El dueño de la gasolinera La Chasnera, en Granadilla de Abona (Tenerife) ha alegado este lunes en el juicio en el que es acusado de un delito de blanqueo de capitales que ignoraba que el hombre al que compró otra gasolinera en Arafo arrastraba varias deudas, estuvo en busca y captura y actualmente permanece preso en Sevilla.
La Fiscalía sostiene que ambos se pusieron de acuerdo para eludir estas deudas y para ello el empresario privado de libertad habría simulado la venta de una gasolinera en Arafo, varias fincas y una empresa de extracción de aguas pero no la empresa titular.
La defensa del dueño de La Chasnera alega que tras varias comprobaciones verificó que sobre estas propiedades no había ningún tipo de deuda, con lo cual estaban totalmente libres de cargas, por lo que no se puede hablar tampoco de frustración en la ejecución de un fallo.
La Fiscalía solicita para cada uno de los procesados ocho años de cárcel, multas de 100.000 euros, que devuelvan el dinero del que supuestamente se apropiaron y el pago de una indemnización de 1,7 millones en caso de ser condenados.
El juicio fue suspendido en enero precisamente con el fin de escuchar el testimonio del vendedor, que en aquel momento no había podido ser localizado y que en la primera jornada de la vista oral en la Audiencia de Santa Cruz de Tenerife ha ratificado que sobre las propiedades que vendió no había ninguna orden de embargo.
Ambos acusados han declarado que la venta cumplió con todos los requisitos legales y se llevó a cabo de forma “razonable”, y aunque el vendedor admitió la existencia de las deudas dijo que éstas jamás afectaron a los bienes que vendió, o al menos él no tuvo conocimiento.
Las defensas apelan a que en su momento hubo otro juicio sobre la misma cuestión pero por el delito de estafa, en el que el vendedor fue condenado entonces al pago de 299.000 euros, cifra idéntica a la reclamada ahora, y a cuatro años de prisión, por lo que se está ante “cosa juzgada”.
El juicio continuará mañana martes con la declaración de más testigos y las conclusiones finales, en las que en principio las defensas anuncian que mantendrán la inocencia de sus clientes.