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Teresa pasará la Navidad pendiente de un desahucio

En la imagen, Teresa muestra la carta de requerimiento. Foto: LUZ RODRÍGUEZ.

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

“Siento tristeza y amargura, y nunca pensé que llegaría a esta situación”. Teresa Concepción Lorenzo, de 72 años, pasará esta Navidad pendiente de un desahucio y con el corazón en un puño. Los propietarios de la vivienda que habita desde hace 45 años en la calle Pérez de Brito de Santa Cruz de La Palma, le comunicaron el pasado 24 de noviembre, vía burofax, que en aplicación de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), la prórroga de su contrato vence el 1 enero de 2015.“En virtud del presente escrito le transmitimos de manera fehaciente y con la antelación establecida en la LAU nuestra firme voluntad de no renovar más el contrato de arrendamiento de vivienda actualmente en situación de prórroga que, por tanto, quedará extinguido el día 1 de enero de 2015, debiendo dejar libre la vivienda, con entrega de las llaves y en buen estado de conservación y uso. De no atenderse al presente requerimiento le apercibimos del ejercicio de las acciones judiciales tendentes al desahucio de la vivienda y ulterior lanzamiento por extinción de la duración del contrato”, según se recoge en la misiva.

Los dueños del inmueble, devorado por la humedad y con más de 50 años de antigüedad, arguyen que “existe un trato verbal de arrendamiento sin determinación del plazo de duración, vigente desde el 1 de enero de 2003, que conforme en lo dispuesto en el artículo 9 de la Ley 29/1994 de Arrendamientos Urbanos el contrato debió entenderse suscrito por un año, sujeto a la prórroga máxima de cinco años, prórroga que se extinguió el 1 de enero de 2008; a partir de esa fecha, el contrato se ha ido prorrogando año a año en aplicación del artículo 10 de la LAU produciéndose el próximo vencimiento el día 1 de enero de 2015”.

Teresa padece asma bronquial (con un grado de minusvalía del 69%), bronquitis crónica y alergia a los ácaros y a la humedad. Vive desde hace años en condiciones precarias en este vetusto inmueble corroído por las continuas filtraciones de agua. “Yo no quiero estar aquí, porque la humedad me está matando, pero ¿a dónde voy si me echan de esta casa el día 1 de enero?,” se pregunta con angustia. “Mi pensión no me permite pagar los más de 300 euros que me piden por un alquiler y la casa de protección oficial del Gobierno de Canarias no me la han dado, y estoy en el número uno de la lista”, asegura. “La excusa que me dan es que no hay viviendas vacías y que otras personas están peor que yo; no niego eso, pero si me incluyeron en la lista será porque vieron que tenía necesidad”, subraya. “Algunos dicen que tengo dinero, y yo la perra ahorrada la quiero para el día que falte no dejarle deudas a mi familia”, afirma.

Esta mujer, que es soltera, lleva“batallando por una casa” de promoción pública “desde que murió mi madre, hace ya 12 años”. En el 2010 se inscribió en el registro del Instituto Canario de la Vivienda y este año ha tenido que renovar la petición porque venció. “¿No tengo yo derecho a disfrutar de una vivienda digna lo que Dios me deje vivir?”, dice.

Teresa pasará las Navidades en una casa en avanzado estado de deterioro, que desprende un insoportable olor a humedad, medicándose con potentes corticoides para desinflamar sus pulmones y pesando: “¿A dónde voy yo si no me dan la casa que me pertenece?”. “También recibí la visita de un notario para notificarme que debía dejar la vivienda, y eso fue como si me hubieran dado un palo; siento tristeza y amargura, y nunca pensé llegar a esto; estas Navidades para mí no son fiestas”.

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