Ya son varios los bólidos que vuelan sobre Canarias sembrando el estupor e incluso el pánico en los sufridos y exhaustos isleños que ya no damos más de sí. Al final siempre es lo mismo, si no tenemos puñetera idea de lo que cae de los cielos le ponemos la etiqueta meteorito, y lo hacen apresuradamente, pero esta repentina invasión meteorítica sobre Canarias mosquea casi tanto como los inefables streaming del ínclito Luis Enrique. Bueno, tampoco se trata de una serie de Netflix sobre artilugios alienígenas, pero mosqueado, lo que se dice mosqueado, sí que estoy, no sé si ustedes. Bueno, para mi gusto creo que las autoridades respectivas han tardado bastante en reaccionar sobre el estruendoso batacazo de Gran Canaria que puso de los nervios a mis entrañables amigos canariones. ¿Naves alienígenas? ¿Nos atacan los rusos como en aquella película de Spielberg, si no me equivoco o son los marroquíes? ¿Será el amigo americano probando mísiles supercalifraglisticoespialidosos? Ya los ufólogos trasnochados sacan sus envejecidos equipos de campo y se apresuran a hablar de que el gobierno nos oculta documentos en los que está totalmente claro que los alienígenas nos invaden sin la menor consideración a covids, volcanes ni precios de la cesta de la compra que nos prometió Yolanda, no la eternamente Yolanda de Pablo Milanés sino la otra. En fin.