Al emprendedor no le afecta el coronavirus

Si son de esas personas que solo se quedan con el titular, me habrán puesto a caldo; bueno, más bien habrán soltado la ira a través de alguna red social, no obstante, está de moda…

Si digo esto de que al Emprendedor no le afecta el Covid-19, es porque ya está curado de espanto.

El emprendedor es un espécimen que ya ha librado mil batallas. Lo han intentado destruir por activa, por pasiva, por vía penal y por la criminal, pero no tienen forma de acabar con él.

Son muchas las ocasiones en las que se ha alzado la voz para decir que estaba en peligro de extinción, incluso se le ha dado por muerto… Pero nada, sigue ahí oye.

Y es que, amigos lectores, los emprendedores ya venimos de vuelta, y siempre salimos no simplemente a flote, sino a nadar, a surcar los mares tal filibustero las Antillas. Además, siempre con buenos barcos (también llamados ilusiones), como si fuésemos el mismísimo Bartholomew Roberts con su afamado Royal Fortune. Y precisamente eso es lo que a veces buscamos, la fortuna de ser buenos marineros en un mar de ganancia de pescadores…

El coronavirus no podrá con nosotros, somos inmunes. Y lo somos porque cuando nuestras empresas son pequeñas, como la mayoría, incluso de forma jurídica autónomos, convertimos nuestras grandes naves en bergantines, goletas o balandros para ser más ágiles, más duchos en el arte de reinventarnos.

Porque si de algo sabe un emprendedor es de eso, de reinventarse…

Durante estos días, largos días de confinamiento (y confitamiento), he visto, entre otros, a una carnicera que reparte a domicilio a través de un grupo de Telegram, un curtido pescadero que se graba todas las mañanas un vídeo para mostrar en sus redes sociales con qué genero contará hoy; una librera de avanzada edad que ha abierto un canal en YouTube y hace críticas literarias con miles de visitas…

Si algo tiene el emprendedor es que es creativo por naturaleza. Un “buscavidas”. Un truhan sin engaños ni estafas, que en ese barco de los sueños era capaz de ser contramaestre, oficial de intendencia, capitán, tonelero o carpintero de madera seca de los problemas con clientes, proveedores y hacienda.

El emprendedor ve una oportunidad donde otros ven tormentas eléctricas que destruyen cofas, mascarones y velas. Es capaz de mirar a los ojos a cualquier virus, aunque este no tenga fanales… (por no tener no tiene ni piedad).

Léanme, pero sobre todo créanme, el emprendedor es un anticuerpo natural de los problemas, pero no porque sea un extraterrestre, lo es porque convive en el día a día con ellos, sabe sus nombres, conoce dónde habitan, reconoce su navegación loxodrómica y eso le hace casi invencible.

Cada tarde, a las 20:00 horas (o las 19:00 si están en el paraíso), salimos a balcones, terrazas, azoteas, patios… como salían dichos filibusteros a proa o a popa. Salían a tener una esperanza; salían para autoanimarse de que pronto verían tierra. Se alongaban a intentar salvar la motivación antes de que se fuera por la borda.

Desde aquí, amig@s emprendedores, les animo a que sigan aplaudiendo a tanta gente que está haciendo tanto bien, pero quiero que relean este humilde artículo si sienten un leve atisbo de flaqueza. El mar no entiende de calmas eternas, al igual que el emprendedor no sabe nunca, o rara vez, a qué puerto llegará.

Lo realmente importante es proyectarse, saber reinventarse, seguir remando, pero no desde el camarote, sino con las manos, las dos manos en el timón, y, únicamente en ocasiones, subiendo al nido de cuervo para ver tendencias, oportunidades y esa tierra firme anhelada.

Mucho ánimo, valientes.

Bueno, les dejo que, ya que estoy con la temática, voy a ver una peli de Jack Sparrow…

Rayko Lorenzo

www.raykolorenzo.com