Gran Canaria más allá de Mogán: una ruta por el oeste insular para viajeros intrépidos o locales con ganas

Colores intensos en Los Azulejos, uno de los parajes más bonitos de Gran Canaria.

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El tramo de costa que media entre el Puerto de Mogán y el Puerto de Las Nieves, en Agaete, es el trozo de isla más auténtico y ‘virgen’ que ha llegado hasta nuestros días. En poco más de 62 kilómetros (menos de hora y media en coche sin paradas) se concentran gran parte de los mejores paisajes grancanarios. Desde la GC-200 puedes bajar hasta la costa en lugares míticos como Venegera, Tasarte o Tasartico; toparte con rincones mágicos como el futuro Parque Nacional de Guguy o aprovechar algunas rutas de alta montaña (la GC-605 desde Mogán hasta Ayacata o la GC-210 que sube hasta Acusa y Artenara desde La Aldea –donde hay joyas como Tifaracal-) para acercarte hasta el centro de la isla por rutas poco transitadas por los turistas. También es un lugar único por su diversidad de ambientes y paisajes; una ruta a media altura que te acerca a los riscos de Inagua (una reserva natural integral que permanece cerrada a cal y canto al turismo) y te deja ver pinares, buenos palmerales y lugares de gran belleza como las cabeceras de Tasartico o las frondas que cuben el Barranco de Guayedra. Aquí vas a encontrar lugares donde se puede rastrear esa isla que ya casi no existe. Una isla dónde hay naturaleza en mayúsculas, paisajes espectaculares, algunos yacimientos arqueológicos de importancia y pueblos muy auténticos.

Inicio de ruta en el Puerto Mogán.- Uno mira todas las guías turísticas, los artículos en prensa especializada y los posts de los ‘influencers’ y sobre todas las cosas se destacan la Playa de Mogán y su pintoresco puerto deportivo (y la urbanización de casas al más puro estilo mediterráneo). Y sí. Es bonito y da para un paseo y un par de fotos. Pero pocos son los que se internan por las callejuelas del antiguo barrio marinero de Mogán para llegar hasta el Mirador del Puerto de Mogán (Callejón las Conchas, 26). Aquí te vas a encontrar con vistas alucinantes, pero también con un laberinto de callejuelas que esconde casitas sencillas pero muy lindas de ver –una auténtica ‘medina’ en miniatura-. El otro gran punto de interés de esta parte de la costa es la Zona Arqueológica de Cañada Los Gatos (C. la Puntilla, sn), uno de los mejores ejemplos de aldea aborigen que se puede visitar en toda Gran Canaria –no dejes de ver la necrópolis de la parte alta del yacimiento-. Para valientes queda subir hasta la loma dónde está la Casa de las siete esquinas (acceso desde GC- 500) otra de las construcciones prehispánicas singulares de Gran Canaria.

Ya en ruta puedes hacer varias paradas antes de internarte en la zona más agreste y (para nosotros) bonita de la isla. El Molino de Viento (María Dolores Navarro Ramírez, 1 –acceso desde GC-200) es uno de los pocos molinos tradicionales que quedan (nosotros lo hemos visto por dentro pero ahora está cerrado por restauración); la Casa del Curato (Paseo del Curato, sn) es una de las mejores muestras de arquitectura tradicional ‘rica’ de la comarca y también merece la pena la Iglesia de San Antonio de Padua (San Antonio de Padua, 5) que aunque es de principios del XIX guarda algunos rasgos de la arquitectura eclesiástica rural canaria. Ya carretera arriba hay que dejarse asombrar por los cantiles que llevan hasta el Lomo de la Montaña Tauro (un lugar de difícil acceso que es un verdadero paraíso) y las vistas que culminan en el Mirador de Veneguera (GC-200). Para. Tómate tu tiempo. Y disfruta. Aquí empieza esa Gran Canaria salvaje que recuerda lo que debió ser la isla antes del cemento, la autoconstrucción y la destrucción de su riqueza natural y cultural.

