“El arte es mi vida y da empleo a muchas personas”

Esther R. Medina / Esther R. Medina

Elegante, simpático, humano. El diseñador de zapatos más famoso del mundo, el ilustre palmero Manolo Blahnik, dio este lunes un espaldarazo a los estudios artísticos que se cursan en la Escuela de Arte de Santa Cruz de La Palma con su presencia en el centro para descubrir una placa que lleva su nombre. “El arte y los oficios son mi vida, gracias a ellos vivo y puedo dar trabajo a centenares de personas en esta economía tan maltrecha que tenemos en Europa”, dijo. “Saquen a los chicos de la universidad y póngalos aquí a aprender estos oficios”, llegó a comentar en el recorrido que realizó por las aulas. “¿Les gusta realmente lo que están estudiando? Porque si no es así, lo mejor es que se larguen”, le espetó a un grupo de alumnos.

La Escuela de Arte, que celebra este año su centenario, ha vivido este lunes una jornada histórica con el acto de cambio de denominación del centro, que a partir de ahora lleva el nombre de Manolo Blahnik. La presencia en las instalaciones del cotizado diseñador causó un gran revuelo y las cámaras fotográficas y los móviles no dejaron de disparar ni un segundo. Alumnos y profesores no quisieron dejar pasar la ocasión de posar junto a esta estrella del diseño, que accedió con gusto a los requerimientos fotográficos y a firmar alpargatas y zapatos.

En su intervención, Blahnik aseguró que “estoy muy emocionado, y por eso voy a ser breve; La Palma siempre se ha portado muy bien conmigo y llevar el nombre de la Escuela de Arte es un broche para mi vida isleña”. “A mi abuelo le hubiera gustado muchísimo ver mi nombre en esa banderola”, agregó. Recordó que su madre “dibujaba estupendamente” y que había recibido clases “de doña Anunciación Pereira cuando era niña, algo que le marcó para siempre”. “Este reconocimiento se lo dedico a ella, que estaría muy contenta de verme hoy en una escuela como esta”. Comentó que las instalaciones docentes “me han encantado, ha sido una gran sorpresa”. “He visto aquí unos ebanistas con un futuro tremendo, unos tejidos fabulosos con unos colores maravillosos que solamente una persona atlántica puede crear”, señaló. Preguntado por la posibilidad de que colaborara con La Palma, manifestó que “a partir de 2016 podría dar lecciones, pero aquí hay gente con un talento loco, ahora he visto unos tejidos que si se hicieran en cantidad podría yo mismo comercializarlos a través de mi nombre”.

Blahnik dijo que hasta el 2016 tiene la agenda repleta, pero, a partir de entonces, pasará temporadas más largas en La Palma, una isla con cuya conservación se mostró crítico. “Habría que cambiar el plástico de los invernaderos, y en lugar de blanco, debería ser verde si realmente piensan que los plátanos van a ser más productivos, pero con esos plásticos, están violando la naturaleza”, indicó. También mostró su rechazo a la construcción de hoteles.

El diseñador estuvo accesible y amable, y respondió con simpatía a todas las preguntas que se le formularon. “Los zapatos para hombres son aburridos, yo también los hago, pero con unos colores que son insoportables, hoy me iba a poner unos pero tengo el tendón un poco mal”, confesó. Para que unos zapatos de mujer sean elegantes, expuso, deben tener “feminidad, diseño y calidad”.

La directora de la Escuela de Arte, Ángeles Expósito, emocionada por la presencia de Blahnik, comentó que el centro lleva a ahora “el nombre de un palmero universal, de una persona que ha transformado un oficio tradicional en una creación artística, y por ello pensamos que cualquier tarea que puedan iniciar nuestros alumnos en la vida puede llegar a la más alta dignidad si se cuenta con la preparación adecuada y se pone el empeño y la ilusión hasta conseguirlo”. “Es para esta escuela un honor llevar su nombre, le agradecemos muchísimo las facilidades que nos ha dado y que nos honre hoy con su presencia en esta escuela centenaria por la que ha pasado mucha gente y por la que esperamos que siga pasando”, concluyó.

Al descubrimiento de la placa asistieron las autoridades insulares y locales, así como un nutrido grupo de amigos de Blahnik, a los que abrazó y con los que se fotografió. El diseñador que ha 'vestido' los pies de las mujeres más elegantes de la esfera internacional, se mostró amable y humano. Bajó del Olimpo en el que viven los dioses del diseño y confesó con naturalidad, en “un español oxidado”, que el discreto apósito que llevaba en la cara era debido a un corte que se había hecho cuando se estaba afeitando esta mañana. Para la ceremonia eligió un traje gris, con su ya clásica pajarita, pañuelo amarillo y zapatos negros. En tono humorístico comentó: “Gracias a Dios que los árabes y los rusos todavía siguen comprando y yo puedo vivir del arte”.

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