Rutina y conocimiento

Se es consciente del temor al proceso de ahorro de número de horas de trabajo humano en relación con la incorporación de las máquinas al proceso productivo, pero no sé si con la misma intensidad que se tuvo en las anteriores revoluciones tecnológicas. Desconozco el desasosiego de la escribanía con la aparición de la imprenta o de los medios de transportes tirados por animales ante la irrupción del ferrocarril. Seguro que aportaba incertidumbre la continua mecanización de los procesos productivos, generando la consiguiente especialización productiva.

No obstante, donde había un obstáculo, aparecía una oportunidad. De este modo, en lugar de añorar tiempos pasados como mejores, será mejor reposicionarse hasta la figura de la creación como generación del conocimiento. Es decir, en lugar de experimentar ser sustituido por una máquina, tal vez haya que ser la persona que crea la máquina.

Hay innumerables prospecciones sobre la posibilidad de la pérdida de los denominados empleos tradicionales en las que, a más bajo nivel educativo, más riesgo de automatización, junto a la aparición de otras ocupaciones inimaginables actualmente. No obstante, es amplia la probabilidad de que se producirá un aumento del desempleo tecnológico debido a que las formas de ahorrar horas de trabajo humano es más veloz que la forma en la que se crearán otras nuevas tareas.

La implementación de procesos de robotización se daría, principalmente, en ocupaciones altamente rutinarias que consisten en tareas ligadas a los procesos industriales de bienes corporales. Como contrapunto, tiene mayores complicaciones el automatizar ocupaciones ligadas al sector servicios que requieren flexibilidad y adaptabilidad, más allá de los que el componente de conocimiento humano y su puesta a disposición son imprescindibles.

Pero aparte de la destrucción/creación de empleos, también está la propia deslocalización de estos, de forma que las nuevas tecnologías fomentarán la posibilidad de prestar nuestros servicios en cualquier parte del mundo, pero, aunque la intuición humana y la adaptación a la improvisación son factores a tener en cuenta, el denominado big-data puede producir efectos semejantes eliminando, además, el prejuicio en la toma de decisiones, tal y como sucede en los mercados de renta variable, donde es un algoritmo el que condiciona las decisiones.

Asumiendo que somos animales de hábito, las situaciones nuevas pueden generar caos, incertidumbre y descontrol. De este modo, nos enfrentamos a situaciones donde debemos modificar ciertas rutinas, sin miedo a las dificultades con las que nos encontremos, porque, aunque no queramos, vendrán.

Por el contrario, hay que ver en el cambio una oportunidad porque los cambios son procesos necesarios de evolución. Así que, visto el panorama, hay varios canales de actuación, entre los que se encuentra la quema masiva de máquinas u otro que es el anticiparse al cambio, llenándose de conocimiento y destreza social hasta convertirse en necesario e, incluso, en suficiente.

*Economista