Un tramo de carretera glorioso.- 22 kilómetros separan el Mirador de Veneguera y La Aldea de San Nicolás. De una tacada apenas demanda media hora de conducción tranquila. Pero la cantidad de cosas que ver son tantas y las posibilidades de desvío tan atractivas que aquí podrías pasar un día entero. Nosotros te proponemos tres planes para que aproveches la jornada. El primero es llegar hasta las Casas de Los Almácigos, un pequeño pago del pueblecito de Veneguera –GC-206-. Aquí vas a encontrar un pequeño grupo de casas tradicionales con muchos siglos acuestas. Lo interesante de estas viviendas es que se trata de sencillas construcciones rurales. Nada de cal. Sólo piedra viva, teja y madera. Merece la pena hacer el pequeño desvío para verlas. La segunda parada obligada es el Monumento Natural de Los Azulejos (GC-200), uno de los paisajes más bonitos y singulares de la isla. Y el tercero es tomar el desvío hacia Tasartico (GC-204) para ver la parte alta del futuro Parque Nacional de Guguy. Llegar hasta la costa no es mal plan, pero si vas con poco tiempo merece hacer los primeros kilómetros de la carretera para ver las pequeñas masas de vegetación rupícola que crece a los pies de la Montaña de Horgazales. Sólo para ver desde aquí los riscos que conducen a los pinares de Inagua merece la pena el rodeo. Desde Tasartico parte uno de los senderos que se internan en Guguy y que culminan en su preciosa playa.

SENDERO GUGUY

La Aldea; la isla dentro de la isla.- Hasta hace pocos años llegar hasta La Aldea era algo así como una aventura para los propios habitantes de la isla. Hoy, una obra faraónica de túneles y puentes está acercando este pueblo remoto a la costa norte grancanaria (y por ende a Las Palmas de Gran Canaria). Se va a ganar en velocidad y seguridad. Pero se han perdido algunos tramos de carretera gloriosa –hablando de manera muy egoísta ya que para la gente de estos pagos era un verdadero problema-. La Aldea es un pueblo agrícola rodeado de tierras de labor e invernaderos. Las últimas muestras de arquitectura tradicional y los viejos huertos pueden verse en Tocodomán y en torno a la Plaza Vieja del casco urbano. El resto del paisaje agrícola del municipio está dominado por inmensas praderas de plástico que resguardan las fincas de tomates (principal actividad económica de esta parte del territorio insular).

La mayoría de los puntos de interés del municipio están en la costa, junto a la Playa y el Puerto de La Aldea. Acércate a ver El Charco, una lagunilla de aguas salobres que culmina una zona de humedal (la Marciega) en la que las aguas subterráneas que bajan de las cumbres de la isla se juntan con las del mar –un lugar donde se pueden ver multitud de aves-. Aquí puedes ver el Centro de Interpretación de Los Caserones (Gabarra, sn), un pequeño museo de sitio en el que podrás descubrir los tesoros patrimoniales de la zona (a pocos metros puedes ver una necrópolis prehispánica –Lomo del Carmen- y algunas casas prehispánicas cerca de la carretera GC-173). Ándate hasta el puerto. Es bonito de ver. Un plan fuera de ruta.- Desde el almacén del puerto (hoy centro de información) parte un senderillo que lleva hasta la Playa de El Puerto. El camino apenas demora diez minutos y la pequeña playa es muy bonita.

Restos de una carretera endiablada.- Hoy la moderna GC-2 sale de La Aldea y enfila Agaete en un verdadero alarde de ingeniería que a día de hoy llega hasta el barrio de El Risco. Son apenas 10 minutos de puentes y túneles que desafían la lógica de la orografía del lugar. Esta carretera continuará bajo Faneque para unir La Aldea con el norte de Gran Canaria en apenas 15 minutos. Para ver los restos de la antigua carretera hay que dejar la moderna ruta en la primera salida y buscar la vieja GC-200. La mayoría de los viajeros llega hasta el Mirador del Balcón (GC-200) desde donde puedes ver desde las alturas la llamada Cola del Dragón, una sucesión de acantilados que empieza a los pies de Tamadaba y culmina en la Punta de La Aldea (las vistas sobre Agaete y la vecina Tenerife también son gloriosas). Pero no es mala idea seguir un par de kilómetros más hasta el Andén Verde (GC-200) donde podrás ver el tramo de la carretera vieja que ya ha sido cerrado y que empieza a sucumbir ante el avance de la naturaleza. Las vistas aquí también son impresionantes.

