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Derrumbes en la polémica pista de Las Hiedras, creada en Anaga por el Cabildo tinerfeño para personas con poca movilidad

Estado en que se hallaba la pista estos días, con los derrumbes de piedras

Tenerife Ahora

Santa Cruz de Tenerife —

El tramo de la pista de Las Hiedras, en el parque rural de Anaga (macizo nordeste de Tenerife) y acondicionado por el Cabildo de Tenerife (área de Medio Ambiente, que dirige el socialista José Antonio Valbuena) para el senderismo de personas con problemas de movilidad, sufre serios desprendimientos. En un recorrido realizado esta semana en esa zona, senderistas han podido constatar numerosos puntos con caída de rocas de todos los tamaños, incluso desprendimientos de considerable dimensión, alguno hasta próximo a los bancos situados para el descanso de quienes paseen por ese lugar.

La contestada obra (ha sido muy contestada por colectivos ecologistas), desarrollada a lo largo de menos de un kilómetro y de la que aún quedan algunos trabajos por concluir, no ha estado exenta de polémica desde el pasado año, cuando se llegaron a recabar más de 5.400 firmas en Change.org contrarias a ese proyecto, en una iniciativa del Foro Canario contra la Incineración. Este colectivo alegaba los daños ocasionados al ecosistema a ambos márgenes de la pista, en pleno corazón de Anaga, dentro de un tesoro vegetal como es la laurisilva y en uno de los puntos del mundo con mayor biodiversidad.

Los trabajos en Las Hiedras dieron comienzo el pasado junio y han dotado a la pista forestal, dentro del parque rural de Anaga, declarado por la Unesco Reserva de la Biosfera, de una franja de tierra y otra de hormigón por la que podrán pasear las personas con discapacidad, delimitada por un bordillo enterrado y otro resaltado paralelo, junto a un muro de contención de piedra de baja altura, por el que se guiarán las personas invidentes.

Se da la circunstancia de que el espacio para personas discapacitadas trascurre por la zona de la pista más próxima a la montaña, es decir, la parte más propensa a la caída de piedras, tierra y ramas y troncos.

Durante una caminata realizada este martes, en al menos seis puntos había derrumbes que pueden suponer un riesgo para las personas. Como han podido comprobar y fotografiar esos senderistas, los muretes de piedra construidos por seguridad no parecen garantizar unas condiciones de máxima garantía para la accesibilidad universal a esa vía, que discurre por un paisaje de pendientes pronunciadas.

Cabe reseñar que en algunos tramos se han instalado bancos de madera en el espacio reservado para esos muros de contención. El mayor derrumbe está precisamente a unos metros de uno de esos bancos para el descanso de los senderistas, adosado a la montaña.

A juzgar por esos desprendimientos, los muretes de seguridad no parecen garantizar unas condiciones de máxima garantía para la accesibilidad universal a la pista. 

Además, en una de las murallas de piedra de varios metros de alto levantadas en esta obra se observan sobre la pista que se han desprendido piedras de esa reciente construcción.

Las obras no han concluido en un área que da acceso al lugar, pues aún hay amontonamientos de tierra, bidones, contenedores de escombros y diverso material de obra, en un espacio que, según anunció en su momento el Cabildo, se dedicará a aparcamientos. Toda esta actuación supone una inversión de 276.000 euros.

Los promotores de la recogida de firmas siempre han alegado que no están en contra de la accesibilidad de Las Hiedras para personas en silla de ruedas, si bien consideran que se pudo haber acometido un proyecto que respetara la vegetación de los márgenes de la pista.

Esta zona “en primavera constituye un magnífico espectáculo de color donde el amarillo de las morgollanas y el violeta de las patas de gallo destacan sobre otras decenas de especies, que hoy en día están siendo recubiertas de hormigón y paredes”.

La destrucción de esa vegetación, aseguran, impide precisamente a estas personas con diversidad funcional disfrutar del auténtico tesoro natural de esa pista. El Cabildo, en cambio, ha argumentado que el espacio ya estaba antropizado porque se trataba de una vía abierta por el hombre, pero la realidad es que durante decenios la naturaleza había conquistado los márgenes con una rica flora y fauna, incluyendo las hiedras que precisamente dan nombre a esa pista.

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