Cuatro microturbinas producirán energía a partir de biogás en la depuradora de Adeje-Arona en 2024

Depuradora de aguas en la isla de Tenerife.

Tenerife Ahora

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El doctor ingeniero de Minas y jefe del Departamento de Explotación de Infraestructuras del Consejo Insular de Aguas Óscar Campo González considera de gran importancia la evolución tecnológica de las infraestructuras que se usan en Tenerife para la producción industrial de agua y, específicamente, el excelente resultado que está dando la utilización de biorreactores de membrana en las depuradoras del Noreste y la de Adeje-Arona, que producen un agua de “excelente calidad”. En esta última, está previsto que en el primer trimestre de 2024 se instalen cuatro microturbinas para producir energía con el biogás de los lodos de esta infraestructura.

Fue una de las conclusiones de su intervención, titulada Evolución de los Recursos Industriales: Desalación, Desmineralización, Depuración, en el ciclo de conferencias Cuestión de Equilibrio. El Agua en Tenerife, Tradición y Vanguardia, organizado por la Fundación Cultural Canaria de Ingeniería y Arquitectura Bethencourt y Molina, en colaboración con la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife (RSEAPT).

Campo, que calificó de “impresionante” la estación de bombeo de Adeje-Arona, explicó que esta recoge todas las aguas residuales de la comarca y está enclava muy próxima a la costa, por lo que dista de la depuradora, que se encuentra en la parte alta de El Vallito, 3,5 kilómetros. En su opinión, lo relevante es que se trata de un salto de 227 metros. “Hay pocas estaciones de bombeo en el mundo con estas características”, señaló con la intención de destacar “los retos que en el año 98 supuso esta infraestuctura, que sirve de modelo para otras comarcas de la isla”, dijo.

En este punto, quiso resaltar las dificultades que hubo que afrontar en los años 90 y principios del 2000 para adaptarse a las singularidades urbanísticas de la isla, además de que “la alta calidad turística” obligó a “agudizar el ingenio para integrar instalaciones”, como por ejemplo las de aguas residuales. En este sentido, citó los casos de la Playa de Troya o la de la Playa de Las Vistas, que pasan completamente desapercibidas y, al mismo tiempo, dan seguridad operativa con grupos electrógenos ante una falta de suministro, tratamiento de olores y equipos en redundancia, sistemas de arranque complementarios, etc.. En definitiva, defendió la necesidad de consolidar las tecnologías actuales “porque ya sabemos que funcionan” y también abogó por actualizar las instalaciones que empiezan a decaer.

El ingeniero puso de relieve el modelo de gestión que realizan el Cabildo, el Consejo Insular de Aguas y los ayuntamientos, Balten y las Empresas explotadoras que prestan estos servicios e insistió en la necesidad de “seguir al tanto de las innovaciones y las nuevas tecnologías”, a las que es necesario probar in situ. 

A este respecto, comentó que ya se han testado en la isla biorreactores de membrana, filtros de arena, tecnologías de deshidratación, de cogeneración... En su opinión, el mejor resultado es el de los biorreactores de membrana, pero “habrá que seguir experimentando y probando” con empresas del sector o con los convenios con la Universidad de La Laguna, porque “indudablemente hay que seguir avanzando”.

Desalación y desalinización

Respecto a la producción industrial del agua, aclaró que la isla cuenta con cinco desaladoras públicas, que representan el 80% del agua desalada que se produce en Tenerife y auguró que, cuando entren en funcionamiento las ampliaciones de Granadilla y Fonsalía, “el próximo año o en 2025, la producción en la isla estará por encima de los 110.000 metros cúbicos al día”.

Sobre la desalinización de aguas salobres, el jefe del Departamento de Explotación de Infraestructuras del Consejo Insular de Aguas especificó que la isla cuenta con seis desalinizadoras, ubicadas en la comarca oeste y noroeste de Tenerife, que utilizan la tecnología electrodiálisis reversible con la misión “principalmente reducir el fluoruro en el agua de abastecimiento”. Con estas infraestructura se ha conseguido que la presencia de fluoruro esté “por debajo del 1,5 mg/L, que es lo que marca la normativa de agua de consumo en vigor”.

La depuración y regeneración

Tenerife, según especificó, dispone con cuatro grandes depuradoras de aguas residuales urbanas. El técnico del Consejo Insular de Aguas destacó que desde 2017 se ha producido “un salto cualitativo en estas infraestructura, que ahora son ”estaciones depuradoras y regeneradoras de agua residuales (EDRAR), que transforman las aguas residuales en aguas con capacidad para ser reutilizadas“.

Campo citó el caso concreto de la depuradora del Noreste, que utiliza la tecnología de biorreactores de membrana, que hacen que el agua tenga una calidad “francamente sorprendente”. Esta misma tecnología se utiliza en la depuradora de Adeje-Arona, puesta en funcionamiento en 2019.

“Estas depuradoras suponen un salto cualitativo muy grande” debido a que utilizan “un reactor biológico, un lodo que tiene microorganismos, y el secreto está en las membranas, que ”son las que consiguen un producto de extraordinaria calidad, actuando como una barrera física por la que se saca el agua filtrada y que permite el paso sólo de ciertas partículas“.

Según detalló, “esa barrera tiene un paso muy pequeño, 0,04 micras, con lo que bacterias, la mayoría de los virus y un montón de elementos sólidos” no pueden superarla. De esta manera se consigue “desinfectar el agua si ningún tratamiento adicional” y cumplir la normativa española para la reutilización del agua y la europea, “realmente exigente” con las calidades para los usos agrícolas.

Respecto a los lodos que resultan de este proceso, especificó que serán sometidos a tratamientos como el secado solar, que permite suprimir gran parte de la humedad. Además, se podrán utilizar para producir energía renovable con biogás, almacenarla y aprovecharla con, por ejemplo, microturbinas. De hecho, afirmó que está previsto que en el primer trimestre de 2024 se instalen cuatro microturbinas en la depuradora de Adeje-Arona, con lo que “del biogás obtendremos dos fuentes de energía: eléctrica y térmica, que se aprovechará en los propios procesos de la depuradora”.

Campo también quiso hacer referencia a la evolución de las tecnologías digitales, de la inteligencia artificial, la computación en la nube, e sistemas autónomos, etc., avances que se pueden utilizar en el caso del agua, por ejemplo, para obtener información del estado del sistema, relacionarlo en el mantenimiento de las instalaciones y que nos permita atender cualquier incidencia.

“Ahora mismo, el programa que pilota una desaladora o depuradora describe qué es lo que está ocurriendo, también nos sirve para diagnosticar, pero tendremos modelos que empiecen a predecir qué es lo que va a ocurrir e incluso prescribir qué deberíamos cambiar para lograr la máxima eficiencia”. En definitiva, “vamos a cambiar nuestra forma de trabajar”, auguró.

El ciclo continúa esta semana con dos conferencias. Este lunes 30, a las 19:00 horas, con Juan Arévalo Vílchez, doctor en ingeniería civil y jefe de proyectos de i+D de Aqualia y Antonio García Lara, ingeniero industrial y jefe de Tratamientos de Aguas Residuales y Desalinización de Aqualia, quienes hablarán sobre las tendencias en la desalación, los problemas de adaptación desde la fase de la investigación a la de la producción, y la importancia de la colaboración pública-privada. El jueves 2 de noviembre, la materia a tratar serán los modelos de digitalización y la inteligencia artificial en los procesos y redes; de ello hablará Federico Cuyás Redondo, ingeniero agrónomo y director de DINAPSIS Canarias (Canaragua).

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