Un plan genial para El Risco.- El Risco se encuentra justo antes de llegar a los paredones verticales de Faneque. Con la nueva carretera, que deja atrás las peligrosas curvas del Andén Verde (para nosotros uno de los tramos de ruta más hermosos que había en la isla) desde La Aldea se llega en apenas diez minutos. El pago es un barrio de Agaete donde puedes rastrear algunas muestras de arquitectura tradicional de gran calidad en un entorno natural de belleza extrema. Desde aquí parte uno de los caminos de corto recorrido más famosos de la isla: el sendero del Charco Azul. Este recorrido de ida y vuelta (3,7 kilómetros en total) lleva hasta una pequeña poza surtida por una cascada que suele llevar agua durante todo el año (aunque sea un pequeño hilo de agua a finales de verano).

SENDERO DEL CHARCO AZUL

El camino hasta Agaete.- Los últimos 15 kilómetros de la ruta transcurren, hasta ahora, por el trazado antiguo de la GC-200 (a la espera de la culminación de los túneles y puentes que reducirán el tiempo entre Agaete y La Aldea a unos 15 minutos). En el tramo que transcurre junto a los riscos de Faneque te puedes hacer una idea de cómo era la carretera en la zona del Andén Verde. Aquí tenemos dos puntos de interés: el primero es un pequeño yacimiento arqueológico que se encuentra al pié de la propia carretera. Las Casas de Guayedra (GC-200) son un conjunto de tres viviendas de tiempos prehispánicos de las que pueden verse parte de sus muros exteriores e interiores. El lugar cuenta con paneles informativos que facilitan la comprensión del espacio. El otro lugar superlativo es el Barranco de Guayedra. Este es uno de los lugares más hermosos de Gran Canaria. El barranco cuenta con varios yacimientos arqueológicos de importancia y un pequeño reducto de bosque termófilo. También con un pequeño resort en el que se entiende muy bien el concepto de turismo responsable. Porque desde El Redondo de Guayedra se está acometiendo la reforestación de las laderas que suben hasta Tamadaba. Si vas con tiempo y te gusta caminar no dejes de bajar hasta la Playa de Guayedra. Darse u chapuzón aquí da pedigrí al viajero. Las recompensas son unas vistas brutales y la oportunidad de disfrutar de la mejor puesta de sol a pie de mar de toda la isla.

COMER EN LA GC-200

Casa Enrique (C. San José, 7 –Mogán-).- Uno de los mejores lugares del sur de Gran Canaria para comer muy bien y con un precio ajustado. Platos de la gastronomía tradicional pero con un toquito de creatividad que se agradece. Materias primas de grandísima calidad donde prima la filosofía del kilómetro cero –atún con mojo hervido glorioso-. Atención de lujo y un cariño exquisito con los niños y niñas. Más que recomendable.

Restaurante Grill Luis (Paseo del Muelle, 8).- Nuestro preferido de toda la vida en La Aldea. La carta es amplia pero si vienes hasta aquí es para comer uno de los mejores pescados frescos de toda Gran Canaria. Gofio escaldado que quita el hipo y frituras de pescado muy bien hechas. Y la atención del personal es de diez.

Bar Perdomo (El Risco, 1).- Clásico rutero por excelencia. Ideal para desayunar si haces el camino en sentido Agaete-Mogán. Bocadillo de queso con chorizo de Teror mítico. También muy buena la tortilla de papas.

El Perola (Constitución, 19 –Agaete-).- Una institución. Para nosotros el bar más auténtico de toda Gran Canaria. No somos objetivos, porque adoramos a Pepe (su propietario) y a toda su familia. Conejo frito de altura. Ropa vieja gloriosa. Ensalada riquísima de tomates, aceitunas y cebolla morada. Y los domingos sancocho. Ver un partido de la UD Las Palmas aquí es una experiencia que trasciende lo futbolístico.

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