto a un sancocho, a un montón de cosas: limitación de mandatos, limitación de aforamientos, establecimiento de más incompatibilidades, reducción de altos cargos, reforma electoral, ley de transparencia y ley sobre la independencia de la TV pública. En un momento de despiste, supongo, pidió una ley anticorrupción, después de señalar que la grandisima mayoría de los políticos son honestos. De Madrid y otras capitales se informó que las orejas de Bárcenas, Rita Barberá, Cospedal, Camps, Aguirre, 'el Bigotes' y unos cuantos más, experimentaron un acusado enrojecimiento de pabellones auditivos, también llamados orejas. Lo que no quiso aceptar Asier fue “un debate de besugos”. Y se supone que tampoco de viejas sancochadas. En fin, todo según el guión prestablecido.
Los sueños al poder
Noemí Santana, de Podemos, salió risueña a la tribuna de oradores para hablar de los sueños de su partido emergente. Protagonizó el enfrentamiento más duro – políticamente hablando – con Clavijo, mientras un compañero suyo de vez en cuando aporreaba la madera colocada delante de su escaño, bien como protesta, bien a modo de aplauso contundente. La presidenta de la Cámara le llamó la atención. Pero, suave, que nadie quería malos rollos. Dijo Noemí que Podemos se tomaba sus sueños muy en serio – Clavijo comentó que estaba en las nubes – desmontó toda la política de CC desde que el mundo es mundo y advirtió que íbamos de cabeza al subdesarrollo, lo que no es ningún disparate. Pidió la renta mínima garantizada, un Plan Urgente de Empleo, la eliminación de la pobreza, los desahucios y la desigualdad, acusó a los nacionalistas de estar 'en funciones' como en el Parlamento estatal, se negó a la implantación del gas y, tras calificar de “chiste” el discurso de Fernando Clavijo, manifestó que “la Ley del Suelo es el certificado de defunción de Canarias. El epitafio de Canarias”. Asimismo, puso de manifiesto que “CC gobierna con 5.000 votos mientras partidos con 50.000 no están en el Parlamento”. Terminó pidiendo un Estatuto de neutralidad para Canarias, defendiendo al Frente Polisario (sin nombrarlo) y exigiendo que “Canarias vuele libre”.
“No hay buen rollito entre CC y PSOE”
Román Rodríguez – perro viejo, presa o no, conoce el latín – sabía que no sólo tenía que participar en el Debate de la Nacionalidad como líder de Nueva Canarias, sino también atraer hacia su partido a los nacionalistas de CC que echan pestes de CC y que, según señaló, no son pocos. Así, su intervención tuvo su ritmo. Ahora muevo este brazo, paso por aquí el otro, me echo hacia atrás, hago un chiste, me río de mi mismo … en fin, que le echó glamour al asunto y se llevó el gato al agua. Ahora habrá que ver si caza ratones. Fue, como dije al principio, y a mi juicio, el orador más destacado y al que se le veía mayor estructura política. Enmarcó a Canarias en el contexto mundial, en el nacional y, finalmente, destacó que la política “y las perras” deben ir dedicadas a solucionar una situación social inaceptable, que ya conocemos: desempleo, pobreza y desigualdad a lo bestia. No me repito. En el debate, ya lo señalé, tuvo la ayuda del que en principio debía haber sido su oponente. Afectado por un trastorno transitorio denominado 'talante Bambi', Clavijo reconoció que el líder de Nueva Canarias tenía mucha más experiencia que él, que no podría alcanzarlo porque acababa de llegar a la arena del circo y estuvo de acuerdo en que el tiempo pone a cada uno en su sitio. Para mi, después de lo que dijo, no había necesidad de tiempo alguno. Le tenía que haber cedido su escaño a Román quien, previamente, no había sentido ningún pudor al señalar que el objetivo de su partido es arrebatar el duro banco al nacional coalicionero “que ha pasado a Soria por la derecha”. Oiga usted, y Clavijo le agradeció el tono. Un Si bemol, sin duda.
